Thomas Bach no descarta una fecha distinta al verano
El presidente del COI analizó en una teleconferencia el nuevo escenario, con el aplazamiento a 2021. "La cancelación también estuvo sobre la mesa".
El Comité Olímpico Internacional busca fechas en 2021 tras el aplazamiento de los Juegos de Tokio, que debían comenzar este 24 de julio y acabar el 9 de agosto. Y Thomas Bach, su presidente, se descolgó hoy con una posibilidad chocante, que no sean en unas fechas similares a las de 2020. “Las posibilidades no están restringidas a los meses de verano. Todas la opciones están contempladas”, dijo en una teleconferencia con medios de comunicación después de rendirse el martes a la evidencia de la expansión global del coronavirus. La primavera es una posibilidad.
“Es un desafío. Hay que consultarlo ante todo con las 33 federaciones internacionales. Es el primer paso. Después tendremos que tener en cuenta el calendario deportivo y otras muchas cuestiones. La decisión sobre las nuevas fechas estará tan pronto como sea posible”, explicó.
La idea de la primavera (más en concreto finales de marzo o el mes de abril), fue apuntada en L’Équipe por Christophe Dubi, director de deportes del COI: “Vamos a estudiar con gran detalle el calendario de las competiciones, de los mundiales y los continentales y con eso tendremos un mapa completo que nos permitirá elegir la mejor fecha. Es el trabajo prioritario”.
Llevar los Juegos al verano supondría mover los mundiales de atletismo (Eugene, EE UU, 6-15 de agosto) y natación (Fukuoka, Japón, 16 julio-1 agosto) y quizá distanciar los de gimnasia (Copenhague, Dinamarca, 18-24 octubre), los tres pilares del olimpismo. Pero todas las federaciones internacionales han mostrado su disposición. La Eurocopa y la Copa América de fútbol, también aplazadas por el COVID-19, se recolocaron ya entre el 11 de junio y el 11 de julio de 2021. Y trastocar los calendarios de grandes ligas profesionales (el fútbol europeo, la Champions, NBA...) o circuitos como el del tenis o el golf, parece una idea harto arriesgada que abriría una brecha entre los organizadores privados y el COI.
Pero la idea de la primavera atrae por las mejores condiciones climatológicas. En 2019, el termómetro alcanzó en julio máximas de 36 grados que combinadas con un 80% de humedad resultaban una combinación explosiva para los deportes de resistencia. De hecho, se optó por trasladar la maratón y la marcha a Sapporo, a 800 kilómetros, para mitigarlo después de la traumática experiencia de los pasados Mundiales de atletismo en Doha.
“Estamos ante un enorme puzzle en el que, si quitas una pieza, todo se rompe”, reconoció Bach. Otra pieza principal es la Villa Olímpica, un complejo para 11.000 deportistas en la Bahía de Tokio cuyos apartamentos ya estaban vendidos en su mayoría para ser entregados a la conclusión de los Paralímpicos (6 de septiembre).
“Este es uno de los cientos de asuntos que tenemos que afrontar”, advirtió el alemán, campeón olímpico de esgrima en Montreal 1976. “Por supuesto esperamos y haremos todo lo posible para que siga siendo la Villa Olímpica, porque es el corazón de los Juegos, lo que les hace únicos. Pero estamos ante una situación sin precedentes. Debemos encontrar la mejor solución en las actuales circunstancias”, repasó.
El diario Nikkei ha estimado que aplazar un año los Juegos supondrá para Japón un gasto extra de 2.490 millones de euros. Un puzle carísimo y de difícil conclusión al que le faltan las fechas para seguir encajando partes mientras el reloj corre.