El método Pintus funciona
El éxito del Madrid el curso pasado no se entiende sin la labor del preparador físico italiano. ‘El sargento’ ahora tiene dos nuevos soldados: Rüdiger y Tchouameni.
“En la cima, ¡el método Pintus!”. Luka Modric abrazaba y señalaba a su preprador físico tras remontar al City. El carrete del croata, que cumple 37 años en septiembre, parece eterno. También el de un Benzema que demuestra que los 30- los 34 en su caso- son los nuevos 20 en el fútbol y apunta a Balón de Oro. Sin embargo, sin ‘el sargento’, sin Antonio Pintus, quizá el tanque no habría tenido tanta gasolina al final de una temporada llena de retos como la del Madrid el curso pasado. Un triplete (Supercopa, Liga y Champions) cimentado en remontadas imposibles y una condición física enviadiable, sin importar la edad del futbolista. Pintus regresó en 2021 con una misión, enterrar el fantasma de las más de 60 lesiones del curso anterior. No solo lo ha logrado, sino que los de Ancelotti han sido reyes del ocaso de los partidos.
Nadie en las cinco grandes ligas ha marcado más goles (23, por los 22 del City y los 21 del Liverpool) que los blancos en el cuarto de hora final: 25 de 80, un 31 por ciento. En Champions, ese oportunismo final se ha multiplicado: 11 tantos de un total de 29 han llegado a partir del mintuto 75. El 34,45 por ciento si ampliamos el rango de estudio a todas las competiciones. Ha sido, especialmente la Liga de Campeones, una temporada llena de épica y gestas inexplicables (PSG, Chelsea, City, Sevilla en Liga...). Pero la épica se trabaja y en eso ha sido clave el turinés. Fue un movimiento de club, un Real Madrid que decidía traer de vuelta el verano pasado al ‘látigo’, como le conocen en Italia, el preparador físico de la primera etapa de Zidane en el banquillo. No han tardado en obtener retorno a la apuesta.
Entre 2016 y 2019, Pintus fue el brazo ejecutor de Zizou en los entrenamientos. No estuvo en la primera Champions de las tres consecutivas, pero sí en las dos siguientes y en la temporada del doblete. Mucha carrera, mucho trabajo sin balón, mucha dureza y mucho estudio. Evidentemente, no se llega a la cima en cualquier ámbito de la vida por casualidad. Pintus es un estudioso del trabajo físico. Tiene varias publicaciones en medicina deportiva. En 2016 vio la luz un estudio (‘Relationship among repeated sprint ability, chronological age, and puberty in young soccer players’) donde analizaba la carga de trabajo administrada y la respuesta fisiológica en futbolistas jóvenes.
De esta manera, trataba de descubrir cómo equilibrar el entrenamiento y minimizar el riesgo de daños. Su gran obsesión es esa, evitar tantos las lesiones como las recaídas, el gran mal de muchos deportistas. Y del Madrid la temporada pasada. Zidane se marchó del equipo blanco en 2018 y Pintus decidió quedarse con Lopetegui, algo que supuso que, en 2019, el francés optase por incorporar a Gregory Dupont en detrimento de nuestro protagonista, que no tardó en encontrar destino y fue la mano derecha de Antonio Conte en el Inter que ganó dos Scudetti entre 2019 y 2021. Dupont consiguió que en el año del asterisco, la plantilla blanca volviera como una moto tras el confinamiento para remontar y ganar LaLiga, pero en la 2020-21 la enfermería fue demasiado protagonista (ya decíamos que hubo más de 60 lesiones). Zidane se marchó, también Conte de Milán y al Madrid le encajaron las piezas.
El protagonista lo explica
Todo recomenzó en la pretemporada del curso pasado, donde sentó las bases del fantástico arranque del equipo: cinco victorias en las seis primeras jornadas de Liga que cimentaron el triunfo final. A pesar de no haber rotado Ancelotti en demasía, la edad de algunos componentes clave y un un bache a comienzos de 2022 (entre enero y febrero), el Madrid terminó el curso como una moto. “La culpa, primero, es de los jugadores (...). Tienen la capacidad de soportar el trabajo muy duro al que les sometemos muy frecuentemente, a toda la caña que les damos”, explicaba un Pintus no demasiado fan de aparecer en los medios en Real Madrid TV. El trabajo de pretemporada fue “muy duro”, “intenso y largo”, añadió. Una muestra de lo que espera a los de Ancelotti a partir del 8 de julio. La mayoría ya conoce el método, Rüdiger y Tchouameni probarán por primera vez esas carreras continuas que lidera el de Turín, que no pierde fondo a sus 59 años.
“Los datos físicos, con los test que hicimos, nos enseñan que el equipo a nivel aeróbico está muy bien. En este tramo final lo más importante es trabajar pequeñas cosas individualmente para poner a los chicos a tope hasta el final”. Así completaba su intervención el menudo preparador, que se mostraba “muy optimista” para el final de curso. Tuvo razón con ese discurso esperanzado. Y es que, estas palabras llegaron en abril. Poco después, ese abrazo del inicio, en el que Modric le convertía en protagonista de los éxitos. El reto esta campaña será aún mayor, puesto que el Mundial a medio camino (empieza el 21 de noviembre), donde más de la mitad de la plantilla del equipo estará presente muy presumiblemente, añade dificultad a la preparación...
De su vida personal poco se sabe, y lo poco que se ha publicado en los medios acerca de su personalidad va de la mano del cariño que le profesan los que le rodean. El ‘Sargento de hierro’ deja su férreo carácter (”Florentino, cada vez que me ve, me pregunta si damos caña”, comentó en Jugones) en el campo de entrenamiento, donde también hace hincapié en su otra gran ‘psicopatía’: potenciar la resistencia de sus pupilos. Conseguir que el Madrid haya marcado más que nadie al final de los partidos, algo que ya logró en su primera temporada, muestra el éxito de su método. Un método evolutivo y cambiante, tal y como señala uno de los ‘soldados’ que más cariño le profesa. “Cada vez que tengo alguna duda llamo a Antonio. Es una persona que nunca para quieta y que sigue estudiando y mejorando. Su método nunca es el mismo, sino que se va adaptando y ajustando a los tiempos”, explicaba en mayo Gustavo Poyet, en una entrevista en El Mundo. El ahora seleccionador griego coincidió con el italiano en el Chelsea, donde Pintus acabó gracias a Gianluca Vialli, que le llevó con él en 1998.
Pintus y la conexión Juventus-Madrid
Vialli y Pintus llegaron desde la Juventus. El primera era el delantero de la Vecchia Signora a finales de los 90. El segundo ya se granjeaba la fama de duro que ahora le acompaña. Una Juventus que, curiosamente, es clave en la relación del preparador físico con el Real Madrid. Zinedine Zidane, Antonio Conte y Didier Deschamps cimentaron el exitoso centro del campo de la Juve a finales de los 90. Zizou ponía la clase y el talento, Conte y Deschamps el músculo. Pintus la dureza a los entrenamientos. Los tres han sido entrenadores de éxito tras colgar las botas y han tirado de su ‘pesadilla’ en un momento u otro. Deschamps en el Mónaco que llegó a semis de Champions a principios de los 2000 (el de Giuly, Morientes...). Conte ya decíamos que se lo llevó al Inter. Zidane es quien le abrió las puertas del Santiago Bernabéu por primera vez. Sin esa conexión bianconera, quizá el ‘método Pintus’ nunca habría aterrizado en Valdebebas.