“Si Fran García no va a jugar en el Madrid, que nos lo den”
Los veteranos del Rayo confían en los suyos para ganar a los blancos, algo que muchos de ellos lograron con el histórico ‘Matagigantes’. Felines y Potele avisan: “Siempre hay que creer”.
Los veteranos cierran filas horas antes de visitar al Madrid. El Rayo, su Rayo, va a presentar batalla en el Bernabéu. Eso es innegociable. Felines y Potele lo tienen claro: “Siempre hay que confiar, pondremos un 2 en la Quiniela”. Elías Benito asiente al escucharlos y se arranca hasta con el resultado: “¡Vamos a quedar 1-2! El míster Francisco lo está haciendo muy bien”. Sin embargo, su hermano Lorenzo rebaja la euforia: “Me conformo con un empate”. Ambos sólo se ponen de acuerdo en su jugador favorito (“Álvaro”) y un deseo: “Si Fran García no va a jugar en el Madrid, que nos lo den, lo recibiremos con los brazos abiertos”. Uceda, Francisco y Gómez se muestran cautos. “Puntuar es factible”, coinciden. Mientras que Anero ve un factor clave, el campo. “Nosotros en Vallecas sentíamos que podíamos vencer a cualquiera, pero el Bernabéu se nos hacía muy grande”, recuerda el lateral.
Los números le dan la razón. De seis victorias franjirrojas en Liga, sólo una fue en el Bernabéu: el 21 de enero de 1996 (1-2, con doblete de Guilherme). Eso no les hace perder la fe. “Todo pasa porque el equipo luche y presione”, apunta Ángel Ortega, expresidente de la Asociación de Veteranos.
No hay receta mágica para ganar a los blancos, aunque varios de los presentes en la comida en La Escondida, organizada por Manolo Gallardo, presidente del club del 90 al 94, lo han conseguido con el Matagigantes (77-78). Francisco marcó el primer tanto de aquel histórico 3-2 y aún lo recuerda. “¡Dame un boli!”, exclama antes de dibujar la jugada en el mantel de papel. Landáburu le metió un pase en profundidad y se zafó de Sol, el lateral que le marcaba, para abrir el marcador con un tiro cruzado. “¡Anda, Quique! Si ese es tu gol”, reconocen Uceda y Anero entre esa amalgama de líneas. Los tres jugaron aquel partido matinal del 30 de octubre del 77. “Un rato antes solíamos desayunar en el Sol y Aire”, apostilla Anero. Los rayistas, que habitualmente tenían una prima de 10.000 pesetas, habían conseguido el doble, que era lo que les pagaban por la victoria a domicilio. Y Marcelino Gil se rascó el bolsillo con gusto. La ocasión lo merecía.
“¡El Modric de entonces era Felines!”
Francisco y Uceda, canteranos blancos, vencieron a muchos de sus amigos aquella mañana, con el estadio de Vallecas lleno hasta la bandera. “El Madrid tenía a los mejores futbolistas de España y, como no había sitio para todos, sacaban a los que éramos de la casa y no habíamos costado un duro”, reflexionan al alimón. Estando en el filial, el central se quedó a dos días de debutar con el primer equipo. Quien finalmente lo hizo fue Camacho.
Aquel Rayo y éste tienen similitudes. “Éramos muy verticales también y en cuanto a la preparación física, un referente”, explica Uceda. A lo que Francisco aventura: “A este nivel, los franjirrojos pueden ganar, con su juego directo y sus contras. El bloque está muy armado. Hay que atacar al Madrid porque si te domina, te marca”.
“El Rayo tiene que salir a atacar al Madrid porque si te domina, te marca”
Ahí el gran peligro es Bellingham. “Está en racha”, advierten los hermanos Benito. Anero lo secunda: “Me encanta y destacar en el Madrid no es nada fácil”. Pararlo se antoja complicado, aunque ellos, que lo han hecho con Cruyff, Santillana o Kempes, no se arrugan. A Uceda le convencen más Modric y Kroos. “¡Pues el Modric de entonces era Felines!”, le define Francisco. Eso abre la puerta a todo tipo de comparaciones. ”Uceda se parece a Piqué”, dicen unos y otros: “Anero a Fran García”. Hasta que Gómez reconduce de nuevo la conversación. “Mi opinión va a ser impopular. Me gusta muchísimo RdT y debería ser titular siempre, como Óscar Valentín”, manifiesta el portero, parte de esa Franja que afeitó los bigotes al Racing en 1972.
El Madrid trató de repescar Uceda, pero los clubes no llegaron a un acuerdo. Tampoco Malbo y Elías Benito. “Años después me echó la bronca Di Stéfano por no fichar”, ríe el centrocampista. “Era como Comesaña, pero más atacante”, le dibuja Anero, a lo que Elías matiza: “Y con más garra”. Ríen recordando las otras gestas del Matagigantes, que también tumbó a Sevilla (4-1), Athletic (3-2), Valencia (3-0), Atlético (2-0) y Barça (2-1) en Vallecas. Por lo que terminó la primera vuelta tercero y el curso, décimo. “No nos imaginábamos hasta dónde podíamos llegar, pero lo fuimos descubriendo”, asegura Anero, uno de los universitarios del vestuario, junto a Alcázar, Rial, Landáburu, Salazar, Francisco... Termina la comida con Samper, Chuti, Salazar, José María Martínez... y, poco a poco, los jugadores y sus recuerdos se van marchando. Allí sólo queda silencio y el mantel blanco con el dibujo del gol de Francisco. La prueba irrefutable de que ganar al Madrid es posible.
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