“El Rayo es la vida, somos sufridores”
Recogieron el premio por el centenario el abonado número 1 franjirrojo, Rafael Garrido; el presidente de la entidad, Presa; y jugadores de ayer y de hoy como Cota, Jade y Camello.
Con los ojos vidriosos y el Rayo en la solapa, siempre cerca del corazón, Rafael Garrido, el abonado número 1, levantaba el Premio AS del Deporte por el centenario del club vallecano, entre los aplausos del público. Fue el MVP de la velada. “El Rayo es mi vida. Nosotros somos unos sufridores”, dijo, acompañado por su hijo Santos, socio 52. Rafa conoció a la familia Huerta y a muchos de los fundadores, visitó todos los campos, creó un museo con más de 500 piezas (”la más especial una portada de AS”) y podría contar con los dedos de una mano los partidos que se ha perdido. Al que más ha visto es a Jesús Diego Cota. El defensa vallecano, claro ejemplo de One Club Man, es el jugador que más veces ha vestido la Franja (458, 197 de ellas en Primera) y cumplió un sueño al jugar la UEFA (2000-01). “Fue un sueño hecho realidad, porque el Rayo ha sido mi escuela de aprendizaje en la vida”, confesó el actual presidente de la Asociación de Veteranos, que subrayó: “Es un equipo especial porque es de barrio”.
Pero quien crea que el Rayo no tiene títulos se equivoca. Los consiguió el Femenino, que se alzó una Copa de la Reina (2007-08) y tres Superligas consecutivas (2008-11). Partícipe de aquella época dorada es Jade Boho, quien recordó: “Llevo esa etapa en mi corazón. Fue una experiencia única. Si tuviera que elegir, me quedaría con la Copa, porque el gol que nos dio la victoria de Natalia, llegó en un pase mío”. Ahí, viéndolas en La Torre estuvo Rafa. También presente en todos y cada uno de los ocho ascensos a Primera del masculino. Sus leyendas arrancan en Peñalva y terminan en Isi, pasando por Felines, Potele, Míchel, Wilfred, Trejo...
Y ahora también Sergio Camello, que como en aquella final por el oro hizo un doblete. El delantero subió al escenario por el Rayo y por ser el héroe de la Olímpica. “He conectado con Vallecas y con la plantilla, que tienen los mismos valores que yo. Dar el pregón en Villa de Vallecas fue una experiencia nueva y me encantó. Estoy preparado para hacer otro”, bromeó. Junto a él estuvo uno de los recién llegados, Pedro Díaz, que se confiesa un vallecano más. “Lo que más me ha sorprendido es que el vestuario es una familia. Te das cuenta de que esto es especial simplemente viendo dónde aparcamos los coches. Me encanta esa cercanía con la afición y ese respeto con nosotros”, explicó el centrocampista.
Muchos fueron los presidentes a los que Rafa conoció. El último, Raúl Martín Presa, con quien ya se vivió El Tamudazo (2011-12) y el histórico octavo puesto de Paco Jémez (2012-13). “¡Y el ascenso de Montilivi! Ese partido resume lo que es el Rayo, que nunca se da por vencido pese a la adversidad... Siempre sobrevivimos por nuestros propios medios, sin ayuda”, explicó el propietario. Sobre el escenario, la emoción de Rafa fue la de generaciones y generaciones de rayistas, que cuidaron del equipo de todo un barrio y del orgullo de Vallecas. De la Agrupación. Esa que cumple un siglo de locura y desvelos. Un siglo de pasión. Este premio dormirá desde hoy en el museo de Rafa. El de todos.
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