El Atleti de Torres pone la directa y aspira a todo

El duelo de filiales que sueñan en alto cayó del lado rojiblanco. Pocos meses después de que el juvenil de Torres se llevase la Copa de Campeones ante el Betis, el técnico también tomó la Ciudad Deportiva Luis del Sol con su filial para situarse a un solo punto de la tercera plaza que mantiene los verdiblancos. Los de Arzu, otro mítico de Primera y que vivió muchos enfrentamientos sobre el césped con el Niño, atraviesa su peor momento del curso con tres derrotas consecutivas que rebajan el suflé tras haber comandado la clasificación durante varias jornadas.

Tenía que hacer frente Torres a varias bajas: Selu Diallo por sanción, se caía Spina de la convocatoria y Mollejo será baja por lo que resta de curso por una grave lesión de rodilla. Y el técnico apostó por un centro del campo alegre, con menos músculo pero el comodín de las apariciones de Dani Martínez para sumarse a Gismera en el ancla cuando el equipo se veía apurado. El central demostró toda su calidad con el regate y el pase como si de un mediapunta se tratase para dejar a Rayane en el mano a mano. Pero el joven talento, convocado por Simeone para la Copa, tendría en Guilherme su pesadilla de la tarde.

Era el primer aviso colchonero antes de llegar a los cinco minutos de partido. Si el Betis le dejaba espacios, los iba a aprovechar. Y eso que el equipo local reaccionó bien. Comenzó a atacar con balón, embotellar a los visitantes y encontrar los costados para intentar hacer daño. Jesús Rodríguez y Souleymane aparecerían con insistencia y trataban de activar a sus compañeros, pero se encontraban una y otra vez con el muro de tres centrales del Atlético.

Y el plan de Torres se cumpliría paso por paso. Un partido cerrado, sin excesivas ocasiones, con posesión estéril para los locales y donde sus centrales tenían un filón en las bandas con sus envíos en largo a la espalda y en especial a Pablo Pérez como puñal por la izquierda. Antes del descanso llegó el segundo aviso y ahora con una ocasión cuádruple. El balón preciso de Kostis a Pablo Pérez, el centro tenso este y las intentonas de Niño y especialmente de Rayane para volver a toparse con un inspiradísimo Guilherme. El Betis se había salvado, pero el Atlético había olido la sangre y la debilidad de la defensa.

Si el descanso era la bala de Arzu para cambiar el guion, no ocurrió y el Atlético hizo suyo aquello de que quien avisa no es traidor. No habría una cuarta. Balón largo de Martín Pascual al desmarque de Pablo Pérez, de nuevo el carrilero izquierdo ganando línea de fondo y poniendo el centro para el gran movimiento de Niño en el área, que cruzaba un balón que ni Guilherme podía rechazar. Académico. El quinto del curso en la buchaca para el delantero. Y la tercera vía de ataque iniciada por un gran envío de un central. Un golpe del que no despertaría el Betis, incapaz de poner en verdaderos apuros a Iturbe más allá de un centro lateral envenenado.

Este Atlético B sabe a lo que juega y lo hace con una experiencia impropia para su edad. Joaquín al medio para reforzar la sala de máquinas e Iker Luque con El Jebari arriba para jugar ya sin nueves (Niño y Omar sustituidos) y con una enorme movilidad arriba. De nuevo, el plan de Torres salió de maravilla. Y de nuevo hubo un aviso previo, con Iker Luque mordiendo, recuperando ante el central y cayendo en el área con una salvada in extremis. A la segunda que recuperó no perdonó. Volvió a ser intensidad pura, robó y cedió a El Jebari que consiguió un golazo con la zurda. Qué importante puede ser recuperar al internacional marroquí.

La sentencia de muerte para un Betis venido a menos en las últimas semanas. Y una renta enorme para un Atlético que nunca en las 15 jornadas anteriores había decidido un partido por más de un gol de diferencia (a favor o en contra). Acostumbrado a vivir en el alambre, el 0-2 supuso una liberación. Y estuvo más cerca el tercero que el miedo en el cuerpo. Lo tuvo Mestanza, con una gran maniobra y un disparo ronzando el palo. Tan cómodo se sentía el Atleti que Dani Martínez acababa pisando más el área rival que la propia en un partidazo del central canterano. Un equipo ambicioso, asentado en playoff y cada vez más cerca de la cabeza. El Atleti sueña en grande.

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