El Atlético más heroico
El equipo de Simeone se crece en los finales de partido. Dos victorias seguidas en el añadido. Bilbao, París, el derbi... Euforia con el gol de Griezmann.
El Atlético lo tiene claro: este equipo es capaz de todo. Es ambicioso y cree hasta el final. Da igual el guion y las dificultades. Todos a una, con una fe inquebrantable, los puntos se suceden en el añadido. Nunca dejes de creer no es una frase hueca. Está grabada a fuego en Simeone. En Koke. En Griezmann. Oblak, Giménez, Correa... aquellos que han vivido las grandes noches del cholismo. Pero también en Barrios, Giuliano, Llorente... o en los recién llegados. Está en el aire, en el vestuario. El Atlético se sabe capaz de todo.
Y, si encaja el 1-3, coge el balón de la red de Oblak para sacar e ir a por la remontada. Gol a gol. Minuto a minuto. Cada detalle cuenta. Y cada cambio suma. Si el Athletic y el PSG le somete, el Atleti se resiste y espera a tener la última. Si el derbi se complica aparece la figura de Correa, contra el Leipzig la cabeza de Giménez, en Vigo el pie de Julián Alvarez, ante el Alavés la figura de Sorloth, en Copa el carácter de De Paul... la zona Suárez ahora es la zona Atleti.
El gol de Griezmann en el 94 para el 4-3 contra el Sevilla desató la euforia. El Atlético está a tres puntos de la cabeza... con un partido menos. A uno del Real Madrid. En el 60 perdía por 1-3 y si en otro momento el gol de Juanlu le hubiese noqueado, en la actualidad cada golpe recibido es una motivación para revolverse. La portería se engrandece cuando más quema la pelota. Al toque de corneta, el miedo se apodera de las piernas del rival mientras se insufla el ánimo en los músculos colchoneros. Y el banquillo entra en tromba para acudir al rescate. Ante el Sevilla fue Lino el factor diferencial. Con un latigazo desde 30 metros para el 3-3 y la asistencia a Griezmann en la jugada del gol del triunfo.
Un papel habitual para Correa. El argentino hizo el tanto de la victoria en San Mamés en el minuto 92 y en París en el 94 para dos victorias fundamentales para la clasificación liguera y en la Champions. Bases sobre las que edificar la fe. El propio 10 marcó en el 96 el tanto del empate del derbi contra el Real Madrid. Un dato con trampa, después de estar detenido 10 minutos el partido. Pero otro gol en el final contra un rival directo. Y si el gol de Correa al PSG permite aspirar al top-8 de la Champions, no se queda atrás el cabezazo de Giménez al Leipzig en el 90.
Ni el toque de Julián para embocar el centro de Griezmann contra el Celta en el minuto 93. 0-1 y a otra cosa. Ante el Alavés llegó el gol de Sorloth en el 86 para el 2-1. Y hace menos de una semana, el jueves, el Atlético llegaba al añadido con el 1-1 en el marcador copero, una prórroga acechando fatiga en Cáceres que se pudo evitar con el gol de De Paul en el 92, rematado por Julián en el 95. Goles de la sentencia, como el de Koke al Girona (94′), Julián al Valencia (94′), Sorloth al Leganés (99′) o el noruego frente al Valladolid (92′) para cerrar la goleada. Y una sola marca en contra, el empate de la Real Sociedad en el 84. Y otra para empeorar la diferencia de goles, el 1-3 del Lille en el 89. El resto, siempre ha sido el Atlético el que ha golpeado al final. Un equipo cuyos partidos retan al crono. Que acaba físicamente (Piñedo, qué rendimiento) y mentalmente comiéndose a los rivales. Un reloj que no corrió lo suficiente para el Sevilla, una nueva víctima de la fe del Atlético.
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