El Girona se desintegra
El conjunto rojiblanco es colista de Primera, sin puntos y -9 en diferencia de goles. El vestuario, al lado de Míchel: “Todo el equipo está con él”.
El Girona no levanta cabeza. El mercado de fichajes le está atropellando y dejando sin fuerzas. Jugadores como Ladislav Krejci y Yangel Herrera ya han saltado del barco y Míchel Sánchez, a la espera de refuerzos de calidad, se está quedando compuesto y sin argumentos. El equipo es cierto que el pasado sábado ante el Sevilla (0-2) mostró un nivel competitivo mayor que en las dos primeras jornadas de Liga, pero fue insuficiente. No le llega. El bloque hispalense, con un excelente Nyland y dos transiciones rápidas y certeras, le dejó en la lona.
El momento actual del Girona es pésimo y la clasificación no le ayuda. Los rojiblancos y el Levante son los dos únicos equipos de Primera que aún no han sumado ningún punto este curso y en Montilivi empiezan a aparecer las dudas. El equipo no carbura, la fragilidad defensiva es notable y los rivales, con poco, le destrozan. Tanto que su diferencia de goles, en solo tres partidos de Liga, es de -9 (un tanto a favor y diez en contra). La sangría es evidente y se necesita cortar. Míchel pide tiempo. Por fortuna lo va a tener porque ahora llega un parón liguero que servirá para ver de qué plantilla dispone para afrontar el único objetivo este curso: la permanencia.
Pese al mal momento, el vestuario cierra filas en torno a su entrenador. Fue quien les llevó, hace dos años, a rozar la gloria con la tercera posición en Liga y la clasificación para la Champions League. La figura del técnico es cierto que no está intacta, pero tampoco peligra. Arnau Martínez, uno de los capitanes del Girona, dejó claro que “todo el equipo está con él y le seguiremos hasta donde llegue. Tenemos ánimo para sacar esto adelante”.
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Eso sí, esta mala racha no es nueva. Lo que se lleva de 2025 está siendo para olvidar porque este año únicamente ha logrado cuatro victorias en los 23 partidos disputados. Fueron el curso pasado, ante Alavés, Las Palmas, Mallorca y Valladolid. El resto del balance es doloroso: cuatro empates y hasta 15 derrotas, con solo 19 goles a favor y 45 en contra. Urge una reacción porque los números que se arrastran conducen más al descenso a Segunda que a seguir un curso más en Primera.
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