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Piccini: “Fui tonto cuando me marché del Valencia”

El italiano, recién retirado, hace un repaso con AS de su extensa carrera y remarca su sentimiento valencianista.

Cristiano Piccini, en la ciudad deportiva de Paterna.
Nacho Hernández
Julián Burgos
Llegó a la redacción de AS en Valencia en 2013. Antes fue delegado en AS en Alicante desde 2005. Sigue el día a día del Valencia y escribe las crónicas del Villarreal y Valencia Basket. Ha sido cronista de cuatro equipos valencianos en Primera. Ha cubierto Champions, Europa League, Supercopa de Europa, Euroliga, Eurobasket, Copa Davis…
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Cristiano Piccini (Florencia, 1992) se retiró en septiembre a los 33 años, después de jugar en 13 clubes y seis países. En España llegó al Betis tras agotar una gran cantidad de cesiones desde el club en el que se formó, la Fiorentina. Tras un primer año en el que “disfrutó de la vida” en Sevilla, se centró y el equipo bético acabó contratándole.

Años después llegó a Valencia, donde fue partícipe de la gran campaña 2018-19, levantando la Copa del Rey. Una “explosión en la rótula” le cambió la vida y estuvo casi dos años sin jugar. Cuando empezó a recuperarse, le llegó una oferta del Estrella Roja que le privó de jugar los últimos seis meses con la camiseta del Valencia. Se arrepintió. “Fui tonto porque me fui por dinero y a los seis meses ya quería irme del Estrella Roja”. Las lesiones le han perseguido durante su carrera y hace unas semanas, después de dar muchos tumbos, toma la decisión: “Ya está”. No se considera una leyenda del Valencia pero sí “un jugador honrado al que la afición valoró”.

-¿Como le va la vida de recién retirado?

-Muy bien. Obviamente ser futbolista es muy bonito, pero sobre todo en los últimos años implicaba también vivir lejos de mi familia y eso ya se había vuelto una carga bastante importante para mí. Entonces, ya disfrutando de la familia y disfrutando un poquito más de esa libertad, que es no tener que ir a entrenar todos los días, tener que comer bien y no disfrutar realmente de muchas cosas.

-¿Recuerda el número de equipos en los que ha jugado?

-Lo estaba contando hace un tiempo y creo que son 13 y seis países. 13 equipos con solo 33 años. No está mal, ¿no?

-¿Cómo un chico de Florencia, prometedor, nunca llegó a jugar en la Fiorentina?

-Entonces, sobre todo en Italia, era difícil que un chico pudiera sentarse en un equipo tan importante como era la Fiorentina. Lo normal era que salías del Primavera, que es como el segundo equipo. Si lo haces bien, y progresas como lo hice yo, juegas en la Serie C, la tercera categoría en Italia. El año siguiente siempre cedido en segunda división y al año siguiente cedido en primera división, en un un equipo más pequeño... Y luego llegó la oferta del Betis y la decisión mía también de querer probar esa experiencia en el extranjero, después de estar un poco desilusionado, de tanta cesión, del fútbol en Italia.

-¿Cómo le fue en esa etapa del Betis?

-Llego muy ilusionado con la experiencia de poder jugar en un equipo tan grande. Seguramente no estaba preparado porque era joven y llego con mi estilo de vida en Italia. Como no había jugado en equipos con tanta masa social y realmente no me conocía nadie, pues mi estilo de vida era muy de chico joven, de salir, de disfrutar de la vida, de la noche.

“Al Betis llegué con mi estilo de vida en Italia: salir, disfrutar de la vida, la noche... No era un profesional”

Cristiano Piccini

-Una ciudad tentadora Sevilla para un deportista.

-Claro, yo me encontré en una ciudad tan llamativa en ese aspecto y no supe gestionarlo al principio. Tuve muchas lesiones musculares, no era un profesional, no tengo ningún problema en admitirlo. Y luego, después del primer año que fue en Segunda División, subimos a Primera, donde no jugué muchos partidos. Al año siguiente el Betis me compró porque el primer año fui cedido. Ya había asentado la cabeza, ya había conocido la ciudad, ya había entendido que mi cuerpo también estaba cambiando. Con 22 años ya no tenía la resistencia de no dormir tanto, de salir, de beber... que tenía con 18, que me creía que era Ironman y podía hacer todo. Yo llegaba a los entrenamientos del Carrarese directamente, había dormido en el coche, ¿sabe? Dos horas y me iba a entrenar. En el segundo año del Betis jugué 18 partidos seguidos a un buen nivel y la putada fue que en el primer partido de la segunda vuelta me rompí el cruzado. Y ahí obviamente pues se paró un poco mi progresión, me operé, hice la rehabilitación y en seis meses, o sea, empezando la temporada siguiente, ya estaba bien para jugar e hice una buena temporada ahí y luego me fichó el Sporting de Lisboa.

-Y en el Sporting hace un buen año...

-Yo creo que el mejor de mi carrera. Ya era un hombre, ya no era un niño, ya con una novia, que estaba embarazada de mi primera hija, ya la cabeza era otra, muy profesional. Y la verdad es que en Lisboa lo hice muy bien y se hablaba de muchos equipos, también de Premier League, grandes equipos italianos... Y bueno, luego apareció el Valencia al final y fiché.

-Y en Valencia...

-En Lisboa era como titular inamovible, jugué todos los partidos, y en Valencia pues había partidos que no jugué, no empecé bien en el Valencia, empecé los primeros dos, tres partidos... el segundo partido contra el Espanyol, perdimos por mi culpa, hago una cagada increíble. Y entonces, ya luego sí que cuando me asenté empecé a ir con la selección, ahí fue muy bueno, pero como que tuve tres o cuatro meses a un nivel muy alto y luego pues un poco una lesioncita muscular, tal. Obviamente luego bajas un poco el nivel. Pero sí, fue muy buen año también, ganamos la Copa, yo jugué en la Copa.

-Su primer año fue para enmarcar...

-Sí, nos clasificamos a la Champions y yo también empecé a ser un fijo para la selección italiana. Bueno, fue muy buen año también. A nivel individual, fue mejor que lo de Sporting por empezar a ir con la selección, de poder ganar un título tan importante, pero mi feeling, yo creo que en el Sporting llegué a ser un jugador importante. O sea, mejoré mucho en esa etapa en el Sporting.

-¿Por qué la afición le cogió tanto cariño?

- Más que nada fue por un episodio: el gol que hago contra el Huesca, que cambió un poco la dinámica del equipo. Entonces, yo creo que la afición me ha cogido cariño, sobre todo por eso y obviamente por mi manera de ser, mi personalidad e intentar siempre ser un chico correcto, honrado y hablar las cosas claras, sin tener problemas en admitir cuando me equivoco y tal, que a veces a los jugadores les cuesta un poco admitir sus equivocaciones. Yo creo que a parte de haber jugado a un nivel alto durante unos meses, también creo que me cogieron cariño más por la persona. Luego, el gol ese que marqué al Huesca, que lo necesitábamos, también fue importante para la afición.

-¿Qué recuerda de aquella Copa del Rey de 2019?

-La verdad que son unos recuerdos increíbles, unas emociones increíbles, poder ganar un título con un club tan importante que llevaba años sin ganar, el cariño de la gente cuando llegamos de Sevilla a la ciudad, a Valencia, el recibimiento, todo. Fue algo maravilloso. Se hizo algo grande ahí. Esa era la sensación también de todos nosotros.

Piccini: “Fui tonto cuando me marché del Valencia”
Cristiano Piccini, con la Copa del Rey, en Sevilla.RODOLFO MOLINA

- Y encima en el Villamarín...

- Sí, sí. Un poco cerrar los círculos.

- Y después de todas esas celebraciones, un verano en el que parecía que al año siguiente iba el equipo iba a crecer y llega el día de entrenamiento de la fatal lesión. ¿Cómo lo recuerda todavía después de tanto tiempo?

-Realmente ya asumida bastante, pero sí, creo que era el 28 de agosto y me opero el 29, sí. Y fue una acción de juego, como habrán habido miles en toda mi carrera y ese día pues el contacto equivocado en el punto equivocado y me lesioné de gravedad con esa fractura de rótula... una fractura no, una explosión de rótula más que una fractura. Y ya, recuerdo obviamente el momento, recuerdo mis compañeros, recuerdo a Marce que era el entrenador, recuerdo que el doctor Maestro estaba ahí presenciando el entreno. Él venía una vez al mes y coincidió que estaba allí. Y viajé con él directamente a Gijón para que me operara el día siguiente.

-Es una obviedad pero fue un antes y un después de su carrera.

-Sí, por supuesto, cortó por completo mi carrera, cambió todo, porque obviamente yo creo que hubiera sido muy importante en el Valencia, igual hubiera podido seguir todavía jugando ahí si no hubiera sido por esa lesión. O seguir a un nivel alto del fútbol. Porque al final era muy buen jugador y obviamente esa lesión que te llega con 26 años y vuelves con 29, no es muy fácil seguir a un nivel alto, pero no porque no puedas estar a un nivel alto, más porque ya los equipos no se fían, que eres un jugador entre comillas problemático porque tienes lesiones, porque no estás al 100% y ya no te dan esa posibilidad de poder jugar a estos niveles.

-Usted estaba en la burbuja de la lesión, pero días después se cae el proyecto...

-Obviamente yo estaba un poco en mi burbuja. Creo que volví a la Ciudad Deportiva como dos días antes de que echaran a Marcelino. Fue algo sorprendente para todos porque Marce, aparte de ser un gran entrenador, era muy querido por todo el grupo y no había realmente una motivación para echarlo, porque deportivamente las cosas iban bien y bueno, fue más algo creo que personal. Y luego, obviamente, también llegó otro entrenador que no tenía mucha experiencia, Celades. Yo, en mi situación, obviamente lo sentía porque se fue una persona que, aparte de ser muy buen entrenador, como he dicho antes, era una magnífica persona conmigo, estuvo muy cercano todo el tiempo durante la lesión, después de la lesión y todo. Entonces obviamente a mí me afectó a nivel personal y a nivel también emocional un poco. Y bueno, el proyecto obviamente no era el mismo. En los años siguientes se ha visto que se ha caído un poco el equipo.

-Y después de un año lesionado le ceden a la Atalanta...

- Sí, estaba en Champions. Era el año después del Covid.

-Allí solo juega un partido ¿Qué pasó?

-Que todavía no estaba. Juego un partido, pero en unas condiciones... que estaba cojo todavía. Ahí pasó algo raro. Yo realmente todavía no me lo explico. Yo fui tonto porque me dejé convencer, pero yo no estaba listo para cambiar de club, obviamente. Había empezado a entrenar un poquito con el equipo cuando estaba durante la pretemporada del Valencia. Pero sí, para estar bien todavía me faltaba mucho. Y nada, fue algo que surgió, esa posibilidad.

-Y no salió bien.

-Yo fui ahí, hice revisiones médicas, yo te lo juro por mis hijos: no podía saltar con la pierna derecha. Y digo, no voy a pasar el reconocimiento médico ni en broma. Y deciden ficharme diciéndome que me iban a dar un mes con sus preparadores para ponerme bien, que te devolvemos a la selección, todo estupendo. Y luego, realmente el plan que había conmigo era intentar meterme con el equipo lo antes posible cuando yo no estaba listo. Y bueno, no estando listo, pues todo se vino abajo y lo pasé mal. A nivel personal lo pasé mal porque me sentí un poco abandonado y estaba en una situación donde necesitaba sentirme cuidado y protegido más que nunca. También a nivel mental no estaba bien, Estaba mal, porque te puedes imaginar, llevas un año entrenando e intentando hacer de todo, pero de todo. Yo he pasado meses en que me despertaba a las seis, iba al gimnasio, volvía a casa, desayunaba, iba a la ciudad deportiva, hacía tratamiento, entrenaba, comía, volvía a casa con mi fisio, entrenaba y hacía tratamiento durante meses. O sea que vivía solo para recuperarme. Entonces, obviamente, ves que no hay salida, que no mejoras o que si mejoras, luego a la semana ya vuelves atrás un mes, porque cuando aumentabas las cargas de trabajo, la rodilla no lo soportaba y se hinchaba y luego pues obviamente vas a un equipo nuevo donde te dicen determinadas cosas y luego no las cumplen y te encuentras tan solo, aunque es mi país, aunque tenía mi familia más cerca, mis padres y tal, aunque tenía un vestuario muy top, porque eran muchos chicos italianos y entonces, obviamente, para mí era también bonito estar ahí con muchos compañeros italianos, de la selección también... Pero no funcionó y yo no estaba listo para ir ahí y fue una decisión, la primera decisión equivocada que tomé. No eres lúcido. No eres lúcido cuando estás en ese momento, en esas situaciones, y luego pues te hablan, te dicen, pues tú te lo crees y al final pues tomas decisiones equivocadas.

-Y vuelve a Valencia...

-Yo vuelvo a Valencia en enero, en el mercado invernal, vuelvo a Valencia llamando a Anil Murthy diciéndole: ‘Por favor, soy de vuestra propiedad, quiero volver y aquí no me voy a recuperar nunca, lo estoy pasando realmente mal a nivel personal’. Y Anil me dijo: ‘Cris, el problema es que no podemos pagarte la nómina’. O sea, no podemos pagarte el salario, porque el salario me lo pagaba la Atalanta. Y obviamente si dejaba la Atalanta no me iban a pagar. Y entonces dije: ‘Al carajo el dinero, me vuelvo a Valencia si no me muero de depresión aquí’. Y dejé seis meses de salario y estuve seis meses sin cobrar. Al final, mira, yo en ese momento prefería ir a un sitio donde me querían, donde me cuidaban y donde sabían lo que tenía porque lo vivieron ellos conmigo y donde hacía realmente un plan para recuperarme, que yo tenía toda la ilusión del mundo para volver a jugar al fútbol. Y al final eso, ¿para qué? Para tener más dinero, igual no jugar más. ¿Sabes lo siguiente? O estar mal y vivir deprimido seis meses más, sin ilusión, sin nada. La tranquilidad para mí vale mucho más que el dinero.

“En la Atalanta dije: ‘Al carajo el dinero’... Me volví a Valencia y estuve seis meses sin cobrar”

Cristiano Piccini

-Y al final lo consigue. Juega y marca otro gol que le marcas al Elche, que cierra otro círculo.

- Sí sí. Lo recuerdo perfectamente, con Bordalás, que hizo un gran trabajo también, muy buen entrenador, muy buena persona. Y sí, conseguí volver a jugar con muchas dificultades porque no fue fácil. También durante la pretemporada con Bordalás, en el primer amistoso, me rompo el isquio. En septiembre creo que juego con el Villareal un rato y luego vuelvo a jugar solo en noviembre, me parece, o algo así. Pero bien, me encontraba bien y realmente pues creo que me había ganado, no te digo la titularidad, pero me había ganado un sitio en el equipo, porque jugué titular contra el Celta, lo hice bien; jugué contra el Elche, metí gol e hice un buen partido; jugué contra el Levante, hice un buen partido; jugué contra el Espanyol, creo que media hora; y luego jugué titular contra el Real Madrid, en el Bernabéu que fue mi último partido en el Valencia.

- Y cuando ya parecía que volvía realmente, ¿por qué se va?

-Pues porque también fui tonto, porque en ese momento a mí se me acababa el contrato con el Valencia y no me iban a renovar. Yo tenía un contrato muy bueno, creo que era de los mejor pagados del equipo en ese momento, porque tenía el contrato que firmé cuando me compró un Valencia de Champions League. Y el club no estaba dispuesto a pagar más un contrato así, y menos a mí, que llevaba dos años y medio lesionado. Entonces les dije: ‘Mira, yo quiero quedarme, pero me da igual el dinero, no pretendo ganar lo mismo, pero sí que yo voy a aceptar cualquier cosa’. Y me dijeron: ' Cris, estamos cubiertos, habían fichado a Foulquier, estaba Tití Correia, estamos cubiertos en tu posición’. Y dices, bueno, pues nada. Y llegó esa oferta del Estrella Roja, que me hacían tres años y medio de contrato, casi al mismo dinero que cobraba en el Valencia. Y entonces ahí también mi agente me dijo: ‘No puedes decir que no, es mucho dinero, nadie te va a hacer un contrato así, no sabemos cómo va a reaccionar tu rodilla: si aguantas un año, si aguantas seis meses, si aguantas diez años y tienes que aceptar eso. Juegan en Europa, tal, no sé qué, no sé cuánto’. Y bueno, también me dejé comer la cabeza y acepté.

- ¿Y cómo le fue a partir de ahí?

-Pues ahí en el Estrella Roja mal. No porque estaba mal, sino porque me encontré en una situación completamente diferente a la que yo he estado acostumbrado. Es un club muy histórico, es un club que tiene una afición espectacular, pero sí que la liga serbia, si la quieres comparar con la Liga española o italiana, no tiene nada que ver. El equipo era muy superior a todos los demás, ganaba fácil todos los partidos, no había casi competición, Porque ganabas casi siempre 5-0, o sea que no era muy motivador, no había afición. Yo jugué un partido de liga en el techo de un centro comercial. Madre mía. Todo muy así. Entonces yo no conseguía acostumbrarme y no conseguía hacérmelo gustar. Me había roto el alma para volver a jugar y ahora que estaba bien no quería jugar. Entonces pedí la rescisión. Y dije: ‘Mira qué tonto que soy, que me fui ahí por el dinero y al final...’. Entonces me quedé unos meses sin equipo y no me llamaba nadie, nadie, pero nadie. Le dije a mi agente: ‘Mira a ver en segunda división en Italia, mira a ver en España... joder, que llevo 20 años jugando en Champions League y en la selección...’ No me llama nadie, nadie, ni en segunda división, sin tener pretensiones económicas, y el único club que me llama es el Magdeburgo en Alemania, a finales de agosto.

-¿Y qué le dijeron?

-Me llama el entrenador. Soy Christian Titz, entrenador del Magdeburgo. Y yo le digo: ‘¿Y eso qué es?’. Somos un equipo de segunda división alemana, hemos subido de tercera el año pasado y necesitamos un jugador con experiencia porque nos está costando mucho en defensa... Llevamos siete partidos y hemos encajado no sé cuántos goles como 15 goles o algo así. Me lo pienso. Y mi mujer me dijo: ‘si quieres seguir jugando...’, porque yo había pensado ya dejarlo ahí. La primera oferta era como lo que yo ganaba en un mes antes, lo ganaba en un año ahí. Entonces, bueno, mejoraron y acepté, me fui ahí. La verdad es que ahí volví a disfrutar del fútbol de una manera sorprendente porque el equipo era muy modesto, pero la afición, 30.000 todos los partidos. En Alemania también cuando juegas de visitante todos los estadios están llenos y nosotros teníamos una forma de jugar espectacular. A mí me pasaron a jugar de lateral a defensa central y era eso un poco que manejaba un poco los tiempos del equipo, el tiempo está ahí y lo disfruté muchísimo. Salvamos al equipo pero vivir en Alemania, en una ciudad pequeña de la Alemania del Este, después de haber vivido en Sevilla, Lisboa, Valencia, Belgrado, que también era una ciudad increíble, pues era complicado, sobre todo para mi familia. Y claro, mi mujer y los niños se vuelven a vivir a Valencia y yo me quedo ahí solo, porque para ellos era inviable. Pensaba que me iba a salir algo porque lo había hecho bien, algo de España o Italia...

-¿Y no fue fácil?

-No, no llega nada. Empiezo la temporada en Magdeburgo, la primera vuelta a un nivel alto. Y en enero llega la llamada de la Sampdoria. Hablo con él entrenador para que me deje libre y él lo hizo posible. Me voy allí ganando aún menos porque la Samp no tenía un duro, en Serie B. Me hacen seis meses de contrato con la promesa de que si todo sale bien, renovar. Enseguida fue uno de los capitanes, jugamos los playoffs. Creía que iba a seguir pero de vacaciones me llama el equipo de San Luis, en Méjico. Yo les dije que me iba a quedar en la Samp. Y de un día para otro cambian de director deportivo y Pirlo, que era el entrenador, me dijo que iba a seguir. Pirlo dijo que nos quedáramos Expósito y yo pero ellos querían traer a su jugadores. Pirlo me recomendó que me fuera a Méjico.

-Y las maletas y a Méjico...

-Voy con mucha ilusión, me hicieron dos años más uno. Empiezo bien, a buen nivel pero me aparece un dolor un la rodilla izquierda, que es la buena. No encuentran nada. Me llevaban a caminar a la montaña para fortalecer. Entonces le pido al club el permiso de ir a ver a mi fisio en España. Viajé a España y en tres semanas me puso bien, tenía una inflamación del cartílago y regreso, juego, hago muy buenos partidos, hago un partidazo contra Tigres, en cuartos de finales de los playoffs. Llegamos a semifinales, contra el Monterrey, contra el Rayados. Y vacaciones, dos o tres semanas, regresamos, hago una pequeña pretemporada, todo bien... hago los primeros dos partidos y en el tercero me rompo el aductor, pero algo pequeño, de dos, tres semanas. Me dijeron: ‘Te recuperamos, podemos forzar...’ forzamos y me rompí otra vez. Y ahí mi cabeza se fue. Dije: ‘Al carajo, yo ya no aguanto estar así’, siempre corriendo detrás de la mejor forma y tal. Y llego a casa y le digo a mi mujer que ya estaba harto de jugar, que ya no había necesidad de seguir así. Era algo en caliente pero sí que lo medité bastante y fui a hablarlo con el director deportivo del club y le pedí la rescisión. En ese momento quería dejar el fútbol, fue el pasado mes de febrero. Ellos me piden seguir hasta final de temporada. Yo le dije que ok, pero que tenían que respetarme, que yo necesitaba un tratamiento diferente los otros jugadores, los entrenamientos diferentes. El entrenador era Domènec Torrent, que fue el segundo de Guardiola durante muchos años. Él me comprendía pero al final pues creo que el club hizo cuentas de los salarios y me dijeron de rescindir. Y yo dije. ‘¿Sabes qué? Ya está’. Voy a disfrutar de la vida, me quedo en Méjico unos seis meses, disfruto del país, me voy de viaje y tal con mi familia, desconecto y luego ya, si en julio no quiero seguir jugando, pues ya me retiro del todo.

-Y le llega su última etapa...

-Entonces, me quedo unas tres semanas así tranquilo y me llama el entrenador del Yverdon. Un equipo de Suiza, que fue mi última etapa como jugador. Era Pablo Tramezzani, un italiano. Me llama y me dice que me necesita, que no podía retirarme... Y voy con él. Realmente, si quiero a una persona en el mundo del fútbol, es ese hombre. Tuve una conexión con él humana realmente importante, nos llamamos mucho y de verdad es un tío top y me cuidó y me hizo volver en forma y empecé a jugar. Jugué el primer partido de titular contra Young Boys. Y me decían. ‘Está Bedia, que ha marcado 15 goles el año pasado en Bundesliga y tal... Y dije: ‘Tranquilos, que yo he jugado al fútbol toda mi vida, que no he empezado hoy’. Y claro, hago un partidazo ahí, Bedia no toca el balón en todo el partido, empatamos1-1, fallamos el penalti del 2-1... Nada, juego cuatro partidos seguidos, meto un gol contra el Grasshoppers, empecé a lanzar los penaltis... El equipo estaba a salvo,, tenía que pasar una tragedia para que el equipo bajara. Estábamos tranquilísimos y se da que la tragedia pasó porque yo me lesiono. Bueno, me lesiono no, me lesionan. Contra el Sant Gallen, me entran con la pierna así extendida en la tibia y se me duerme la pierna. Al día siguiente, hago una resonancia y tenía una microfractura en la tibia. Y ahí terminó la temporada para mí. Faltaban creo que cuatro o cinco partidos y el equipo perdió todos los partidos, pero mal. 3-0, 4-0, 5-0, mal. Y el Yverdon bajó a segunda división. Y nada, yo la verdad es que había vuelto a tener ganas de jugar, sobre todo en ambientes europeos. Y esperaba volver a la Samp este verano porque mi director deportivo volvió ahí. Mi sueño poder volver ahí. Mi sueño hubiera sido volver al Valencia, pero eso ya asumo que es imposible. Y entonces la Samp era una buena opción para mí. Hablé con Andrea, que es el director deportivo, y parecía que sí, que se iba a dar. Yo tampoco tenía pretensiones económicas. Yo ya decía, mira, lo que podéis, me da igual, yo solo quiero jugar para ese equipo porque ahí disfruté mucho. Y nada, esa oferta no llega, mientras fichan a un director general danés y llega con los algoritmos. Sí. Y yo no entro en los algoritmos. Las únicas ofertas que me llegaron fueron dos de Chipre, porque el entrenador que yo tenía en Yverdon fue a entrenar a Chipre y quería llevarme con él. Yo le dije que no, que muchas gracias, pero no, porque sabía que yo necesitaba un ambiente como el de la Sampdoria. Y me llegaron ofertas de Azerbaiyán, Bahrein, Nueva Zelanda... Y digo: ‘Ya está’. Y como no llegó la oferta el 1 de septiembre, me retiro porque no tengo ganas de estar un mes o dos meses entrenando solo, teniendo que cuidarme si como una galleta más o una menos, que si salgo a cenar con mi mujer no beber un vaso de vino o si quiero ir un fin de semana con unos amigos no beberme un gin-tonic.... Dije ya. Hasta aquí. Y así fue.

Piccini: “Fui tonto cuando me marché del Valencia”
Piccini, con sus compañeros en Estrella Football Group.

-¿Y qué planes tiene ahora?

-Vivo en Valencia y la verdad es que también esa fuerza de dejarlo con tanta serenidad me da también esa oportunidad que me ha llegado en el mundo laboral porque he entrado en un grupo que se llama Estrella Football Group, que es un grupo holandés que está comprando equipos. Estamos comprando equipos. Estoy trabajando de Global Football Advisor con ellos Yo viajo, me reúno con gente del fútbol, vemos opciones, meditamos, hacemos Due Diligence de los equipos. Este sí, este no. Y me está gustando mucho ese nuevo trabajo, estoy muy contento.

-¿Cómo vivió el homenaje que le dieron en Mestalla, en el partido ante el Oviedo?

-A nivel personal fue algo inexplicable, muy agradecido a todo el club, a Tomás Ribera, de la Curva Nord, a todos los aficionados, de haberme dado ese privilegio. Tener el cariño de Valencia, de la afición, del club, porque al final, como futbolista en el campo, no hice tanto para tener todo ese cariño. No soy una leyenda, no soy Dani Parejo, que ha jugado 10 años y ha sido el capitán y ha jugado unos 500 partidos para el Valencia. Yo jugué creo que unos 60 partidos. La afición me ha querido mucho, creo que me quiere mucho, más por la persona que soy. También el año pasado, cuando pasó la DANA, a mí me afectó mucho ver los vídeos. Yo estaba en México y ayudé con alimentos y todo y eso, bueno, salió. Se supo. Y la gente creo que me tiene mucho cariño, sobre todo por eso.

-¿Y cómo ve el equipo?

-Yo no diría que mal, yo diría que es un equipo joven, que tiene muy buenos jugadores con experiencia y jóvenes. Creo que tiene un gran entrenador, porque si no llega a Corberán el año pasado, el Valencia baja a Segunda. Yo creo que es solo cuestión de encontrar el equilibrio correcto y que los jugadores estén listos en poder jugar en una plaza como el Valencia, porque jugar en el Valencia a veces es complicado. Cuando los resultados no llegan, tienes que tener los huevos para jugar con esa camiseta. Cuando te pitan... A mí me pitaron también y al final, mira, me han homenajeado en Mestalla y no fui el mejor jugador en absoluto, pero sí que fui un tío honrado, un tío que siempre ha sudado la camiseta y que la ha querido y la quiere de verdad. Entonces, eso la afición del Valencia lo valora muchísimo. Igual más que un gol en un partido. Por ejemplo, el otro día estaba viendo el partido, el estadio, el ambiente... Yo tenía a mi mujer al lado y le dije: ‘Si yo hubiera podido seguir jugando en un ambiente así, en un club así, no me hubiera retirado’. Pero claro, si tengo que ir a jugar a Chipre o a Azerbayán, con tres gatos viendo los partidos. No me emociona, no. Hay muchos jugadores que tiran hasta que alguien le ofrezca un contrato, pero yo no soy ese tipo de persona. Si disfruto y tal, bien. Si no, ya ¿para qué?

“Cuando los resultados no llegan tienes que tener los huevos para jugar con la camiseta del Valencia”

Cristiano Piccini

- ¿Se ve volviendo al Valencia?

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-Bueno, eso sí. Y yo para el Valencia siempre estoy. Estoy siempre en lo que quieran, en lo que vean. Obviamente, la puerta abierta siempre está para ellos. Pero no sabría decirle de qué manera a día de hoy. Yo tengo aún la cabeza de jugador.

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