El Espanyol, en modo artificiero
El triunfo del Almería fuerza al equipo de Luis García, rearmado por la primera victoria en nueve jornadas y por el cómo, a afinar ante el Sevilla y lo que viene, como un derbi espinoso.
Ni siquiera ocho jornadas sin ganar, con un punto sobre 24 posibles, y un cambio en el banquillo sin margen de error han podido con el Espanyol, que al fin respondió el día en que un nuevo traspié hubiera significado poco menos que el descenso virtual. La victoria contra el Getafe, de resultado corto (1-0) pero de incontestable dominio, devuelve a los pericos a la pelea. A la pugna por la permanencia, que queda a dos puntos a falta de seis jornadas, es decir, 18 puntos en juego, aunque rivales como el Almería, que derrotó este martes al Elche, escapándose ya a los 36. Y con un calendario sólo apto para artificieros expertos en ir desactivando, uno tras otro, explosivos.
Sin tiempo para respirar, como mucho para haberse tomado el domingo por la noche el “whisky” con el que bromeaba Luis García, haciendo alusión a la mítica frase de Javier Aguirre, visita el Espanyol este jueves (19:30) a un Sevilla que pasa indudablemente por su mejor momento de la temporada, pese al tropiezo del lunes ante el Girona. La llegada de José Luis Mendilibar le ha supuesto un increíble revulsivo, lo que ha servido para dejar la salvación amarrada. Y con la semifinal de la Europa League, el jueves de la semana próxima frente a la Juventus, aún lo demasiado lejana como para caer en excesivas rotaciones.
Diez días después del Sánchez Pizjuán, el domingo 14 a las 21:00, llegará el derbi, uno de los platos fuertes de cualquier temporada, que en esta ocasión cuenta con el añadido de que por un lado se juega la vida el Espanyol y, por otro, aterrizará el Barcelona que, si gana, se proclamará matemáticamente campeón de Liga en el RCDE Stadium. Aunque puede serlo incluso antes.
No se detendrán ahí las exigencias del calendario de un Espanyol que en la jornada 35 deberá visitar a un Rayo Vallecano con 43 puntos, los deberes hechos y capaz de lo mejor y de lo peor. Que este pasado fin de semana cayó por 4-0 ante el Elche, con un jugador menos, pero que el encuentro anterior derrotó precisamente al Barcelona (2-1) en su fortín.
Y el más difícil todavía continuará en la antepenúltima jornada, de vuelta a Cornellà, contra un Atlético de Madrid que pugna por ahora con el Real Madrid por el subcampeonato liguero, con 66 puntos, pero al que el Espanyol ya sacó un empate en la primera vuelta, en el Wanda Metropolitano (1-1), igual que hizo después en el Camp Nou (1-1).
La intención de los pericos pasa, lógicamente, por llegar vivos a las dos últimas jornadas de la Liga, donde disputarán duelos directísimos por la permanencia. El primero, en Mestalla, ante un Valencia que marca actualmente la permanencia con 33 puntos, y que da una de cal y una de arena desde que firmó a Rubén Baraja. En caso de estar jugándose la salvación en el último partido, el RCDE Stadium vivirá la batalla de las batallas, contra el Almería, que ya suma 36 puntos, por lo que podría incluso llegar salvado a la cita.
Mentalizados están tanto el vestuario como la afición. “Vamos a darlo todo para sacar esto adelante, y lo vamos a conseguir”, proclama en los medios del club perico un Joselu Mato cuyo gol de penalti dio esos tres puntos obligados ante el Getafe, en un encuentro en que salieron reforzados muchos jugadores y la idea de juego.
Fue el décimo partido de los pericos marcando primero en esta Liga (en los que ha conseguido 22 de sus 31 puntos, y todas las victorias en su haber), el tercero ganando al descanso (dos han sido consecutivos), el sexto con la portería a cero (dos de ellos, en nueve días) y, sobre todo, la constatación de que el camino emprendido por Luis García puede dar sus frutos. Y con un irrompible cordón umbilical entre los jugadores y la grada, a pesar de todo. Motivos para la esperanza ante lo que viene.