Golpe bajo para la ‘era Menéndez’
Las derrotas ante Castellón y Mirandés dilapidan la ilusión que generó el debut del técnico asturiano con la victoria ante el Levante. La diferencia con la permanencia se va hasta los 11 puntos.

El subidón que trajo Alejandro Menéndez al Racing de Ferrol duró menos de una semana. El técnico asturiano cumplió la regla no escrita en el fútbol de ‘entrenador nuevo, victoria segura’. Así ocurrió con el triunfo de los ferrolanos en su visita al Levante, que ayudado por un gigante Jesús Ruiz bajó palos, mermó toda intención de marcar de los granotas para sumar tres puntos de oro. Dos partidos más tarde, todo optimismo generado en Valencia se ha ido al traste.
El pesimismo ha vuelto a instaurarse en el racinguismo después de dos derrotas abultadas ante un rival directo como el Castellón (1-3) y un Mirandés que fue una apisonadora para los gallegos (4-1). Siete goles en contra en dos jornadas que rememoran lo vivido en meses pasados con Cristóbal Parralo al frente del banquillo. El equipo presenta síntomas preocupantes, previsible con balón, apagado en ataque y endeble en tareas defensivas. En líneas generales una plantilla alejada de un rendimiento acorde para poder sumar puntos con regularidad en esta categoría.
Después del duro golpe que significó caer ante el Castellón en A Malata, Alejandro Menéndez apeló a mejorar la salida a los partidos, que fue el principal problema para tropezar ante los orelluts. “En diez minutos el Castellón nos ha matado”, esgrimió el técnico tras el partido. La mejoría a la hora de saltar con ritmo e intensidad al choque estaba al orden del día en las premisas previas a visitar al Mirandés, propósito que duró menos de diez minutos tras encajar el primer gol. Incluso, poco más allá de alcanzar los 20 de juego, llegó la segunda diana para volver a tropezar con la misma piedra.
El Racing de Ferrol es un equipo extremadamente frágil. En sus cuatro victorias de esta temporada presenta un denominador común, que si es capaz de adelantarse en el marcador, termina ganando. Tan sólo ha conseguido rascar algo positivo si se ve con el electrónico en contra en tres ocasiones, ante el Málaga (2-2), Tenerife (1-1) y Burgos (1-1). Esto evidencia que los ferrolanos no tienen la capacidad de poder reaccionar si es su rival el que golpea primero, convirtiendo las remontadas en una quimera para este equipo.
Los problemas empeoran en las esperanzas de salvación del Racing de Ferrol cuando sus rivales directos sí hacen los deberes. Así ocurrió esta jornada con el Burgos, que sumó su segunda victoria consecutiva tras conseguir vencer al Zaragoza (0-1). Esto significa que la permanencia se escapa hasta los 11 puntos, registros infinitamente complicados de revertir para un equipo sin gol, quebradizo en la zaga y en líneas generales, débil en el intercambio de golpes. Tampoco aparece por ningún lado el espíritu por querer voltear la tétrica situación en una plantilla debilitada a nivel mental, indicios que no invitan a creer en que sí es posible un milagro cada vez más inaccesible para los ferrolanos.
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