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ESPANYOL

La jaula de oro de Chen

Dos descensos, 13 entrenadores, seis directores deportivos, un dueño que cierra el grifo… el Espanyol vive un círculo vicioso ante su penúltima bala: el ascenso y una probable venta.

Actualizado a
Chen Yansheng.
Gorka LeizaDiarioAS

Con su tercer entrenador esta temporada –manda Manolo González, tras Luis García y Luis Miguel Ramis–, se mostraba este miércoles Leandro Cabrera, capitán, convencido de un ascenso en que el Espanyol debe superar “el caos y el entrevero”. A falta de nueve jornadas para el final, afición y equipo han vuelto a congraciarse para ascender directamente, como lograron en sus cinco experiencias anteriores en la categoría. Pero el desorden no es sólo deportivo, sino principalmente económico. De gestión. Aunque el problema es mucho más profundo. Identitario.

“Creo que es el peor momento de la historia del Espanyol, al menos que yo conozca”, se lanza Arnau Baqué, excandidato a la presidencia del club y líder de las Seccions Deportives Espanyol, un proyecto independiente que aglutina baloncesto, balonmano, hockey patines, voleibol y fútbol sala. “La gente resiste, y se encomienda a desplazamientos como el de La Romareda, que movilizó a más de 2.000 personas, porque sabe que la última bala que nos queda es subir este año a Primera. Si no se consigue, el solar que quedará será aún mayor”, opina Baqué, quien considera “muy evidente que el club hace ya años que vive desconectado de sus socios. Es una empresa que resguarda un patrimonio chino, y el resto les da igual. Tienen cero sensibilidad con la afición, con la historia. Es una olla a presión que si no se asciende explotará definitivamente”.

Hasta 13 entrenadores han pasado por delante de Chen durante sus ocho años y dos meses de gestión al frente de la entidad. Es decir, a razón de uno cada ocho meses. Una montaña rusa capaz de compaginar el éxtasis del retorno a Europa con la debacle al año siguiente del primero de sus dos descensos en sólo tres temporadas. Pero no sólo eso. También han sido seis directores deportivos (y algún secretario técnico, como la marcha la pasada semana de Ángel Catalina) y cuatro directores generales. Y, para colmo, el propietario ha decidido no poner más dinero de su bolsillo, que en el fondo es el de Rastar Group, el conglomerado chino que manda en el Espanyol.

Se comprobó ya en verano, cuando se cerraron ventas de jugadores por valor de 36 millones de euros compensadas por sólo tres invertidos en fichajes. Y se ratificó en el mercado invernal, sin ningún tipo de inversión, a pesar de la lesión de gravedad de Edu Expósito y la urgencia por mejorar las prestaciones deportivas con el objetivo impepinable de subir.

Protestas contra Chen, este pasado febrero, en Cornellà.
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Protestas contra Chen, este pasado febrero, en Cornellà.GORKA LEIZADiarioAS

Chen ha hecho un cambio estratégico para que el modelo de club sea más sostenible. En los últimos tres años, había aportado más de 50 millones de euros para cubrir pérdidas, pero ya ha cerrado el grifo. También puede haber contribuido que en China le dijeran que deje de sacar fondos, pero igualmente no podía estar poniendo dinero y presentando pérdidas, pagando los errores de plantillas muy caras que no han rendido deportivamente. Ha cortado por lo sano, pero no está atacando el problema de por qué pierde dinero el Espanyol”, razona Carles Bosch, presidente de la asociación que aglutina a los pequeños accionistas, la APMAE.

No en vano, en su Junta del pasado diciembre, el club presentó 22 millones en pérdidas correspondientes al ejercicio 2022-23, que desde 2021 ya suman 55 millones, a la espera de que, según lo presupuestado, se pierdan 8,8 millones más esta temporada… Y eso a pesar del alto volumen de traspasos y aun en caso de ascenso. Porque la deuda neta, en su última actualización, se situaba ya en los 67 millones y subiendo. Dicho de otro modo, el Espanyol tendrá que seguir vendiendo jugadores ‘sine die’. Hasta que no queden activos valiosos.

Tiene claro Bosch cuál por dónde pasa la solución. “La apuesta debe pasar por la cantera, pero de verdad. Mientras el Barça apuesta por Yamal y Cubarsí, el Espanyol vendió en verano a Simo y Luca Koleosho por unos siete millones”, lamenta el presidente de la APMAE, quien añade: “También hay que buscar nuevas fuentes de ingresos basadas en lo deportivo, que es lo principal. Y debe abrirse mucho más a la sociedad y al talento perico. Porque Chen se ha encerrado en sí mismo. En el Espanyol hay mucho potencial para ayudarle”. Y por ello, entre otros motivos, nació hace unas semanas el movimiento Ambición Perica.

Mao y Garagarza, en la presentación de Manolo González, la penúltima esperanza.
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Mao y Garagarza, en la presentación de Manolo González, la penúltima esperanza. GORKA LEIZADiarioAS

Ahí aparece la gran cuestión. ¿Puede el Espanyol no ya crecer, sino directamente regresar a Primera y subsistir, con Chen Yansheng al mando? “Se necesita una venta para generar ilusión. A mucha menor escala, la llegada de Manolo González ya ha representado ese aire nuevo. Porque la gente, cuando todo es un desastre, se agarra al mínimo cambio”, estima Baqué, quien apostilla: “A nivel social veo a un Espanyol muy tocado, porque la afición está muy cansada, no ve un horizonte claro y sin un cambio de propiedad el desencanto es cada día más grande”.

Tercia Bosch opinando que “el cambio de propiedad puede ser una solución, pero debe ir ligado con un proyecto de gestión. Un porcentaje significativo, de un diez a un 20 por ciento, debería volver a manos de gente del Espanyol. Es el gran error que cometimos”, critica.

Y se refiere, lógicamente, a la venta indiscriminada de acciones que buena parte de los más de 13.000 accionistas con los que en 2015 contaba el club realizaron a Chen cuando éste ofertó comprarlas a un precio desorbitado, 80 euros cada una, hasta hacerse paulatinamente, mediante ampliaciones de capital, con el 99,6 por ciento del capital social. Todo partió de la confianza inquebrantable que sobre el magnate chino depositó quien hasta ese momento era el máximo accionista del Espanyol, Dani Sánchez Llibre. “Estoy más tranquilo de que el club lo lleve Chen que nosotros”, llegó a decir en el traspaso de poderes.

Dani Sánchez Llibre abraza a Chen tras venderle las acciones.
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Dani Sánchez Llibre abraza a Chen tras venderle las acciones.ALBERT GEAREUTERS

Hoy el Espanyol es una sociedad en venta, aunque bajo una confidencialidad tal que sus gestores deben negarlo. Obedece, dicen, a la cotización bursátil de Rastar en Shenzhen. Pero tiene mucho de cultural: a la que el nombre de un eventual comprador aparece publicado, Chen descarta ese proceso de venta. Y así, cuando ya estaba muy cercana su compraventa con un grupo estadounidense, en marzo de 2022, acabó saltando el entonces director general, José María Durán. Que podría no haber dicho su última palabra.

Otra cosa es el precio en que el dueño y presidente del Espanyol, quien sólo se ha pasado por Barcelona una vez en los cuatro últimos años, lo ha tasado. Partía de los 240 millones (con un diez por ciento de entrada a fondo perdido) cuando parecía haberse estabilizado de vuelta a Primera, hace un par de años, y oscila ahora entre los 150 y los 200 millones –la cantidad, ésta última, con la que recuperaría casi el montante total de su inversión–, en función de la categoría en que milite la próxima temporada. Porque, en el fondo, se trata de un club de fútbol. Y ahí es donde más ha fallado Chen, que ahora goza de su penúltima pelota de partido.

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