Empieza la vida sin Casemiro
El Madrid, en shock, se mide a un Aspas lanzado: nueve goles en sus últimos cinco partidos. Oportunidad para Ceballos por la gripe de Kroos.
Casemiro lleva seis años jugando al menos 42 partidos por curso en el Madrid, ha sido el centrocampista más recuperador de la Liga en las dos últimas temporadas, disputó como titular las últimas cuatro finales de la Champions y lo último que se sabe de él es que fue MVP de la pasada Supercopa y autor de una asistencia el domingo pasado en Almería. Hoy no estará en Vigo ni volverá a formar parte de la santísima trinidad. Así que el equipo blanco (hoy negro, color que simboliza la pérdida) se enfrentará al Celta en estado de shock, con el lastre añadido de la baja por gripe de Kroos, sobre el que Ancelotti fantaseó ayer como posible pivote. “Con él ahí ganamos 22 partidos consecutivos en mi primera etapa”, dijo. De aquello han pasado ocho años y el alemán, al que le incomoda el puesto, ya no es el mismo (sigue el partido en directo en AS.com).
La suerte de Casemiro, y por extensión del Madrid, cambió con una derrota ante el Atlético en aquella temporada (15-16) en que Zidane se estrenó en el banquillo. Hasta entonces solo le había puesto 20 minutos en la Liga, ante el Espanyol. Después de aquel derbi fue titular siempre que estuvo disponible. Ninguno de los técnicos que vinieron después prescindió ya de él y el club no se preocupó de buscarle sustituto: nadie le mejoraba en el mercado y apenas se contabilizan lesiones en su carrera. Ahora ese papel tendrá que asumirlo Tchouameni, al que se presumía un aterrizaje más suave. Ha jugado todos los partidos de pretemporada y los dos oficiales (en Almería fue titular), los tres últimos de la Nations League con Francia y 95 con el Mónaco en poco más de dos años. Ahora, sin tutor, es su hora, empezando por el duelo de hoy en Vigo, en el que también faltará Kroos. Ceballos, con el que Ancelotti mantiene una deuda, será su relevo. Los otros nueve intocables les acompañarán.
La gran racha blanca
La aritmética es aplastante: el Celta lleva ocho años sin ganarle un partido de Liga al Madrid. Sucedió por última vez en mayo de 2014 (2-0 en Vigo), con Luis Enrique en el banquillo vigués y Ancelotti en su primera etapa de blanco. Pero los números no se corresponden con las sensaciones. El año pasado, muy exigido y tras el 0-4 ante el Barça en el Bernabéu, el equipo blanco sobrevivió gracias a tres penaltis señalados por González Fuertes. Dos de ellos acabaron en gol y sirvieron para el 1-2 final. Aquello fue en primavera y la nueva cita llega en agosto, con el Celta en vilo por las carencias de su plantilla.
“Se fueron seis jugadores del equipo inicial”, recordaba Eduardo Coudet, técnico vigués, en la previa del estreno ante el Espanyol. Venda justificada antes de la herida consumada (2-2 después de desperdiciar un 2-0). Pudo quedarse corto. Dituro, Murillo, Araújo, Brais Méndez y Nolito ya no están. Y el club ha autoexcluido a Denis Suárez y Santi Mina.
Al Madrid le aguarda, pues, un Celta nuevo con dos pilares invariables: Coudet y Iago Aspas. Ni en momentos críticos se apeó el técnico de ese plan con tres centrocampistas de ataque y dos puntas. “Hay que tener huevos para jugar bien. Y tener huevos no es tirarse a los pies ni dar patadas. Tener huevos es jugar bien la pelota”, dijo cuando aún era técnico de Racing. Contra el Madrid puede revisar a la baja sus principios y doblar la posición de mediocentro con Tapia. Y es que el exceso de valentía es su capital y su condena: más de la mitad de los goles que encajó el equipo en sus tres primeros meses llegaron por pérdidas en la salida de la pelota.
Aspas, jugador bandera
Iago Aspas es la otra gran baza del Celta. No hay jugador más influyente en un equipo de Primera. El año pasado participó en el 77% de los tantos celestes. Para valorar el dato hay que compararle con los de su especie: Joselu se quedó en el 68%, De Tomás en el 67% y Benzema en el 56%. Con 35 años cumplidos sigue invirtiendo el ciclo vital: seis de sus ocho temporadas más goleadoras le llegaron pasados los treinta. Y a pesar del portazo de Luis Enrique en la Selección, ha sido el mejor anotador nacional en cuatro de las últimas seis temporadas, incluyendo la pasada. Desde su regreso al Celta, en 2015, no ha bajado de 14 goles en ningún curso.
Y no ha síntomas de decadencia. Marcó en los cuatro partidos de pretemporada y en el primero de Liga. Nueve tantos en cinco encuentros. Una ametralladora. Curiosamente, el Madrid no ha sido una de sus piezas de caza preferidas. Hoy disputará su encuentro número 22 ante los blancos, el equipo al que más veces se ha enfrentado, y solo le ha hecho cuatro goles. Al Barça le ha metido diez y al Sevilla 12. Aspas, al que el Madrid tanteó tras el Mundial de Rusia, siempre le ha dado valor a la capacidad de supervivencia de su rival de hoy: “No necesitan dominar para ganar un partido. Cuando huelen sangre, son asesinos”. Sabe de qué habla.