Snowboardcross: 100 licencias en España y un bronce olímpico
La medalla de Regino es fruto de un profundo trabajo de tecnificación de una estructura creada en 2010 y que ha visto crecer a tres riders como él, Eguibar y Laro Herrero.
La medalla de snowboardcross española de Regino Hernández tiene mezcla de milagro y de buen trabajo específico de la Federación de Deportes de Invierno (RFEDI). Apenas hay 100 licencias en el país para esta disciplina de la que Regino y Lucas Eguibar han sido alumnos aventajadísimos de las enseñanzas de Israel Planas, su entrenador, fallecido en 2017, que comenzó con ellos en 2010, cuando se creó la estructura de SBX de la Federación Española, un grupo que terminó siendo una familia formada por Regino, Luki y Laro Herrero.
En los comienzos, Regino cuenta que Planas les enseñó a montar en tabla “desde cero” para quitarles todos los vicios adquiridos: “La gente que nos veía por las pistas se creía que éramos principiantes, porque volvimos a partir desde cero, de la técnica base en las curvas y también de los saltos”. El ceutí de Mijas tenía los conocimientos adquiridos de su época de freestyle, que le sirven ahora, pero muchos los tuvo que olvidar…
Otro inconveniente que se encontraron fue el hecho de no tener un circuito de snowboardcross permanente en España, por lo que viajaron por medio mundo para ir puliendo sus facultades. Muchas horas pasaron en la Casa de España de Saas Fee (Suiza), pero pronto empezaron a ver resultados estos riders. Primero Regino fue campeón del mundo júnior en 2011, luego Eguibar logró el mismo título en 2013. Quedaba brillar con los absolutos. Eguibar destacó primero a nivel individual, con la Copa del Mundo en 2015 y la plata mundial individual en 2017 en Sierra Nevada. Por equipos, Regino y Eguibar formaron una pareja mágica que alcanzó otra plata mundial. Pocos días después, Israel Planas, el técnico que alumbró el snowboardcross, falleció. El futuro parecía incierto para un equipo que parecía madurar.
La Federación reaccionó contratando a Simone Malusa, un antiguo rider italiano, que ya había trabajado con los españoles. Los entrenamientos cambiaron, Malusa le dio un enfoque diferente, pero que ha servido de continuación para un proyecto que nacía con vocación de medalla olímpica y ha encontrado sus frutos. La clave del éxito: una pizca de suerte, pero sobre todo confianza y trabajo en unos chicos fabulosos.