Los eneros de Chen: 67 millones invertidos, 10 recuperados

Dos han sido los objetivos del mercado de invierno del Espanyol. Tres incluso, si se tiene en cuenta que en parte viene a remendar los errores cometidos el pasado verano. Por un lado, mejorar la plantilla actual a fin de asegurar cuanto antes la permanencia. Por otro, contar con activos de futuro, tanto desde el punto de vista del rendimiento deportivo como del económico, en algunos casos. Y ese es precisamente el gran debe de las ventanas invernales del club perico desde que Chen Yansheng desembarcó, en enero de 2016. Unos mercados que, dicho en plata, han resultado una desbarajuste, lo cual se pretende revertir. 67,05 millones invertidos, 10 recuperados.

De auténtica siembra son las incorporaciones de César Montes, a cambio de ocho millones de euros abonados al Monterrey mexicano, de José Gragera, firmado por 2,8 millones procedente de un Sporting de Gijón que se guarda el 30 por ciento de los derechos económicos. A sus 25 y 22 años de edad, respectivamente, el objetivo es que exploten en Primera División sus enormes capacidades para en un futuro no muy lejano poder revalorizarlos y obtener beneficios, que habrán sido primero futbolísticos y después recaudatorios. De rendimiento inmediato son naturalmente Denis Suárez, cedido por el Celta solo hasta junio a cambio de 200.000 euros, y Ronaël Pierre-Gabriel, a préstamo desde el Mainz 05 con una opción de compra. Y de presente y futuro es un Fernando Pacheco que llegó muy sobrepasada la medianoche por 2,2 millones, desde el Almería

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Cabrera, el único superviviente

El récord de inversión, no obstante, se lo sigue llevando de calle la ventana invernal de 2020, en la que partía el Espanyol colista de la Liga y estrenaba su tercer entrenador, Abelardo Fernández, por lo que decidió tirar Chen la casa por la ventana. Raúl de Tomás (Benfica) se convirtió en el fichaje más caro de la historia del club (22,5 millones) y le secundaron Adrián Embarba (Rayo Vallecano, diez), Leandro Cabrera (Getafe, nueve) y Oier Olazabal (Levante, 1,5).

Por RdT se recuperaron solo ocho millones el pasado septiembre, con la compra por parte del Rayo. Embarba salió en un trueque con el Almería por José Carlos Lazo. Y Oier se fue libre el pasado verano. Singular es el caso de Cabrera, el único fichaje de todos los mercados de invierno anteriores que ahora mismo juega en el Espanyol. Y lo peor de todo es que no fueron suficientes para salvar la categoría, si bien sí resultaron fundamentales para recuperarla.

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Y no es éste un dato casual, puesto que tiene cedidos el club perico en el extranjero a sus fichajes de los dos últimos eneros. El de 2021, un Nany Dimata (Anderlecht) por quien se abonaron 2,2 millones como opción de compra obligatoria por el ascenso, y que ahora milita en el NEC Nimega. Y el de 2022, que es Tonny Vilhena (Krasnodar): llegó cedido, el Espanyol decidió pagar hace siete meses por su compra, teóricamente 2,5 millones, pero lo envió a préstamo a la Salernitana.

De Óscar Duarte a Wu Lei

Inversión también hizo Chen nada más asumir la presidencia y la propiedad de la entidad, en enero de 2016, cuando abonó 1,15 millones por un Óscar Duarte (Brujas) que se marchó tres años después gratis, al finalizar su contrato. Nada abonó en aquella ventana por la cesión de Giedrius Arlauskis (Watford), el mismo concepto que en 2018 por Carlos Sánchez (Fiorentina), o un año más tarde por Alfa Semedo (Benfica).

Distinto fue el caso de Facundo Ferreyra (Benfica), por cuya temporada y media de préstamo abonó el Espanyol tres millones. Y más opaca fue la transacción de Wu Lei, de ida y vuelta al Shanghai SIPG teóricamente por el mismo valor, unos dos millones de euros.

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En definitiva, tratará el Espanyol de conseguir con algunos de los futbolistas adquiridos este invierno lo que no ha logrado en toda la era Chen. Continuidad y réditos. Lo positivo es que de esos 67,05 millones invertidos en los ocho eneros con el empresario chino en el club, aún son recuperables los nueve de Cabrera, los ocho de Montes, los 2,8 de Gragera y los dos de Pacheco. Lo malo, el derroche de casi todo lo demás.

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