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El mercado fantasma del Espanyol suscita la mofa del Eldense y un polvorín

Sin fichajes pese a la grave lesión de Expósito, y con una enmienda a la ventana de verano, ya que se ha repescado a Rubén y dado salida a Ramon, se acometerá la obligación de subir.

Mao y Garagarza
Espanyol
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El día comenzaba con la dantesca conferencia de prensa de Pere Milla, entre el lenguaje no verbal y algunas declaraciones poco empáticas con el sentir de hartazgo de la afición. Pero fue ‘in crescendo’. Ya se sabe que en el Espanyol, todo lo que puede ir a peor, irá a peor: ya no es la ley de Murphy, sino la ley de Chen. Yansheng, para más señas. A las 19:13 horas, el club comunicaba que daba por finalizado el mercado de invierno. Como si algún día hubiera empezado.

La ventana invernal, de hecho, le ha servido al director deportivo, Fran Garagarza, únicamente para hacer una enmienda a su propio mercado de verano, ya que las únicas operaciones que ha fraguado el Espanyol han sido la repesca de Rubén Sánchez, cedido a inicios de temporada a un Mirandés al que no se avisó más que con unas pocas horas de antelación de que perdería a su jugador (las formas no fueron las más adecuadas), y la salida antes de tiempo de Ramon Ramos, que en agosto llegó a préstamo desde el Olympiacos. Es más, el pasado domingo cayó lesionado de gravedad Edu Expósito y ni tratándose de un titular indiscutible ha sido reemplazado.

Ni el elegido Chavarría ni Mateu

El colmo de un mercado tan paupérrimo, en el que el Espanyol se juega el ascenso a Primera y por tanto el futuro de la entidad, fue la mofa que a última hora de la tarde le lanzaba el Eldense. El club alicantino, que ya el fin de semana sonrojó a los pericos con una victoria clara en el Pepico Amat (3-2), tuiteó una imagen de Marc Mateu señalando que se quedaba. Había sido el objeto de deseo del Espanyol en los últimos días, una vez cayó la opción preferente, el jugador del Rayo Pep Chavarría.

Garagarza y Mao comparecerán

Por una diferencia económica ridícula con el Eldense sobre Mateu, de 33 años, en comparación con el multimillonario presupuesto del club blanquiazul en Segunda y ni digamos de su dispendio en otros mercados, decidió Chen cerrar el grifo. Y, por su parte, ni Garagarza ni Mao Ye Wu se atrevieron a discutirle ni mucho menos buscaron una alternativa. Tanto el director deportivo como el CEO a priori darán explicaciones, o cuando menos comparecerán si no cambian de opinión, el próximo lunes.

A todo esto, el Espanyol no sólo viene de perder en Elda sino de una racha tremebunda, que le supondrá abandonar las plazas de promoción de ascenso si pierde el domingo ante el Levante, y de unas declaraciones de su entrenador, Luis Miguel Ramis, en que señalaba claramente a sus jugadores. Pero que, sin embargo, no provocaron su destitución. De momento.

Luis Miguel Ramis.
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Luis Miguel Ramis.CHEMA DIAZDiarioAS

Sin “hambre”, pero con hartazgo

El propio Ramis queda en una posición más debilitada imposible, ya que él mismo reivindicaba el pasado diciembre, tras empatar contra el Burgos, que “el equipo necesita agitación en algunas situaciones”. Y añadía: “Busco jugadores de categoría y que tengan hambre”. Nadie le escuchó. O se perdió el apetito.

El sumatorio de todos estos errores y tribulaciones ha convertido la situación actual del Espanyol en una bomba de relojería, en un polvorín, que puede explotar definitivamente este próximo domingo en Cornellà-El Prat frente al Levante. El mercado de invierno puede haber sido el detonante de una reacción social que ni el segundo descenso en tres temporadas logró desencadenar. La miserable ley de Chen.