El último desafío de Pau
El pívot tiene la oportunidad este martes (06:40 horas) de, junto a una generación completa, abrir la última puerta: ganar al fin a Estados Unidos en unos Juegos Olímpicos.
Mientras ustedes madrugen este martes (6:40 horas), nosotros soñaremos.
Sentado en la sala de prensa del Carioca Arena justo después de ganarle agónicamente el partido por el bronce a Australia en los Juegos de Río de Janeiro de 2016, alguien le preguntó a Pau Gasol, que por entonces ya tenía 36 años, si le iba a quedar para siempre le espina de no haber podido ganar nunca a Estados Unidos en unos Juegos Olímpicos. Gasol no cerró la puerta aquel día, pero, seguramente, ni él ni la gran mayoría de los que estaban allí podían pensar que, cinco años, una lesión grave y una pandemia después, el destino le iba a dar la oportunidad de poder vengar las derrotas de Atenas, Pekín, Londres y Río. Con 41 años, es otro Gasol. Pero es la misma leyenda y, quienes le rodean, parte de la histórica generación que le ha ido acompañando en este viaje que tiene su última estación en Saitama. Pero no tiene por qué tener su último día.
"Este martes será un día grande", dijo Jorge Garbajosa, ahora presidente de la FEB, campeón del mundo con Pau en Saitama (2006) y compañero en la mítica final del Wukesong (2008), para subir la moral de la tropa justo después del sorteo. Porque puede decirse que el golpe fue doble. Primero, la derrota contra Eslovenia después de un partido bien planteado y bien jugado, pero mal definido. Y luego, la bomba que supuso un cruce con Estados Unidos que se olía en las entrañas del Saitama Arena.
"Tenemos que rejuvenecer en 24 horas", resumió con ingenio Scariolo. Y esa es la cruda realidad. Veteranos como Pau, Marc, el Chacho o Rudy tendrán que hacer un esfuerzo ímprobo para tener sus cuerpos a punto. También Llull, que se quedó con una espina en aquella semifinal de Río (sólo cinco puntos en 31 minutos). O Ricky, que aquel día también estuvo especialmente desacertado (cero puntos con 0/4 en lanzamientos de dos y 0/2 en tiros libres). Y si las piernas le fallan a los mayores, los jóvenes están obligados a un esfuerzo: Willy, Abrines, Abalde o Garuba, que estuvo muy perdido en el partido contra Eslovenia. Para Ricky, el partido también supone un desafío personal. Un jugador de su nivel, superélite, al que tienen dando tumbos de Phoenix a Minnesota y de Minnesota a Cleveland. El partido lo va a ver medio mundo. Es un escaparate global para el base de El Masnou.
0-11 en duelos olímpicos
La estadística es cruel con España. Ha perdido sus once enfrentamientos olímpicos contra Estados Unidos, más uno por incomparencia en los Juegos de 1936, cuando estalló la Guerra Civil. Y sí, también hay un rival. Estados Unidos es mejor equipo que cuando ganó a España en Las Vegas (83-76). Entonces estaba envuelto en una maraña de aislamientos y semiaislamientos por el COVID-19 que dejó en casa a Bradley Beal y llevó a los Juegos a Keldon Johnson. También de lesiones. Kevin Love se esfumó y llegó JaVale McGee. Tampoco estaban Booker, Middleton y Holiday, que disputaban las finales de la NBA. Ni siquiera es el equipo que perdió en el debut contra Francia y en el que se especuló con grietas en el vestuario por la ligereza de los sistemas de Popovich... El Team USA es una selección llena de talento encabezado por una leyenda ganador de todo, Kevin Durant; empujada por un crack como Damian Lillard y rodeada por los mencionados Booker, Middleton y Holiday más Tatum, Adebayo, LaVine... Un equipo difícilmente accesible.
Si para Pau es un último desafío, para Scariolo también es un reto poner en marcha en sólo 24 horas mecanismos que, al menos, puedan hacer dudar a los estadounidenses. Impedirles que, como tantas otras veces, cierren todos los caminos y cieguen a España y encuentren su manera de jugar. No parece fácil, pero la Selección ha subido muchos ochomiles. Este se resiste hace tiempo. Y posiblemente siga negándose después de este martes. Lo que es seguro es que esta generación y su líder, Pau Gasol al frente, tienen arrestos para intentarlo.
Mientras ustedes madruguen, nosotros soñáremos.