Mayo, el mes de la locura en Zorrilla
Si alguien es seguidor del Real Valladolid, de los de verdad, tiene las emociones garantizadas temporada tras temporada. Sin ir más lejos, hoy se cumple un año de aquel gol de Escudero al Sevilla que el árbitro anulo pitando el final de la primera mitad. Fue el segundo clavo en el ataúd blanquivioleta antes de confirmarse el descenso. El primero había sido el gol que regaló Masip en Valencia. Mayo es el mes de los descensos y van dos en los últimos tres años. Y mayo, o junio si hay playoff, son los meses de la agonía por el ascenso. Y el Valladolid puede firmar el segundo en tres temporadas. Por eso digo que mayo es un mes que puede ser el mejor o el peor, pero en el que siempre pasan cosas, en el que el sufrimiento, la emoción y el o la celebración siempre están presentes. Y, como estamos comprobando, este año las cosas siguen igual. El Real Valladolid está a tres pasos de ascender o de caer frustrado a disputar el playoff que ya nadie quiere en Zorrilla. Bueno, a tres pasos o a menos. Dependerá mucho del resultado de Alcorcón y de lo que puedan hacer sus rivales directos por el ascenso, Eibar y Leganés. Y visto lo visto, nadie gana fácil y en cualquier momento pueden dejarse otra vez puntos por el camino.
Como se los puede dejar el Valladolid en Alcorcón. Cuidado con este partido que va a ser mucho más complicado de lo que los optimistas se puedan creer. El Alcorcón de Nafti no ha perdido en Santo Domingo. Acumula cuatro victorias y seis empates y en esos diez partidos solo ha encajado tres goles por los siete que ha anotado. Las cinco derrotas del Alcorcón en su estadio fueron con el entrenador anterior. Nafti ha logrado hacer de Santo Domingo un campo difícil y en el que hacer gol es muy complicado. El Real Valladolid de Pezzolano puede estar ante su prueba más complicada de lo que le queda por disputar. Es verdad que los partidos de Villarreal B y Tenerife vendrán después y que no hay que pensar en ellos, pero sí que sería buena una ayudita de Sporting en Leganés y de Cartagena en Eibar que pudieran compensar un hipotético tropezón vallisoletano en tierras madrileñas. Eso sí, si el Valladolid gana este domingo tendrá pie y medio en Primera. Por tanto, el botín a conseguir tiene que llevar en volandas a los jugadores blanquivioletas más allá de lo que su rival se pueda jugar. También se jugaban lo mismo Mirandés y Amorebieta y los puntos se vinieron para Pucela.
Me tranquiliza ver como el Real Valladolid está llevando con mucha serenidad esta fase final de la temporada. Ahora tiene una posición de ventaja que no puede perder. Con lesionados importantes, Pezzolano no se ha quejado ni una vez y siempre ha dado valor al hombre que sustituyera al jugador que no estaba. Tiene a toda la plantilla muy mentalizada y unida y eso se nota desde fuera. Razones para llorar por los ausentes ha tenido. Otros, con mucho menos, lloran y lloran sin parar buscando la justificación. El uruguayo, no. No busca excusas. Y eso me gusta. Prioriza al grupo, al bloque por encima de todo. Y en el bloque confía para lograr el objetivo.
Mes de mayo, mes de nervios. Las jornadas se hacen muy largas hasta que llega el siguiente partido. Los minutos se hacen eternos cuando vas ganando y no llega el final. Es el destino de un club y de una afición preparadas para grandes emociones. Y queda, confiemos, lo mejor. El objetivo está tan cerca que ya no se puede desfallecer. Entrenador, plantilla, afición, están en el mejor camino. Lo veníamos pidiendo, hay que remar juntos porque todos queremos lo mismo, el ascenso. Y está a siete puntos matemáticamente de poder ser conseguido. Cuidado con el Alcorcón, pero que sepa el equipo de Nafti que llega el Real Valladolid, respaldado por 200 aficionados que estarán en la grada y por toda una ciudad que le impulsa con el corazón. Llega un grupo, un bloque, un equipo, que se ha creído que puede ser campeón de la Segunda División. A por ello.
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