Si no es RdT, será Braithwaite
Entre debuts, lesiones e irrupciones de canteranos como el jovencísimo Simo, emergió el exdelantero del Barcelona para dar al Espanyol el primer triunfo en la era Diego Martínez.
Momento, lugar y protagonista inmejorables. Se lamía las heridas aún el espanyolismo por la resolución del caso Raúl de Tomás, y también por su gestión en lo sucesivo, ajeno al guion perfecto que le aguardaba en La Catedral. Inmejorable escenario y momento idóneo para cambiar de chip, de mentalidad, de ciclo y para conseguir la primera victoria de Diego Martínez, del Espanyol en la Liga, y mucho más. Un soplo de aire fresco que sintetizó la piña en el banquillo para celebrar el 0-1 ante el Athletic de Bilbao, y tras el pitido final, y que encarnó Braithwaite, también inmejorable goleador: tras cruzar la Diagonal desde el Barcelona, eterno rival, carismático y luchador hasta el final; su diana llegó cuando iba a ser sustituido. Y la felicidad perica culminó con el equipo, como debe ser, aplaudiéndose mutuamente con los pericos desplazados a San Mamés.
Menos ‘jodidos’ y más contentos. Debutaron de entrada Álvaro Fernández y Braithwaite para cerrar una portería y tratar de perforar la otra. Se lesionó a la hora de partido Keidi Bare, que había entrado en la reanudación, y se estrenó un menor de edad como lo es Simo. Entonces cayó Calero, que estaba cuajando una formidable actuación, y entró otro jovencísimo Omar y también vistió por primera vez de blanquiazul Lazo, que también acabó con un tirón. El “jodido pero contento” de Diego Martínez en la previa, que va para lema estampado en camisetas y tazas, se trasladó al césped de San Mamés, donde se palpó que a perro flaco todo son pulgas, por la plantilla corta y las lesiones, pero que si resistió el Espanyol hasta alcanzar un triunfo más que necesario fue gracias a la ayuda de la cantera. Su piedra angular.
Álvaro, Braithwaite y las áreas. Dos cambios practicó Diego Martínez, uno obligado en la portería por la sanción de Lecomte y otro en la delantera entre irremediable, por la baja de última hora de Rubén Sánchez, y deseado, al menos mientras Raúl de Tomás siga desterrado. Casi sobre la bocina del mercado sí llegaron ambos debutantes. Novedades en las áreas, justo donde más estaba fallando el Espanyol en el momento de la verdad. Álvaro Fernández ordenó, paró, y eso ya es más de lo que venía acostumbrando su antecesor, aunque se jugó un penalti ante Iñaki Williams que no lo fue por órsay previo. Braithwaite, que llevaba sin jugar desde junio con Dinamarca, prácticamente tuvo que emplearse más en ayudas defensivas que prodigarse en ataque, donde actuó escorado en la banda izquierda, lo que por otra parte permitió a Puado desenvolverse con peligro por la derecha.
Internacional Berenguer. A vueltas con las demarcaciones descompensadas tras el cierre del mercado, sucede que incluso con reajustes, fichajes y una plantilla revolucionada con el nuevo entrenador, reincide el Espanyol en defectos indiscutibles de la pasada temporada. Y uno de los más visibles son las facilidades que concede a sus adversarios para que ataquen por la banda diestra perica. Esta vez el internacional fue Berenguer, omnipresente, y eso que era en el otro carril donde actuaba el cuchillo Nico Williams.
Centenario Cabrera. Sale en la foto Óscar Gil, que venía ante el Madrid de paliar su correcalles con Vinicius Júnior con su participación en el 1-1 de Joselu, y también aparece un Cabrera que aspira a ir de menos a más en la temporada. Porque empezar, no ha empezado como desearía, a pesar de que Uruguay lo ha vuelto a preseleccionar, y de que en San Mamés alcanzó 100 partidos oficiales con el Espanyol. Con jerarquía en el juego aéreo, se jugó el central un penalti, incluso la roja, en una peligrosísima falta sobre Iñaki Williams sin mediar balón. Una infracción que acabó con un trallazo al larguero de ese nuevo internacional llamado Berenguer.
El debut de un juvenil. Adelantaba el pasado viernes Catoira, director deportivo, que a falta del fichaje de un central la apuesta sería Simo. Juvenil, 17 años, pero con la corpulencia y el poso de un experimentado central. La lesión de Keidi Bare precipitó el estreno de un jugador con una extraordinaria proyección y también el cambio a un sistema todavía inédito con Diego Martínez, a una defensa de tres centrales que estaba llamada a truncarse con otra lesión, la de Calero, aunque se incrustó ahí a Brian Oliván. Y así, con un equipo hecho a retales pero corajudo al nivel de todo un Athletic, fue como el Espanyol fue mejorando en el juego, imponiendo su plan, y construyó las bases de una victoria catedralicia.