El despeje y la parada de Álvaro Fernández en el mercado de fichajes
El portero estuvo a punto de recalar en el Getafe a inicios de agosto, poco antes de aterrizar en un Espanyol con el que, tras un inicio revuelto, llegará al Coliseum asentado al fin como titular.
Los tumbos que dio Álvaro Fernández el pasado verano solo los conoce él. Mientras debía regresar a la disciplina del Huesca, el club que poseía sus derechos federativos –los económicos están compartidos al 50 por ciento con el Mónaco– tras su cesión en el Brentford, de la Premier League, media Liga española se lo disputaba. El primero de todos fue precisamente el Espanyol, pero tanto se alargaron las negociaciones que con su entorno contactaron la Real Sociedad, el Almería, el Celta, el Girona… y un Getafe que estuvo a punto de firmarlo.
Se cumplía la primera semana de agosto y parecía que el club azulón se llevaba el gato al agua con el guardameta riojano, con el que se repetiría la fórmula empleada un año antes por el Brentford, de cesión con posterior opción de compra a final de temporada. Incluso se le decidió dejar fuera de un partido ante el Levante. Pero algo se rompió, muy probablemente la cantidad que el Huesca exigía por esta temporada de préstamo, cercana al millón de euros. Y, el día 10, el Getafe se descolgaba de la operación decantándose por un cancerbero veterano, viejo conocido del Espanyol, como es Kiko Casilla, que llegó libre procedente del Leeds tras haber militado como cedido en el Elche.
Quién le iba a decir entonces al Espanyol, que había tenido la contratación de Álvaro muy avanzada en el mes de mayo pero que acabó eligiendo en primera instancia a Benjamin Lecomte, ya entrado julio, que el riojano aterrizaría en el RCDE Stadium el 31 de agosto, e igualmente con esa misma fórmula de cesión más compra probable, aunque en este caso, y seguramente empujado por las necesidades de un cierre del mercado para el que quedaba un solo día, el Huesca se avino a recibir medio millón por esta campaña en curso.
“Lo tuvimos al comienzo del verano, pero no sé dio y tuvimos que esperar. Hubo otras negociaciones pero cuando salió esto de nuevo me decidí, quería venir aquí”, afirmaba el propio Álvaro en su presentación, hace ahora cuatro meses y medio que parecen mucho más, por todo lo sucedido. El portero debutó de inmediato, en San Mamés por la sanción de un Lecomte que había sido expulsado ante el Real Madrid, y acabó imbatido. Siguió de titular ante Sevilla, Real Sociedad y Valencia, pero un error en el útimo minuto ante los ché lo desterró de la Liga. Hasta la pasada Nochevieja.
Nada más y nada menos que en el derbi del Camp Nou, frente al Barcelona, recuperó Álvaro los galones y de qué manera, con intervenciones estelares como la que realizó ante Andreas Christensen, similares a las que protagonizó la pasada semana ante el Girona. En su mejor momento llega indudablemente a un Coliseum donde pudo ser local, y donde ha acabado por ser indiscutible un curso más David Soria. Se escribirá este domingo un nuevo capítulo de un curioso triángulo entre Álvaro, el Espanyol y el Getafe.