Lamine: mejoras progresivas para no arruinarse
Con el precedente de Messi, en el Barcelona tienen muy claro que habrá que escalonar en el tiempo el crecimiento económico del contrato de su joven estrella.
Lo que Laporta se pensaba que podría solucionar con un asado, al ver los números del Barcelona cuando accedió de nuevo a la presidencia se estampó contra la cruda realidad. El club azulgrana ya no podía permitirse el contrato de Leo Messi. Dejarlo ir (no poderlo renovar) en contra del deseo del argentino fue una de las decisiones más duras de su segundo mandato. Y la realidad es que las cifras en las que se movía Messi hacían inviable su renovación, por mucho que se hubiera rebajado a la mitad sus emolumentos.
El reto de Laporta y sus directivos en estos primeros años ha sido rebajar la masa salarial, que estaba completamente disparada y era una losa para la economía del club. Y no se quiere ni se puede volver a las andadas. En breve deben llegar las renovaciones de Gavi, Pedri, Araújo y Lamine Yamal y en la zona noble deben ser muy cuidadosos y responsables cuando llegue el momento de cerrar las negociaciones.
Especialmente en el caso de Lamine, la nueva estrella de la entidad. Son conscientes en la dirección deportiva que más pronto que tarde debe convertirse en el jugador mejor pagado de la plantilla pero también quieren recalcar que se trata de un chico de 17 años y que sus mejoras contractuales deben ser progresivas para no volver a arruinar al club y tener de nuevo problemas con el ‘fairplay’ o sueldos disparados. En el Barcelona tienen muy claro que habrá que escalonar en el tiempo el crecimiento económico de su joven estrella.
“No le puedes dar 15 millones limpios a un chaval de 17 años porque a los 23 puede pedirte el doble...”, dicen fuentes del club. Es por eso que la principal tarea en la próxima renovación, que según Jorge Mendes, su agente, no debe tardar demasiado en firmarse, es convencer a Lamine y su entorno que lo mejor para él y el futuro de la entidad es ir mejorando sus condiciones contractuales con el paso del tiempo y no con subidas espectaculares de sueldo que pongan en peligro la sostenibilidad de la masa salarial y la economía del propio club.
En el pasado, el Barcelona acabó ahogado por unos sueldos astronómicos (no solo el de Messi) que no podía pagar en relación a sus ingresos. Y la pandemia fue la puntilla final para la junta directiva presidida por Bartomeu, que decidió vivir al límite. Laporta y su equipo consiguieron revertir esta situación así que no se puede volver a tropezar con la misma piedra.