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JUEGOS OLÍMPICOS | HOCKEY

¡A cuartos en el último minuto!

Los Redsticks empatan contra Australia con un penalti-córner tarnsformado por Pau Quemada a falta de 55 segundos. Alegría incontenida de los españoles.

La Selección, en el césped.
RFEH

Los Redsticks lo merecían. "Estoy agotado, no puedo hablar. Somos España y somos capaces de todo. Nos queda mucho por demostrar", comentó Quique González, exhausto y emocionado después del encuentro ante Australia que clasificó a la Selección española para los cuartos de final (1-1). "Queremos más, no nos conformamos. Vamos a más". La apoteosis inunda una selección que se ha visto contra las cuerdas pero que ha remontado como un gigante.

Y eso que el día empezó gris. O negro. Las fuertes lluvias que cayeron sobre el Estadio de Oi de Tokio impidieron que el partido arrancase a las 3:00 (hora española). La pista azul era una piscina. Pero, en una hora, todo estaba ya preparado, incluso el cielo medio despejado. Rodó la bola y España se lanzó a por los cuartos ante un rival que lo había ganado todo, favorita a las medallas sin discusión. Debía puntuar para no depender de terceros... ni de 'biscottos'.

El guion del partido era el esperado. Australia dominó al comienzo, consciente de que quería apaciguar a los Redsticks con un gol madrugador. Y este llegó en el segundo cuarto, cuando el 0-0 parecía inamovible. Pero Tom Wickham anotó de penalt-córner. No le quedaba otra a la Selección de Fred Soyez que lanzarse al ataque. Y, a lomos de David Alegre y Xavi Lleonart, estiraron líneas, presionar más arriva y se fueron a por la clasificación. "Defendimos muy bien ante un gran equipo", señala Álex Alonso.

Pau Quemada, el artista del penalti-córner

No era fácil penetrar la defensa aussie. Un equipo que apenas recibe goles y que destruye a sus rivales al contraataque. Pero los de Soyez, que han pasado por situaciones límite en estos Juegos después de perder ante India y Nueva Zelanda (iban ganando 3-2 en el último cuarto), han demostrado un carácter férreo. "Les dije que jugaran con pasión, con corazón. Llevamos ya cinco años juntos", apuntó Soyez.

La alegría se desató cuando, a fata de diez minutos, la Selección anotó el 1-1. Falsa alarma. La bola tocó antes en el pie del atacante español. El repaso del vídeo lo confirmó. La clasificación directa se iba esfumando con el paso de los minutos. Todo hacía indicar que habría que estar pendiente del Argentina-Nueva Zelanda y rezar para que no empataran, un resultado que les valía a ambos y dejaba fuera a España. Lo que hubiera sido lógico.

La Selección, nerviosa, con el corazón en un puño, dispuso de dos penalti-córner que se estrellaron contra la defensa australiana o se fueron fuera. Pero, a falta de 54 segundos, Pau Quemada, que ya acumula cuatro goles, marcó. "Tiene una manera única de lanzar. Ya sabemos lo bueno que es", dijo Alonso. Los jugadores acabaron llorando, tirados en el suelo suelo aún húmedo. Uno de ellos era David Alegre, que afronta sus últimos Juegos. Y lo hará como quería: peleando un puesto en la semifinal. "Hay que pelear por los que somos jóvenes y por los mayores que nos dejan este legado".