El club de Griezmann
El francés vuelve a resolver el partido para el Atlético con un gran gol. El mejor futbolista del equipo y un currante cuando se necesita, acabando con nueve recuperaciones.
La primera norma del club de Griezmann es pasarle siempre el balón a Griezmann. Debe ser casi una obligación para los futbolistas del Atlético, estar marcado en rojo en la pizarra de Simeone. Cuando el francés se siente cómodo y el juego pasa por él, se ve a otro equipo. La mejor representación fue el partido contra el Athletic. Una primera parte gris, metido atrás, sin aparecer entre líneas, taponado por los centrales bilbaínos... frente a una segunda mitad donde volvió a ser el Griezmann determinante que tanto valor le está dando a Simeone.
El Atlético subió líneas, jugó en campo rival, varió su forma de atacar, basando su posesión en un inicio aseado por la sala de máquinas y con Koke buscando siempre a ese Griezmann, Correa, Barrios, Memphis... que se ofrecían a la espalda de los pivotes. Y, al igual que en San Mamés, el ‘Principito’ hizo ese tanto que desequilibraba el partido encontrando la luz donde nadie más parecía verla. Simeone respondió a la mejoría de su equipo situando más piezas y referencias arriba. Morata y Memphis al campo. Y, para ello, necesita que Griezmann mezcle su calidad y finura de crack con el trabajo y ayudas de un interior completamente comprometido por el equipo.
Si los rojiblancos atacan cada vez más por la derecha, Griezmann se situó en la izquierda para equilibrar el campo. Recibió, buscó a Memphis por dentro, se llevó el balón dividido y tras conducir e ir superando rivales cruzó el disparo para colarse en la red tras tocar en el palo. La sutileza que le llevó en dos temporadas de su primera etapa a ser nombrado el tercer mejor jugador del mundo. Y, tras ese golazo, tocó ayudar a Reinildo atrás sin renunciar a lanzar los contragolpes. El mozambiqueño ya era un muro insuperable para la delantera del Athletic. Y Griezmann sumó aún más madera para una dupla que acabó con 10 recuperaciones en el caso del africano y nueve en un delantero que también un fantástico defensa.
Griezmann es, desde hace tiempo, la estrella del Atlético. Ha recuperado la vitola que perdió con su marcha, se ha ganado a la afición y se marchó en el último instante con una enorme ovación del Cívitas Metropolitano. “Siento mucha alegría, orgullo y el trabajo y sacrificio paga. Hay que seguir en esa línea para que haya muchas más ovaciones así”, declaraba en DAZN tras ser denominado como MVP del encuentro. La salida del francés al Barcelona fue una punzada de dolor en el corazón de la afición colchonera. Pero, no hay mejor ejemplo de cómo reconquistar a alguien que tanto te quería y tanto le dolió tu adiós. Trabajo, goles, curro, personalidad y una versión que le vuelve a situar entre los mejores jugadores de LaLiga. Y al Atlético únicamente le ha costado solo 20 millones retenerle hasta 2026. Un jugador que vuelve a sonreír y a ser feliz. La segunda norma del club de Griezmann, disfrutar de Griezmann.