JUEGOS OLÍMPICOS
Por qué en Japón la gente no se vacuna: el plan opuesto al resto del mundo
Uno de los países más ricos del mundo cuenta con una baja tasa de inmunizados, y en Tokio la población mira los Juegos como la opción perfecta para que los contagios aumenten.
Hace dos semanas, el 12 de julio, Tokio entró en su cuarto estado de emergencia, el cual se mantendrá hasta el 22 de agosto. La medida busca frenar el aumento de casos en la región y provocó de paso el último golpe a los Juegos Olímpicos, que comienzan este viernes.
En marzo el país ya había anunciado que no iba a permitir el ingreso de turistas extranjeros, y la última medida le cerró la puerta a los nacionales que querían asistir a las competencias. Por primera vez en la historia, la cita se disputará con las tribunas vacías, y rodeada de estrictas medidas: cuarentenas, restricciones y aplicaciones de geolocalización, son algunas de ellas.
Sin embargo, un rasgo también distingue a Japón en estos días: su baja tasa de vacunados. Hasta hoy, sólo el 23 por ciento de la población cuenta con su plan completo, siendo el último de los países más ricos de la OCDE. Y no sólo ellos. Chile, por ejemplo, ha inoculado al 61 por ciento de su población. España lleva el 52 por ciento.
¿Pero qué hay detrás de esa cifra? En Japón el foco no está puesto en la vacuna. Quieren que el virus se deje de propagar. La intención es reducir al mínimo la transmisión, y por eso han endurecido las restricciones para el comercio y las actividades no esenciales.
A eso se suma la lenta aprobación de las vacunas y una cultura médica conservadora, con una visión completamente opuesta a occidente, donde la intención es inmunizar a la mayor cantidad de gente en el menor tiempo posible.
Por esta razón, la realización de los Juegos ha generado críticas y preocupación en Tokio: sólo el 22 por ciento de la gente está a favor de los Juegos. En las calles de la capital no hay ambiente, y alejándose de la Villa Olímpica, casi no hay rastros de ellos. Toyota, uno de los máximos auspiciadores, bajó sus anuncios en televisión y su presidente no asistirá a la ceremonia de apertura.
El evento que se organizó para exhibir a una de las potencias más grandes del mundo hoy se hace por salir del paso. Lo sostienen los millonarios acuerdos televisivos, y el esfuerzo de cerca de 11 mil deportistas que se han preparado durante cinco años para esto.