La angustia común de Machín y Diego Martínez en el Espanyol
El soriano esperó fichajes pero le echaron justo antes de firmar a RdT e invertir 40 millones. El actual técnico ha sufrido por las incorporaciones y después por su rendimiento. Ahora se miden.
Desde el “reajustar expectativas” del inicio de Liga y el icónico “jodido pero contento” al cierre del periodo estival de altas y bajas al “mercado positivo” de este invierno con el asterisco de que la valoración dependerá del “rendimiento en el verde”. Los fichajes han sobrevolado la inmensa mayoría de comparecencias de Diego Martínez desde su aterrizaje en el Espanyol, a inicios de temporada, y no en vano se le sigue preguntando al respecto ahora que los tiene, como sucedió el domingo pasado, tras la derrota ante la Real Sociedad (2-3), por la suplencia de Fernando Pacheco. El técnico perico, que precisamente podría dar en el Martínez Valero la primera titularidad al portero y a otras dos incorporaciones –Denis Suárez y José Gragera–, tendrá en el banquillo del Elche a un referente en esas angustias.
Si alguien sabe lo que es estar esperando a la llegada de incorporaciones para dar un salto en la clasificación, para alcanzar la permanencia en unas circunstancias aún más penosas que las actuales desde el punto de vista perico, ése es Pablo Machín. El preparador soriano aterrizó en el RCDE Stadium en octubre de 2019, tras un inicio fallido del proyecto por parte de David Gallego, y apenas aguantó diez jornadas de Liga, ya que únicamente ganó un encuentro, por dos empates y siete derrotas, la última dolorosísima en Leganés. Sumó 0,50 puntos por partido, la mitad de lo que justamente promedia ahora Diego Martínez y a medio camino de los 0,71 que lleva acumulando al frente del Elche. Pero en el caso de Machín, a diferencia del actual entrenador perico, nunca pudo disfrutar de los fichajes.
“Hicimos un trabajo de optimización de los recursos que teníamos hasta la llegada del mercado de invierno”, explicó el soriano en marzo de 2020, en el canal de Youtube Stadio TV. Y apostilló: “No es cuestión de entrar más en profundidad, pero las circunstancias hicieron que no pudiera disfrutar de esos refuerzos con que todo el mundo coincidía que eran súper necesarios para poder salvar la categoría”. En efecto, Machín era destituido justo en las vísperas de la Navidad de 2019, dos semanas antes de que el Espanyol sacara la billetera como nunca antes en su historia para firmar a Raúl de Tomás, Leandro Cabrera, Adrián Embarba y Oier Olazabal, por una suma de más de 40 millones de euros.
Nada tiene que ver esa mareante cifra en términos absolutos con lo invertido este pasado enero por el Espanyol, 13 millones por cinco refuerzos, pero sí en relativos, ya que ha supuesto el mayor desembolso de un club de Primera División, en buena parte para paliar el desastroso despliegue del mercado veraniego. Ahora Diego Martínez tiene en sus manos la posibilidad de granjear un futuro muy distinto al de Machín, y de forjar un verdadero proyecto en el Espanyol. Lo cual pasa por partidos como el de este domingo en Elche. Ante su predecesor.