La hemorragia defensiva pone a Guede contra las cuerdas
El Málaga trata de recomponerse después de un comienzo de temporada muy pobre en cuanto a juego y resultados. Los blanquiazules encajan dos goles por partido, una cifra excesiva.
Busca Pablo Guede soluciones a la crisis que se ha desatado en La Rosaleda por el horrible comienzo de temporada del Málaga. A diferencia del curso pasado, el equipo esta temporada sí está mostrando ciertas maneras en ataque y está gozando de un número aceptable de ocasiones de gol. Eso sí, la mayoría de ellas son fruto de acciones aisladas o de la capacidad de Rubén Castro para generárselas. El principal problema blanquiazul, no obstante, radica en la retaguardia, donde el Málaga ha mostrado unas lagunas y unas carencias tremendas.
Ocho goles encajados en cuatro jornadas, dos por encuentro, son un número insostenible para un equipo que quiere estar arriba en la clasificación. Y los ha recibido de todos los colores. A la contra, por errores individuales groseros, por una pésima colocación tanto de los zagueros como de los centrocampistas…
Guede tiene muchos deberes por delante. El Málaga no está ensamblado, no transmite sensación de equipo y cuenta con un elevado número de futbolistas que no están mostrando un nivel mínimamente aceptable. La afición ya ha dejado claro que no está dispuesta a soportar muchos más disgustos sin exigir consecuencias y Guede empieza a estar contra las cuerdas.
Urge ganar solidez, parar la hemorragia defensiva y empezar a mostrarse también como un bloque en ataque y con el balón. Por delante, dos salidas para medirse al Huesca y al Tenerife lejos de La Rosaleda. Aunque resulte extraño, hace diez meses que el Málaga no gana como local y en todo este tiempo el conjunto de Martiricos se ha sentido mucho más cómodo lejos de su estadio.