El gaditano del águila en Ludogorets: “Fortuna ve los partidos conmigo”
Víctor Barrios, entrenador del símbolo del equipo búlgaro que juega contra el Betis: “A veces no sé si se considera mi novia, porque solo me pica a mí, como pasa con las parejas”.


Hace cinco años que Víctor Barrios, un gaditano de La Viña, decidió mudarse a Razgrad para cuidar, entrenar y dirigir el espectáculo que Fortuna, una hembra de águila calva americana, realiza antes de cada partido que juega el Ludogorets. Fortuna, que pasa todavía su adolescencia (tiene 17 años, cuando un ejemplar de este tipo suele vivir unos 70) se posa en el centro del campo, sobre el escudo de este equipo búlgaro que se enfrenta al Betis en Europa League. Y Víctor, que ya hizo lo propio en el Benfica y la Lazio, es el que conduce al ave durante el show.

Víctor se acerca el jueves por la mañana al hotel del Betis y varios futbolistas verdiblancos se fotografían con el majestuoso animal. El entrenador (a él no le gusta considerarse cetrero) de Fortuna es admirador del exfutbolista verdiblanco Joaquín Sánchez, paisano suyo. Por la tarde, antes del partido, el ave volverá a sobrevolar el césped para deleitar a la afición. “Los fans del Ludogorets adoran a Fortuna. Después del espectáculo la dejo que descanse un poco, que beba agua y después me voy a las gradas y veo el partido con ella, igual que si fuera una persona".
Francisco Javier Hidalgo, Son, futbolista sevillano del equipo búlgaro, ha hecho una buena amistad con Víctor y es otro de los admiradores más cercanos del Águila: “Son es muy gracioso y cuando estoy con ella en el campo y pasa alguien de otro equipo, le dice “ataca, ataca”. Pero obviamente es broma, porque el águila no ataca. ¿Incomodidades? Para ella el color amarillo representa peligro, no le sienta bien. Le ha pasado en algún estadio a donde la he llevado, como el del Botev Plovdiv, que visten de amarillo”.
“Siempre hay que tener un poco de cuidado cuando tratas con animales así, de naturaleza salvaje, pero el águila del Ludogorets es la más noble que he tratado. De hecho yo visito guarderías y los niños pequeños se tiran fotos con ella sin problemas. Nunca, ya son cinco años los que trabajo con Fortuna, ha tenido un gesto de agresividad contra nadie”, afirma Víctor mientras el animal lo mira con un gesto que cualquiera podría considerar incluso cariñoso.
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“Como ha nacido en cautividad, en un centro de cría, yo creo que ella no se considera un águila. A veces no sé si se considera mi novia, mi mujer, porque no le pica a nadie y me pica a mí, como pasa con las parejas. Al principio teníamos una casa y ella vivía en un jardín conmigo, ahora vive en el estadio del Ludogorets. Tiene un parque natural al lado. Está libre durante el día y tiene su casa para dormir por la noche. A estos animales no se les puede encerrar en jaulas”, concluye el gaditano.
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