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Marcos y el día que llegó Maradona al Barça

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Quedamos en llegar todos un poco antes al entrenamiento para esperarle en el vestuario, para recibir a ese jugador por quien el club había pagado el mayor traspaso de la historia por un futbolista: 1.200 millones de pesetas. Cuando Diego entró y se sentó, uno de nosotros soltó: ‘A ver, demuéstranos qué sabes hacer con un balón’. Entonces, Diego, tranquilamente, abrió la bolsa de deportes y sacó las medias. Las llevaba recogidas, echas una bola, y descalzo se puso a dar toques con ellas como si fuese un balón. Hubo que pedirle que parara. Era suficiente”. Así solía recordar Marcos el primer día de Maradona en el Barça, ese joven que acabaría siendo, para muchos, el mejor futbolista de la Historia. Y su amigo.

El Pichón siempre fue amable y compartía esa y mil anécdotas más con quien incluso apenas conocía. Hijo de Marquitos, de su padre no sólo heredó su habilidad para jugar el fútbol, sino también su pasión por las carreras de caballos. Marquitos solía ir al hipódromo con Di Stéfano, y con Puskas y Rial llegaron a tener un caballo al que pusieron de nombre ‘Whisky’. Cuando el Pichón (apodo que le pusieron en su primera etapa en el Atleti) no estaba en un campo de fútbol solía estar en un campo de golf (era un excelente jugador con hándicap 3), pero su lugar preferido para perderse los domingos por la mañana era el hipódromo de La Zarzuela. De joven iba en compañía de su hermano César, quien llegó a jugar en el Rayo Vallecano y que después se hizo entrenador de caballos. De mayor acudía con su hijo Marcos o solo, al encuentro de su hermano. En el fútbol y en el hipódromo coincidimos muchas veces, “¡Pichón, dame un ganador!”, solía decirme, del mismo modo que le tenia dicho a su hijo (hoy jugador del Barça) “Cuando vayas al hipódromo, lo primero que tienes que hacer es ir a la cabina de comentarista de TVE y saludar a Javi. Si te dice algún caballo, apuéstale”. Por fortuna para el niño, hoy el hijo se gana la vida jugando al fútbol, siguiendo la tradición familiar. A lo que sí puede apostar cualquiera es a adivinar qué nombre le pondrá a su primer hijo varón el hoy jugador del Barça. Exacto, han acertado: es costumbre familiar.

Marcos tuvo una vida envidiable. Desde joven le acompañó un aire de triunfador dentro y fuera de los terrenos de juego. Comenzó en la cantera del Real Madrid, se hizo famoso en el Atleti i triunfó en el Barça. Fue en Barcelona donde conoció a Mercedes, nieta de Luis Zabala, futbolista del Athletic (de 1932 a 1941) y del Barcelona (1941 1 1943), con quien se casó y juntos tuvieron tres hijos: Marcos, Mercedes y Lucía.

Pocas cosas molestaban a Marcos, pero si había una que le cansaba; que la gente le preguntase de qué equipo era. No seré yo quien ahora lo desvele. ¡Hasta siempre, Pichón!