Este no es el Tchouameni del Mónaco
El francés se ha ido diluyendo y en Vallecas quedó en evidencia. Ancelotti habla de “falta de frescura”, pero su pupilo está jugando menos que en el club monegasco... Mientras, Casemiro brilla.
Igual es porque aún no está preparado para ser el cinco del Madrid, para ejercer de ancla en solitario sin la compañía del doble pivote al que estaba acostumbrado en Mónaco y con Francia, o porque Qatar le ha nublado las piernas, pero Aurélien Tchouameni ha pasado de fichaje ilusionante a futbolista en entredicho en lo que se disuelve un azucarillo en un café. Un café de un mes y medio de duración, pero valga la analogía.
“Contundencia”. La palabra la repitió Ancelotti ocho veces durante la conferencia de Prensa en Vallecas. Es algo que, en el plano más puramente físico del término, se le está echando en falta al internacional bleu. Carletto dice que pesan las piernas pero aunque Tchouameni es el octavo en minutos (1132′) y ha jugado más, por ejemplo, que Modric (1.095′), al francés esa supuesta indigestión de partidos no se le puede considerar un eximente. Ni mucho menos. Contando su presencia con la selección francesa, el centrocampista madridista lleva una carga de 1.312 minutos esta temporada y la campaña pasada, a estas alturas, entre el Mónaco y Francia había jugado mucho más: 1.928 minutos. En otras palabras: para Tchouameni el arranque de la 2021-22 fue mucho más extenuante que el actual. El Tchouameni del Principado generaba con sus acciones, según Olocip, experto en aplica la inteligencia artificial (IA) al fútbol, 0,31 goles más de los esperados cada 90 minutos. El Tchouameni del Madrid: 0,23. Mientras, Casemiro, tras su arranque tibio en el United, se ha ganado a Ten Hag, los elogios de las islas y también de la IA: su impacto es de 0,34 por 90′ con los Diablos Rojos, mejor que el mejor Aurélien...
La cuestión, entonces, es por qué el rendimiento del galo ha caído desde un pico altísimo (el 1-4 en Balaídos, el 1-3 en Cornellà y el 1-2 en el Derbi del Metropolitano) a las prestaciones actuales. En el Madrid se evita la palabra ‘Mundial’ como razón de determinadas ausencias por cuestiones musculares pero se da la circunstancia de que Tchouameni ha encadenado esa pérdida de presencia en el juego blanco con una sobrecarga que le excluyó de dos partidos, el del Girona y el intrascendente paseo contra el Celtic. En Vallecas, sin el sancionado Kroos y por la falta de fe de Ancelotti en Camavinga (contra el Girona fue el primer sustituido), Tchouameni volvía a ser necesario. Y no respondió. Ancelotti decidió justo tras el 3-2 que necesitaba otra cosa y le mandó al banquillo para introducir en su lugar a Camavinga.
Una de las cuestiones puede ser quién acompaña a Tchouameni. El propio Ancelotti lo dejó entrever de manera bastante directa hoy miércoles en la previa con el Cádiz. “El Tchouameni con Kroos al lado y el Tchouameni sin Kroos no son jugadores parecidos...”, aseveró el técnico transalpino.
El Madrid confía en que Tchouameni remonte tras Qatar porque no deja de ser un fichaje en la frontera de los 100 millones, algo que carga una responsabilidad extra aunque el futbolista poco o nada tenga que ver con ello. Pero ha habido cuestiones que arrojan lecturas preocupantes para el club blanco, especialmente una, la poca química en el campo con Camavinga, otro de los nombres llamados a llevar la manija del Madrid del próximo lustro. El club es paciente porque cree que ellos dos y Valverde son un trío de garantías con el que cimentar el futuro del equipo, pero para eso hace falta un Tchouameni que se adapte al papel de ‘cinco’ más pronto que tarde...