Girona

El ser o no ser de Míchel Sánchez

El técnico, en su primera temporada en el Girona (2021-22), ya pisó la zona de descenso. Ahora, en Primera, repite. Su contrato acaba a final de este curso.

GIRONA, 08/11/2025.- Míchel, entrenador del Girona FC, durante el partido de Liga Primera División entre el Girona FC - Alavés, este sábado en el estadio municipal de Montilivi. EFE/David Borrat.
David Borrat
Marc Bernad Suelves
Redactor de Sección de Fútbol de Diario AS desde 2013. En 2011 entró en Diario AS como becario, después pasó a colaborador y ahora es su casa. Le gusta seguir y escribir de todos los deportes, pero ahora le podrás leer sobre fútbol y vela. Licenciado en Periodismo por la Universitad Abat Oliba CEU de Barcelona.
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Es un ídolo en Girona, en Montilivi. Míchel Sánchez tiene hasta su propio cántico: “Míchel català”. Es historia del club rojiblanco y por muchos, si no lo es para todos, el mejor técnico de la historia del Girona. Llegó la temporada 2021-22, con el equipo en Segunda, y no solo lo devolvió a Primera, también le catapultó hasta el infinito. Le hizo vivir un curso impensable (2023-24), con la tercera posición en LaLiga y la clasificación para la Champions Legue. Pero este año le está tocando sufrir y, sin duda, que está poniendo a prueba su resistencia.

En su primer año tocó el cielo con el ascenso a Primera. Aunque antes tuvo que bajar a los infiernos. No le fue sencillo recuperar a un equipo que se había llevado multitud de varapalos, con playoff de ascenso fallidos, e incluso le tocó lidiar con el descenso. Tuvo jornadas en las que pisó los puestos que llevaban a Primera RFEF, pero aguantó. Pese a los malos resultados logró colocarse en el bolsillo a la propiedad, directiva y jugadores. Remó con fuerza y en Tenerife, en el duelo de vuelta de la final del playoff, se cumplió el sueño y el objetivo de subir.

Su historia en el club rojiblanco tiene muchísimas más luces que sombras. El oro se encontró hace dos cursos con la clasificación para la Champions. El ‘problema’ es que, en el fútbol, no hay memoria y ahora está sufriendo. Él se siente fuerte, claro, pero los resultados no acaban de llegar y el descenso quema. Se llevan demasiadas jornadas en la cola de Primera. Actualmente, el bloque gerundense suma los mismos 10 puntos que el Valencia, que es quien marca la permanencia, pero está faltando regularidad. Además de aquellas jornadas que el Girona estuvo en descenso a Primera RFEF, en la campaña 21-22, es el peor momento de Míchel en el banquillo rojiblanco.

La incertidumbre jornada tras jornada le reconcome, aunque siempre ha esquivado la destitución. Desde Mánchester no ven a nadie mejor que él para salir del pozo y el director deportivo del Girona, Quique Cárcel, tampoco. Todos van de la mano y ello da vida a Míchel. Eso sí, el desgaste se nota y sobre él hay un reloj de arena. Una cuenta atrás porque su contrato expira a final de temporada y tocará volver a sentarse.

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Él siempre dice que el tiempo pone a cada uno en su lugar y su continuidad dependerá, sin duda, de dónde está el Girona a final de temporada. Tras ganar en la última jornada al Alavés se atisban brotes verdes, pero no puede ser un oasis. Menos cuando los dos próximos partidos son de aúpa, ante Betis y Real Madrid. El aura de Míchel se palpa en Montilivi y es que pase lo que pase, Míchel es el Girona. Lleva 194 partidos dirigidos y es el técnico del club con más victorias en el fútbol profesional. Hasta 84. Superó a Pablo Machín, que logró 83. Míchel català quiere más y mejor.

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