Paulo Iago se aleja del Madrid
La joya de 17 años, asesorada por Jorge Mendes, ha comunicado su intención de salir. La pérdida de protagonismo tras su lesión, determinante.
Dentro de esa baraja que engloba las ‘joyas de La Fábrica’, lo de Paulo Iago (17 años) iba muy en serio. Un chico de Rivas, madridista desde prebenjamines y que ha ido escalando hasta el Juvenil A de Arbeloa. Zurdo, veloz y talentoso. A nivel futbolístico, se le comparaba con Güler, pudiendo ejercer de mediapunta o extremo. Cuando se dice que tenía proyección de primer equipo, es con convicción. Ha crecido impresionando entrenadores y liderando equipos. Pero a finales de 2023 sufrió una lesión de tobillo... y todo cambió. Perdió protagonismo y comenzó una cuesta abajo que, ahora, apunta a su salida. Ya lo ha comunicado.
Esa es la novedad: ha verbalizado lo que llevaba meses temiéndose. Porque, como contó AS en abril, en Valdebebas llevaban tiempo masticando el runrún de una posible marcha. Mentalizándose. La cuestión es que el futbolista tiene contrato: hace algunos meses renovó hasta 2025. Así que su salida debería pasar por un acuerdo con otro club. Y aquí florecen matices. Tal y como ha contado The Athletic, la puerta de Inglaterra está cerrada: al ser menor de edad, no puede fichar por un equipo o academia, tras el cambio de normativa por el Brexit. Y se antoja muy improbable que siga en España.
La fórmula del 50%
Así que su futuro apunta a Italia o Alemania. La prioridad es no perder el control en el futbolista, en una política de ventas que está dejando resultados satisfactorios (Fran García, Rafa Marín o Álex Jiménez). Es decir, o un traspaso con opción de compra, o una venta manteniendo el 50% de sus derechos (lo que allanaría un posible regreso en el futuro). A día de hoy el futbolista no tiene nada cerrado con ningún club, pero sí conoce el interés de múltiples equipos y se prepara para escuchar ofertas.
Paulo Iago está representado por Jorge Mendes, con quien el Real Madrid, es popularmente sabido, no guarda la mejor de las relaciones (aunque tampoco es mala). Fuentes del club confirman que, pese a ser un canterano, José Ángel Sánchez quiere estar cerca de la operación, algo inusual en futbolistas fuera del primer equipo, donde la delegación de trabajo es más corriente. Pero Paulo Iago es ese chico que lleva toda la vida ilusionando en La Fábrica... y con el que se quiere tener un mimo especial.
Aquella lesión de tobillo
Al futbolista le cambió la vida a finales de 2023: en vísperas del Mundial Sub-17, en el que apuntaba a líder de La Rojita, sufrió una notable lesión de tobillo. Viajó, pero apenas tuvo minutos, siendo suplente, de hecho, en los dos primeros partidos. Hasta ahí era un indiscutible en los esquemas de Arbeloa y, al volver, perdió protagonismo. Fue suplente y, en ocasiones, se quedó sin jugar. Una situación anómala que se volvió especialmente dolorosa por la falta de explicaciones: el entorno del jugador asegura que no entiende cómo Arbeloa no ha tenido una charla con él.
Puertas cerradas
Paulo Iago, simplemente, perdió la etiqueta de indiscutible. Un pinchazo en el caché que ha ido frenando el paso. Hasta hoy. Lo cierto es que en el Real Madrid se temía que el jugador miraba con recelo al medio plazo: cuando se le ofrecieron tres años de contrato y sólo firmó dos, se entendió que era porque no estaba del todo seguro de su futuro. Y las dudas, en cierto modo, son lógicas: el overbooking en la punta de ataque, sumado a los fichajes de jugadores como Güler, prácticamente le cierran las puertas de par en par.
El futbolista, en boca de Mendes, ya ha comunicado su intención de salir este verano. Poner punto final a su etapa en Valdebebas, donde lleva jugando desde prebenjamín. Dentro del club se sopesaba la posibilidad de que esta temporada fuese a tener ficha del Castilla, pero su bajón de rendimiento había sembrado dudas y ni eso estaba garantizado. En ese ambiente, Paulo Iago ha decidido que lo mejor es salir. Así que todas las partes ya escuchan ofertas. Nadie sabe si en unos años volverá pero, por ahora, la joya de La Fábrica apunta a salir. Un final esperado y, a la vez, inesperado.