Carlos Marín, el superviviente
El meta almeriense es el único jugador que queda en la plantilla desde la temporada de Segunda Federación y afianzado en el rango de titular


El Córdoba ha dado un salto cualitativo para su portería con el fichaje de Iker Álvarez. El internacional andorrano llega para potenciar una demarcación en la que ya hay dos jugadores como son los casos de Carlos Marín y Ramón Vila. Ambos metas, por cierto, ampliaron su relación con la entidad blanquiverde durante la temporada que aún está en curso.
Precisamente, el caso de Carlos Marín es singular. El almeriense anunció por sorpresa la extensión de su vinculación con el Córdoba hasta el 30 de junio de 2028, después de que días después de la consecución del ascenso a Segunda División, hace casi un año, firmara la renovación hasta 2027.
El hoy capitán del Córdoba se ha convertido en una referencia para el cordobesismo. El portero llegó en la pretemporada de la campaña 21-22. Inicialmente, llegaba como complemento para Felipe Ramos, quien aportaba más recorrido en su trayectoria y parecía el indicado para un equipo obligado a conseguir el ascenso a Primera Federación. Sin embargo, Marín no tardó en cambiar el guion que se presuponía. De la alternancia en el puesto, no siempre fácil, Germán Crespo, entonces entrenador, terminó por darle el rango de titular. Y de ahí ya no salió el almeriense.

En la temporada siguiente, el Córdoba tuvo en nómina a tres porteros. Porque, por contrato, contaba con Carlos Marín y Felipe Ramos, pero a ellos sumó un nuevo perfil: Picón. Pero Marín fue indiscutible de principio a fin tanto para Crespo como para Manuel Mosquera, quien dio el partido final al valenciano ante el Badajoz. Felipe Ramos quedó inédito en Liga, pero sí participó en la cita de Copa del Rey ante el Cacereño. Y Picón cerró la temporada ante el Badajoz. De hecho, Marín fue de los pocos jugadores que se salvaron de una pésima segunda parte de la temporada. Por cierto, que en esa campaña hubo hasta un cuarto porteros, ya que en algunas convocatorias también se asomó Lluís Tarrés.
Con Ania, Carlos Marín mantuvo el estatus, avalado por sus actuaciones estelares y por su dominio del juego con los pies. Tarrés, quien promocionó al primer equipo, apareció accidentalmente en los últimos minutos del partido ante el Murcia, cuando Marín fue expulsado, en el partido posterior ante el San Fernando y en la última jornada de Liga Regular contra el Algeciras.
Marín seguía siendo una garantía en el campo y ganó en ascendencia en el vestuario hasta el punto de ser elegido capitán tras la salida de Kike Márquez en el arranque de la temporada pasada en Segunda División. Sacó a relucir sus virtudes y hasta adivinó cinco penaltis en contra durante la temporada. Y todo ello privó de oportunidades a Ramón Vila, quien llegó del Atlétic Balears con la intención de discutirle el puesto. Sólo una lesión le sacó del once en un par de encuentros ante el Zaragoza y el Elche
Ahora llega Iker Álvarez y la competencia es seria hasta el punto de que acumula más experiencia en Segunda División que el capitán. Por lo tanto, un reto que se le presenta a Carlos Marín, el único jugador que queda en la plantilla del Córdoba que arrancó en la temporada 21-22 tras la marcha de Antonio Casas con la expiración de su contrato.
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