Renovación guadianesca de William Carvalho
La renegociación de la deuda de 12 millones que representaba el portugués, clave para desatascar las inscripción final de Willian José
William Carvalho, que durante todo el verano simbolizó un impedimento por los 12 millones de euros que arrastraba entre salario, amortización y atrasos, acabó siendo la solución al farragoso asunto de las inscripciones. La propuesta de renovación antes de que finalizara el curso anterior desapareció al inicio de la pretemporada. La puerta de salida del Benito Villamarín estaba abierta. Unos meses más tarde, el portugués fue el comodín al que se vio obligado a recurrir el club verdiblanco para evitar un ridículo que, entre otras cosas, sí impidió sumar más refuerzos para Manuel Pellegrini.
El acuerdo de renovación hasta 2026 allanó el terreno, aunque el Betis acudió al auxilio generalizado del plantel para no dejar en la picota a Willian José, que se había quedado como un náufrago casi hasta el toque de campana de la Liga de Fútbol Profesional. El lastre económico que presentaba Carvalho le puso en el disparadero. Tenía que buscar nuevo destino. El plan de renovación se había esfumado. Empezó una dura partida. Y ahí surgió otra traba. Nadie daba lo que el Betis imaginó (15-20 millones). Y eso que el traspaso de Feddal al Sporting Club de Lisboa decreció el porcentaje del 25 al 20 por ciento de una futura transacción del centrocampista.
El Galatasaray ofreció tan sólo 5 millones. La oferta del Monza rozó el esperpento: dos millones de cesión y seis más si permanecía en la Serie A. Un riesgo innecesario porque su anterior contrato expiraba en 2023. El Nottingham Forest, que merodeó Heliópolis durante todo el verano, pujó con muy poco dinero igualmente. El Olympique de Lyon fue el club que estuvo más cerca de atraparlo porque intereses comunes del Betis con Aouar alumbraban una solución interesante: intercambio con valoración individual del portugués y el francés por 8 millones cada uno. Tan encaminado iba el acuerdo que Carvalho llegó a desmelenarse con una exigencia de medio millón más, hasta 3,5 netos por cada una de las tres temporadas, según desveló Radio Montecarlo.
El entuerto de Carvalho reorientó las miras del Betis, que antepuso como primer sacrificado a Bartra, quien ya estaba dispuesto a aceptar la renovación con rebaja del 20 por ciento que tanto le había incomodado. Por cierto, el mercado de valores en el que cotiza el Trabzonspor publicó unos días después de su traspaso las cifras: 1,25 millones pagaderos en dos plazos y tres temporadas para el central con unos emolumentos de 1,5 millones netos y 700.000 de bonificación. Nada se publica sobre variables por el club otomano, que no está obligado a anunciarlos. El aliciente de la Champions, con la eliminación por el Copenhague, se esfumó, con o sin premio añadido.
La salida de Bartra arregló poco, ni siquiera la inscripción de Luiz Felipe, que se demoró dos semanas, así que las cuentas no salían de ninguna manera. Carvalho, que era un problema por las deudas pendientes, acabó siendo fundamental en el desenlace. Pellegrini respiró porque, como mínimo, no quería prescindir de ningún jugador más. Y el portugués, además, arrancó el ejercicio deslumbrando.