“Quiero enseñar a chicos a que no sufran lo que yo en el Betis”
Manuel Jesús Vázquez marcó en 2013 al Vitoria de Guimaraes el gol que le daba a los verdiblancos el pase al playoff de Europa League.


Chuli (Huelva, 1991) había llegado a Heliópolis tras marcar muchos goles en pocos meses como futbolista del Recreativo. El Betis pagó 600.000 euros por él pero no estaba el horno para muchos bollos jóvenes: allí jugaron en la 13-14 competición europea, pero se marcharon a Segunda irremisiblemente, con apenas 25 puntos. Con Jorge Molina y un renqueante Rubén Castro por delante, Chuli apenas duró año y medio en el Villamarín y en enero de 2015 fue cedido al Leganés para comenzar un largo periplo por equipos de distintas categorías: Almería, Getafe, Lugo, Extremadura, Recre (su Recre), Hércules, Lleida y desde el verano pasado, Orihuela, en Segunda RFEF, donde disfruta de su otoño como futbolista. As charla con él sobre aquel gol en Guimarães, de su carrera, del Betis y de la salud mental en una profesión muy tendente a los dientes de sierra emocionales: la del delantero de elite.
¿Cómo recuerda aquel gol en Guimaraes?
Pues muy bien. Yo no estaba jugando mucho y por supuesto no fui titular aquella noche. Salté al campo con 0-0, en el minuto 82. Había calentado durante mucho tiempo y Pepe Mel (técnico del Betis entonces) decidió que me volviera al banquillo. Quedaba un cambio, solo había tres entonces, así que yo pensé que iba a sacar a otro jugador. Pero de repente le dio un chispazo a Mel y me dijo: ‘sal corriendo’. Yo estaba preparadísimo, había calentado mucho y siempre tengo la ropa puesta.
Era una noche lluviosa y se hizo la locura con su 0-1 en el 94′.
El campo estaba muy rápido. Si no está así, el gol no entra como lo hizo, medio llorando, porque remato mal. Sé lo que hice en la celebración porque lo he visto por la TV, pero en realidad no lo recuerdo: me tiré a una cámara, me agarré a Jorge Molina... Sí, una locura.
¿Su mejor momento en el Betis?
Sin duda. Yo venía del Recre, tenía 21 años. Dos años antes estaba con el filial de Tercera. Sergi Barjuán me dio la ocasión de jugar mucho en Segunda y me abrió las puertas del Betis. Es verdad que en el Villamarín no pasaban por un buen momento institucional, pero no puedo culpar a eso. Me costó: en menos de dos años pasé de jugar delante de 500 personas a hacerlo con 50.000... con todo lo que conlleva.
“Pasé de jugar ante 500 personas a 50.000. Envidio la cabeza que tiene Dani Ceballos”
Chuli.
Y con Rubén Castro y Jorge Molina por delante.
Pero eso era un plus. Aprendí mucho de ellos. Rubén sufría una lesión un poco rara que no se le iba y yo tenía el cartel de ser su sustituto, de hacer sus goles. Casi nada. Por talento, yo creo que estaba preparado. Pero por cabeza no.
La salud mental, que tanto importa hoy en día.
Es que es importantísima. Yo, por ejemplo, coincidí allí con los primeros pasos de Dani Ceballos y valoro mucho su capacidad para quemar etapas en cuestión de días y hacerlo como si nada. Así está ahora, que se sale en el Real Madrid. Se veía que iba a otro ritmo. No le pesa el balón, el Betis, el Madrid 50.000 o 100.000 personas. Siento que tengo un talento futbolístico, pero envidio una cabeza como la de Ceballos.
¿Cree que, a otro nivel, lo suyo fue algo parecido a lo que le ha pasado ahora a otro delantero y también en el Betis, como Vitor Roque?
Puedo llegar a entender a Vitor Roque, claro. Y él mucho más, aumentado por la repercusión del Barcelona. Lo entiendo y lo he sufrido como él lo ha podido sufrir. Creo que ahora de vuelta en Brasil le va a empezar a ir bien, lo verá todo con perspectiva. Para mí, la clave está en tomarse el fútbol como lo que es, un juego. Sobre el césped manda más la cabeza que el físico o la calidad.
“Entiendo a Vitor Roque, sufrí lo que él ha podido sufrir. Sobre el césped manda la mente”
Chuli.
Si coge usted este Betis de Isco...
Pues no sé. Con Isco jugar es fácil, claro. Pero igual hubiera sido más suplente aún. Yo tuve también a grandes futbolistas al lado, como Verdú, Castro y Molina. Jorge es el mejor futbolista con el que he estado, porque es una pasada cómo facilita el juego a los compañeros. Luego también milité junto a él en el Getafe.
Molina siempre ha sido otro goleador, cómo usted.
Sí. He tenido que reordenar mi mente y liberarla para marcarlos de manera natural. He hecho goles desde muy pequeño, nací con esa intuición y ha habido años que he podido marcar un montón. Yo estoy muy orgulloso de mi carrera. De cómo soy ahora y de cómo lo disfruto.
“Me gustaría estar ligado al Recreativo y llevar a mi hija al Colombino en Primera División”
Chuli.
¿Y después de colgar las botas, qué hará?
Tengo curso de entrenador nivel II, el de scouting y también el de director deportivo. Me gusta el tema del coaching y de la mente, me encantaría enseñar a chavales para que no sufran lo que yo sufrí en el Betis. Lo principal es que entiendan que el único ruido posible está fuera de ti, que debes seguir siendo el niño que eras dentro del campo. Que la fama no te afecte ni te presione. Al final eso te distrae: ves cosas que no existen, te crees más de lo que eres.
¿Y su Recre?
Ahora no está bien, pero el fútbol es así. Yo intento disfrutar de mi equipo, cuando va bien y cuando va mal. Espero que salvemos la categoría (Primera RFEF) y que eso sea un punto de inflexión. Me gustaría llevar a mi hija, que es socia desde que nació, al Colombino en Primera o Segunda División. He pensado muchas veces en intentar estar ligado al Recre, eso sigue en mi mente.
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