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CELTA

Estalla la guerra civil en el Celta

El presidente Carlos Mouriño tuvo que salir escoltado de Balaídos y en su ‘huida’ del parking golpeó el coche de un vicepresidente. Mallo se lesionó en un puñetazo a una valla.

Actualizado a
Carlos Mouriño durante una comparecencia de prensa en A Sede.
Salvador SasDiarioAS

El pitido final del partido disputado ayer contra el Girona en Balaídos supuso el inicio de un cúmulo de hostilidades sin precedentes en Vigo. Los cánticos de ‘Mouriño, vete ya’ fueron atronadores en el estadio celeste, con la afición encendida contra la directiva. Después de 17 años como presidente, la figura de Mouriño atraviesa por el momento de mayor debilidad, con la grada pidiendo a gritos su dimisión. Lo normal es que abandone el barco tras la celebración del centenario, aunque el trono quedará en casa, con su hija Marián Mouriño asumiendo el mando. La continuidad no servirá para apaciguar los ánimos de una afición cansada de la etapa mouriñista.

Tras abandonar el palco escuchando abucheos, el presidente Mouriño y su hija Marián vivieron la peor escena a la salida del estadio, cuando un grupo de aficionados les recriminó de malos modos su política en el club. La policía nacional tuvo que intervenir para escoltar a los máximos mandatarios del club hasta la zona del parking. Una vez allí, fruto de los nervios por la tensión vivida, Carlos Mouriño golpeó el coche del vicepresidente Ricardo Barros en su ‘huida’ de la zona bélica.

Esta desmedida tensión no fue exclusiva del palco, también en el césped hubo guerra entre los jugadores y la afición. De hecho, gran parte de la plantilla se desplazó hasta la zona de animación para dar explicaciones a los espectadores allí ubicados, en una escena de otros tiempos. El capitán Hugo Mallo fue quien tuvo que dar la cara ante la exaltación de la hinchada. Iago Aspas y Kevin, los otros dos capitanes, se quedaron al margen y no participaron en el surrealista paripé provocado por esa parte de la grada.

Precisamente ese incómodo momento acabó provocando daños físicos a Hugo Mallo, quien decidió soltar toda su ira en el camino de vuelta a los vestuarios. El capitán del Celta se lesionó en el brazo al golpear una valla, fruto de la tensión vivida en los instantes previos. En el día de hoy será sometido a pruebas médicas para comprobar si puede jugar el próximo domingo en Cádiz. El equipo se juega la permanencia en las dos últimos jornadas (Cádiz y Barça) con el ambiente más crispado que se recuerda en mucho tiempo.