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Duele la cabeza de ver jugar al Real Valladolid

Hace mucho tiempo que no veía un partido tan malo y tan aburrido como el Elche-Real Valladolid de ayer. Por la parte del Elche, me trae sin cuidado. Lo del Valladolid me preocupa de manera seria. El equipo se está viniendo abajo y su fútbol vulgar produce dolor de cabeza a quien tiene la desdicha de presenciarlo. Los de Pezzolano van semana a semana empeorando sin que su entrenador sea capaz de poner remedio o de mejorar las cosas. Vale que hay bajas y que la plantilla es corta, pero el estilo de juego y la propuesta es indecente. Lo poco que funcionaba, Juric, Monchu, Sylla… está desapareciendo. El conjunto blanquivioleta galopa directo hacia la parte media baja de la clasificación. Parece cuestión de tiempo. El Valladolid es un equipo caído, con jugadores que parecen peores de lo que son y que no dan la sensación de estar especialmente motivados o animados. La carita de Meseguer al ser sustituido es un ejemplo de lo que no puede pasar en un equipo. Un tipo que no rascó un balón y que todavía tiene el cuajo de salir con cara de vinagre cuando lo cambian. Ejemplo del espíritu de este equipo.

Pezzolano parece incapaz de hacer girar la situación. Calificó el empate como “puntazo” en el Martínez Valero. Si ese es el nivel de exigencia, apañados vamos. Un equipo que presenta el segundo mejor presupuesto de la categoría y que empieza a disolverse como un azucarillo. La solidez vista en muchos partidos de la primera vuelta ha desaparecido por completo y aquí no pasa nada. Desde las oficinas todo lo están fiando al cierre del mercado, dando toda la confianza al entrenador y sin asustarse por la cantidad de puntos que se están quedando por el camino. Sangre fría. Puntos que pueden hacer falta al final. Insisto, las bajas o los lesionados, no impiden que el equipo tenga un estilo de juego mejor del que estamos viendo. El gran problema es que el público no tendrá en el partido ante el Racing la misma calma chicha que tienen desde el club Paulo André, Catoira y compañía si las cosas no empiezan a cambiar.

Así que, no queda otra, trataremos de ver el vaso medio lleno. Confiaremos en que Paulo André no perpetrará gestiones como las de John o Gustavo Henrique y que cuando recomiende un brasileño, llegue algo que funcione. Confiaremos en que Domingo Catoira pueda repetir aciertos como los de Juric o Sylla y evitar errores como los de la llegada de Meseguer o Kenedy, que no son suyos por cierto. Confiaremos en que si llega un jugador de talento como Montiel, pueda ser mejor aprovechado y que no tenga un carácter tan particular como dicen, si no juega. Confiaremos en que Pezzolano va a volver a lograr un bloque fuerte y ganador y no en que vaya acrecentando cada día más los errores para terminar como la temporada pasada ante el Getafe. Por confiar... confiaremos, no queda otra. Se trata de que ante la situación actual, tengamos un poco de ilusión antes de hacernos el Harakiri. Pero, cuidado, mientras nos siga doliendo la cabeza por ver jugar a este equipo va a ser difícil pedirle a la gente que confíe y tenga tranquilidad. Los nervios, y con razón, ya están a flor de piel.

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