Betzuen: “Cuando juegan los Williams, el Athletic es otra historia”
El defensa de la década de los 60 y los 70 del siglo pasado que jugó ante el Rangers en la Copa de Ferias analiza con AS la cita de esta noche. “La expulsión de la ida no se habría dado en nuestros tiempos”


Joseba Betzuen (Lemoa, 77 años) es un libro abierto del Athletic. Uno estaría horas conversando con un hombre tan afable y entrañable. El defensa de la década de los 60 y 70 del siglo pasado jugó 7 temporadas como león, 111 partidos oficiales. Luego hizo carrera, también brillante, en el Hércules. Vivió la eliminatoria de Copa de Ferias contra el Rangers de 1969, que sonrió a los escoses, tras el 4-1 de la ida y el 2-0 en San Mamés. El Athletic estuvo a un tris de pasar. La cita tiene lugar en Cokooncafé, un local que gobierna su hija a un paso del Guggenheim donde uno llega atraído por el embriagador olor a café y acaba rendido a sabores únicos matutinos relajantes y revitalizantes. Citas espontáneas que quedan en la memoria.
Al margen de ese recuerdo en competición internacional, existe un antecedente oficioso de los enfrentamientos entre el Athletic y el Rangers, concretamente en el Trofeo Joan Gamper de 1974, organizado por el Barcelona, cuando ya Betzuen había hecho las maletas hacia Alicante. Los Gers vencieron 1-0, con gol de Jardine, en un mal partido de los leones, que, sin embargo, luego doblegaron 1-0 al Ajax de Amsterdam en la final de consolación. Y hay un vínculo que pocos conocen que une a protestantes y vizcaínos: Un portugalujo fue testigo del éxito europeo del Rangers: el árbitro Ortiz de Mendibil pitó la final de la Recopa que ganó el equipo azul en 1972.
¿Cómo vio el partido de ida?
La jugada de la expulsión... si hubiera sido en el partido de hace 56 años, no habría sido roja. Porque entonces esas entradas eran normales. Habrían pitado falta, sin ni quiera amarilla seguramente. En el partido nuestro allí habría ocho entradas de esas, es fútbol. Había un contacto físico terrible, era durísimo.
Usted vio la tarjeta roja en la vuelta de San Mamés, como Johnston.
Aquí salí de lateral derecho y al extremo este le dije: “Nos habéis matado a palos allí”. Aquí en la primera jugada pensé: tengo que entrar fuerte para poner las cosas en su sitio. Pero eran tan valientes que, en la siguiente, me dio la misma él a mí. Me enganchó bien. En la expulsión me partió toda la camiseta de arriba a abajo. Yo salí del campo con la camiseta cortada. Era entonces la Copa de Ferias.
En Ibrox Park, un estadio que, tras sucesivas reformas, ha derivado en el actual Ibrox Stadium. La ida fue contundente para los ‘Gers’
Sííí. Era como San Mamés, dos campos muy similares, tipo inglés, de esos, embarrados, con la lluvia poniendo tintes épicos, el público muy encima. La gente es muy educada, muy correcta... Recuerdo que se jugó bajo la nieve y el resultado fue un jarro de agua fría. Abrió el marcador Ferguson con un remate de cabeza y, posteriormente, hicieron gol Penmanm, Persson y Stein. El tanto de honor fue obra de Javi Clemente. A punto estuvimos de remontar en San Mamés ese 4-1 dos semanas después. Marcaron Nico Estéfano y Ricardo Ibáñez. El Athletic pudo marcar un tercer tanto, que habría dado el pase a semifinales frente al Newcastle United, pero el barro frenó un balón que se iba dentro.
Había 62.000 aficionados allí metidos.
Recuerdo que la presión era terrible. Los jugadores son nobles, pero van al cuerpo a cuerpo como el toro al capote. Aquel año ganamos la Copa, la del Generalísimo.
Tiene dos.
Contra el Elche y el Castellón, grandes recuerdos.
Entrenaban en la feria de muestras de Bilbao.
En hormigón y en los días malos de lluvia, en el pabellón de la Casilla. Entonces, entrenábamos los jueves en San Mamés y por el centro estaba pelado.
“En nuestra época, salíamos y temblaba el césped y se movían las tribunas, notábamos que había un terremoto. Los rivales iban asustados”
Betzuen
¿Le gusta el actual San Mamés?
Sí, un gran estadio, pero lo de antes... ¡cómo era aquello! Salíamos y temblaba el césped y se movían las tribunas, notábamos que había un terremoto. Los rivales salían asustados. Era terrible, espectacular.
Fue el año que salieron vivos de Anfield.
Con Piru Gainza y Koldo Agirre. Aquí quedamos 2-1, ganamos, y allí nos derrotaron por el mismo resultado. Y todo lo decidió una moneda, así se desempataba. Los ingleses eligieron cara roja y salió azul. Sacamos la eliminatoria. Cuando íbamos para el campo en el autobús, era impresionante, con la policía a caballo a nuestro lado. Llegamos y estaba lleno. Toda la gente apelotonada en la banda a nuestro lado. Es el partido más grande que le he visto al Txopo, lo que paró fue impresionante. Nos dieron 25.000 pesetas a cada uno de prima. Apeamos al Liverpool, Panathinaikos y Eintracht de Frankfurt, y llegaba la ilusión de clasificarnos para las semifinales.
Volvamos al Rangers. Se enfrentaron a Ferguson, el legendario entrenador del United. Cuatro años antes el Athletic le había eliminado cuando militaba en el Dunfermline. Le había fichado por 65.000 libras, cifra récord allí por entonces.
Estuvo un par de años en el Rangers, no recuerdo nada especial de sus actuaciones.
Tres semanas después, Ferguson cometió un error en la final de la Copa escocesa contra el eterno rival, el Celtic, que le supuso cumplir con el castigo de bajar al equipo filial y su inminente ocaso en el Rangers. En fin, son dos épocas tan distintas...
El fútbol en aquella época era muy lento, ahora ha cogido un 40 por ciento más de velocidad, el balón pesaba mucho, los campos estaban muy embarrados.
Este fútbol del VAR tiene poco que ver con el de su época.
Nosotros éramos más verticales, ahora se juega de aquí para acá (lo esquematiza en la mesa con las manos), antes en tres pases, estábamos en el área, con un delantero siempre de referencia. Todo ha cambiado una barbaridad. Solo con decirte el ejemplo del balón... ahora está lloviendo y arranca con 400 gramos y termina con ese mismo peso, pero el nuestro empezaba con 600 y acababa con casi el doble. Las camisetas eran de loneta, como el toldo de un camión de ahora. Llovía y no veas lo que pesaba aquello. Cuando te la quitabas, se quedaba de pie, como el capote de un torero. Espinilleras no había, por supuesto. Tú ves a los jugadores de ahora y están chupados. Y nosotros en la época aquella no sé qué nos pasaba. Bajábamos de peso y no podíamos ni andar. No teníamos fuerza. También es verdad que ahora los campos están mejor y el balón es muy ligero. Había mucho más contacto físico, el balón iba muy lento.
Hay mucho merchandising, prima el negocio.
Pues sí, y que lo digas. Por cierto, el domingo vi el balón ese de color naranja que se va a usar ahora. Por entonces solamente se jugaba con algo así cuando había nieve. Los tacos iban de más a menos, con tres células, tres puntas. Estaban clavados a la suela. Había unas averías en las piernas de cuidado.
“Nosotros éramos más verticales, en tres pases estábamos en el área, con un delantero siempre de referencia”
Betzuen
¿Vio el partido de ida el pasado jueves? ¿Qué le pareció?
Hombre, estuvo un poco atascadete. Se rompe por la expulsión. Cuando te quedas con 10 jugadores, verdaderamente ves que el partido se rompe. A los espectadores se les vino el mundo abajo. Ya el equipo juega de otra forma, te condiciona a echarte atrás. El mayor problema que puedes tener es que en un córner, en un rebote o lo que sea, te metan un gol y agur. No se ha terminado el partido. Pero ya te digo que, en nuestra época, no lo expulsan.
El Athletic es muy favorito...
En el fútbol ya nadie gana sin bajar del autobús. Va a ser un partido disputado. Allí Valverde hizo dos cosas muy buenas. Los dos que tenían tarjeta (Galarreta y Sannadi), yo veía que estaban condicionados en las faltas y ante la duda... todo podía ir a favor de ellos y pum. Yo estaba pensando: como no los cambien a los de la tarjeta, este partido se queda diez contra diez.
El Athletic tiene una espina clavada históricamente con Europa, y este año, la final es aquí. Oportunidad única.
Pero la Liga no la puedes abandonar. Entonces, tener un banquillo como el que tiene este Athletic es importante. Y no cabe duda de que Ernesto ha hecho una cosa muy bien. No ha hecho un equipo de 11 jugadores, sino de 17. Cambias a uno, cambias a otro y el equipo funciona igual. Ahí está siendo muy listo.
Usted debutó como león en 1967.
Contra el Depor, sí, recuerdo que estaba también el campo embarrado, no veías estas superficies verdes de ahora que acaban como empiezan. No existía Lezama, fuimos en el año 71, bajo la presidencia de Oraá.
¡Cuánta nostalgia!
¡Todo ha cambiado tanto! Íbamos al campo cada uno con nuestro coche, por Santo Domingo. ¿Te imaginas ahora cada jugador con su coche yendo al campo en día de partido? Tienes un accidente o ha habido algo y están todos en caravana y no llegan a tiempo.
Como no había Lezama, sale de Lemoa y va al juvenil.
Estamos hablando de la temporada 66-67. Estaba Piru Gainza de entrenador. El club no tenía nada que ver con lo que es en la actualidad. Sí había un buen equipo juvenil, dirigido por José Luis Garay, donde jugaban Txetxu Rojo, Mancisidor, Nogales, Urra,… Los que no teníamos acceso a ese equipo del Athletic jugábamos en los de los pueblos, cada cual en el suyo. En mi caso, en el Lemona.
Del Lemona es de donde le capta el Athletic.
Sí, estando en edad juvenil me convocaron para la selección vizcaína, que también entrenaba Garay. La mayoría eran jugadores del Athletic, claro, y luego estábamos cuatro o cinco que no, que íbamos del resto de clubes de la provincia. Solíamos jugar contra otras provincias. Entrenábamos en Mallona, en el campo de arena. Luego de ahí pasé a la selección nacional de juveniles.
Un gran salto.
Jugamos en Yugoslavia el campeonato del mundo. Fuimos bronce. Nos dieron un Rolex de acero y 30.000 pesetas a cada uno, en el año 67. Teníamos que no perder contra Libia, empatamos a cero, porque no podíamos ni andar todos con las plantas del pie en carne viva. Cuando empieza el partido, no podíamos ni andar. Tenían un mediapunta morenito que la tocaba a base de bien. Ese era el único que la tocaba. Y en el hotel va Santamaría y dice: “Benito, le vas a coger a ese, que en el momento que le cojas tú, no te preocupes que no vamos a perder, pero hay que cogerle”. Era Benito, aquel mítico central del Madrid.
¿Y cómo acabó aquello?
Empieza el morenito a mover la pelota. Y Benito, que luego daba unas patadas en el Madrid... se puso a ello. “Vale, vale, míster”, le dijo a Santamaría. Benito era un caballero, como un señor de Chamberí. Cuando empieza el partido, empieza el de Libia a mover la pelota. “Cógele Benito, cógele. Que es el tuyo”, le grita el míster. “Que ya te ha dicho el míster que le cojas, que no podemos ni andar”, le recordamos. Es como si lo estuviera viendo ahora mismo. Era un campo de tierra con una pista de atletismo. Va el morenito por la banda y Benito le pega con la derecha. El jugador, por los aires y cuando está bajando le mete otra, eso lo hacía muy bien, la guadaña, con la zurda. Cae de espaldas, lo sacó a la pista de atletismo, ¡una polvareda! Y nosotros: “Lo ha matado”. Oye, lo llevaron en la ambulancia. Lo que no sabemos es si lo mató, porque le pegó una patada... Bueno, de esas luego hizo muchas.
Usted también dejó huella en el Hércules. Una vez pidió que un párroco oficiara misa en un hotel de concentración.
El padre Parreño. Fuimos a Los Arenales del Sol, en Elche, y le digo: “Padre, ¿no podría dar usted misa?”. Y me contesta: “Hombre, si me da permiso el entrenador, me traigo los cacharros y damos misa aquí. Lo hacemos”. Ese año, en 1975, quedamos quintos en el Hércules. Allí se vino Antón Arieta también conmigo.
“Estoy feliz con mi carrera. El recuerdo que tengo es que cogimos un grupo espléndido de personas”
Betzuen
Y al final hubo misa.
Le contesté que seguro que nos daba permiso Arsenio, que era de los supersticiosos. Oye, misa el domingo a las diez de la mañana. Fuimos unos pocos. Ganamos. A los 15 días, ya éramos nueve. Terminó la Liga y quedamos quintos, no nos clasificamos para la UEFA por el golaveraje con la Real Sociedad. Tuvimos que cambiar de local porque ya estábamos como 40 personas en la misa.
Le quiso fichar el Madrid.
Yo estaba en Madrid continuamente entrenando con la selección nacional de juveniles. Me imagino que le pedirían informes a Santamaría, el central del Madrid que luego fue seleccionador.
Siete temporadas, ¿no? Siete goles, 111 partidos. ¿Qué le quedó por hacer?
Estoy feliz con mi carrera. El recuerdo que tengo es que cogimos un grupo espléndido de personas. De hecho, hasta hace poco hemos estado haciendo comidas juntos. Somos una generación fantástica de gente.
Gran amigo de Txetxu Rojo.
Un jugador increíble. Un amigo íntimo, tuve el honor dedicarle unas palabras en la misa de despedida que se le celebró en la asílica de Begoña. Siempre aprendía a su lado, como dije, nunca pude aprender a meter el empeine como él. Era único.
Ronnie Allen marcó una época.
Cambió muchas costumbres. En el 69 no ganamos la Liga por muy poco. Nos solía llevar a la playa de Sopelana, empezamos a utilizar pesas y espinilleras.
Y uno que se parezca a usted de los de ahora... ¿Lekue?
Yo era un tapahuecos. Iba de interior.
¿Y quién le gusta del equipo actual?
Nico... la Eurocopa la ganaron él y Lamine, el del Barcelona. Cuando juegan los dos hermanos Williams el Athletic es otra historia. Mira cuando corre un blanco se escucha esto (tamborilea sobre la mesa con los dedos índice a ritmo cadencioso) y cuando corren ellos, esto (lo mismo pero con mucha más aceleración). En el segundo gol el otro día, contra el Rayo, Nico estaba viendo que iba dentro ya, ¡qué maravilla!
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí
Rellene su nombre y apellidos para comentar
Tu opinión se publicará con nombres y apellidos