El Atleti desempolva la pizarra
Antigua arma cholista, en los últimos años había sido intranscendente a la hora de atacar y losa a la hora de defender. Tres goles llegaron en Soria así.
Hubo un tiempo en el que, para el Atleti del Cholo, un córner era como casi un penalti a favor. Garantía de gol. Ahí estaban cabezas, pies expectantes. La de Godín, la de Gabi, la de Raúl García. Un tiempo, por cierto, ya un poco lejano. Porque cuando Simeone llegó al Atlético, en diciembre de 2011, el ‘Mono’ Burgos, entonces su segundo, se fue a la Puerta del Sol y cruzó la puerta de Esteban Sanz, icónica librería dedicada a la literatura deportiva. De allí se fue con decenas de libros. Todos con un mismo argumento: la estrategia. Ese fue uno de los pilares sobre los que aquellos futbolistas eliminados por el Segunda B, el Albacete, en la Copa con Manzano, fueron tres años después campeones de Liga, y volvieron a jugar una final de la Champions, en Lisboa, la segunda de su historia.
Una estrategia, una pizarra, que se ató al cholismo tan profundo como el ‘partido a partido’. Pero temporada a temporada fue palideciendo hasta perder toda su efectividad. Lo que aquel tiempo ya un poco lejano era un gol a favor casi seguro, se convirtió en todo lo contrario: un gol casi seguro pero en contra. El Atlético había perdido toda la efectividad en las áreas, la propia y la ajena. Hasta el partido de ayer en Burgo de Osma.
Correa, Kondogbia y Cunha
Sí, es pretemporada. Y, sí, muchos análisis y conclusiones tienen la solidez de la espuma del mar. Efímera. Sólo contará lo que pase cuando empiece LaLiga, la competición de verdad. Pero en su primer partido de la pretemporada 2022 el Atlético dejó dos evidencias. La primera, que en los tiempos en los que se habla de Cristiano Ronaldo, ante la individualidad, el grupo. Ningún nombre sobresale por encima de los demás, sólo, quizá, el de Lemar, que jugó libre en la mediapunta y fue el Lemar del año de LaLiga, lleno de colmillo y destellos en los primeros 45′. Su gol, por cierto, el 0-1, fue el único que no necesitó de pizarra para terminar en la red. Todos los demás sí. No manda un apellido o un nombre. Mandan muchos. Correa, Kondogbia y Cunha. Ellos y un detalle: los córner.
Porque el 0-2 vino después de que Correa diera medio paso atrás y sacara la pierna para convertirla en una palanca que, de volea, se fue al fondo de la red del Numancia. Y después De Paul remató otro que dio en Kondogbia y lo mismo, a la red. Tras el descanso, Cunha, con ese ‘9′ a la espalda que tras la temporada pasada le queda tan bien, y que se ha ganado sin duda, lo mismo. Córner, gol, 0-4. Y Simeone yéndose del partido con algún parche (debut de Witsel de central por la falta de Nehuén y la ausencia de Felipe, problemas en una rodilla; minutos de Saúl de nuevo ahí, tras la torcedura del tobillo de Hermoso) pero una certeza: la pizarra ha vuelto. La buena. La suya. La cholista. La de los córners casi como un penalti a favor.