La frustración del triatlón
Mola (10º), Alarza (12º) y Noya (25º) pagan su mala natación en el agua caliente (30º) de Tokio. El noruego Kristian Blummenfelt, campeón olímpico.
El triatlón de la supervivencia, el de la fiebre, fue para un hombre venido del frío, el noruego Kristian Blummenfelt (1:45:04), que acabó destrozado, vomitando, en la meta de la Bahía de Odaiba. Un triatlón en el que la temperatura (agua a 30º grados y aire a 28) y la humedad (68%) condicionaron el día, aunque no fueron determinantes. Una carrera de eliminación en la que Mario Mola terminó décimo (a 1:09), Fernando Alarza 12º a 1:18 y Gómez Noya, 25º (2:42). "Es frustrante", resumió el gallego, que cierra su relación con el triatlón olímpico después de haber sido plata en 2012 y perderse Río 2016 por una caída a un mes de la cita.
Los españoles jugaron con fuego en el agua. Noya, Mola y Alarza salieron muy atrás tras los 1.500 metros de natación, a 40 segundos de los mejores. Con uno de los Brownlee (Jonathan, el doble campeón Alistair no fue seleccionado) en modo kamikaze en una bahía caldosa, a él se pegaron el actual campeón mundial, el francés Vincent Luis, el ruso Igor Polyanskiyi, el alemán Jonas Schomburg, el neozelandés Tayler Reid y el sudafricano Henri Schoeman.
El grupo 'patanegra', sin embargo, no se entendió en el segmento de bicicleta (40 km). De eso se beneficiaron los españoles, en un tercer convoy, que tuvieron que emplearse a fondo para conectar con el gran vagón que luego acabó fundiéndose con los de delante. Tras la congoja, la esperanza. Pero con los pulmones recalentados y las piernas tiesas. "Pagamos el esfuerzo en los primeros 20 km de bici para enlazar", reconoció luego Mola, que no echó la culpa al clima: "Las condiciones fueron más benévolas de lo esperado".
Noya, cinco veces campeón mundial y el abuelo de la prueba con 38 años, jugaba la baza de su experiencia. Había pasado dos meses en la 'sauna' de Cozumel, en el Caribe mexicano, sometiendo a su cuerpo a sesiones de hipertermia para poder hacer frente a la nueva hornada y al reto tokiota. Y el triple campeón mundial Mario Mola (31 años), el más tapado de todos durante el año de la pandemia, estaba en la situación ideal en la última transición. En la pomada antes del segmento de carrera (10 km) donde revienta a sus rivales, y donde también se posicionó bien Fernando Alarza (30), que aclimató su cuerpo entrenando en saunas y en el bochorno de Alicante.
En las calles de Tokio, rodeados de enormes edificios, con el sol quemando la piel, la Triarmada tenía opciones de pelear por metales. Con bandas de refrigeración en la cabeza, se dispusieron a la batalla final. Pero el sufrimiento previo acabó por enterrarles. El británico Alex Yee, un atleta metido a triatleta que ha competido incluso en Europeos de 10.000, metió la directa y al final se colgó la plata por detrás de Kristian Blummenfelt. El neozelandés Hayden Wilde cerró el podio. El triatlón olímpico le sigue siendo esquivo a Mola ("estoy contento por no haber tirado la toalla porque podía haber acabado el 25", se consoló). Y Noya virará a la larga distancia. Otras medallas que se escapan...