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Del fin de “ciclo” al “partido a partido” de Quico Catalán

El presidente ha dejado abierta la puerta a continuar más allá de 2023, aunque el devenir de su gestión va a quedar a expensar del caminar del equipo en Segunda División

14/06/22
LEVANTE UD
QUICO CATALAN PRESIDENTE 
RUEDA DE PRENSA
ALBERTO IRANZODiarioAS

Quico Catalán ofreció en 2017 una conferencia en el Ateneo Mercantil de Valencia organizada por el diario Las Provincias bajo el título: ‘Levante un modelo de éxito’. Era principios de junio y, aunque la competición seguía en marcha, el Levante tenía renta suficiente en Segunda para sentirse de nuevo de Primera tras ser líder en la categoría de plata desde la jornada 2 hasta la última. La inercia deportiva andaba en paralelo a la económica y social, con una deuda inferior a 20 millones, refinanciara además medio y largo plazo, y un Ciutat de València con una cifra superior a los 20.000 abonados. En esa época de bonanza y elogios, Quico Catalán empezó a entrever que lo dejaba.

“En esta vida, hay que saber elegir el momento (…) En 2019 cumpliré 10 años (…) Se cumplen ciclos (…) Creo que es saludable para todos que las caras cambien en un momento determinado (…) Es bueno para todos que lleguen personas con más frescura (...) Salir en 2019 me parece perfecto”. Quico Catalán, a su manera, ponía fecha de caducidad a su proyecto: diciembre de 2019, que es cuando concluiría su segundo ciclo de cinco años como presidente del Levante.

Pero año y medio después de esas palabras, con el proyecto de la Ciudad Deportiva de Nazaret en marcha y las obras de remodelación del Ciutat de València apunto de comenzar, Catalán cambió de opinión, porque entendía que los proyectos en marcha requerían de estabilidad, y adelantó a diciembre de 2018 la elección de presidente que, a priori, estaba prevista para 2019. Él se presentó, con el respaldo del 69% de las acciones de la Fundación Cent Anys del Levante, y ningún otro candidato lo hizo. Así Quico Catalán fue reelegido hasta 2023.

Un mal año en lo económico y peor en lo deportivo

Quico Catalán, pandemia mediante, cerró el ejercicio 20/21 con unas pérdidas de 23,2 millones, la cifra más alta de su gestión, y el cúmulo de decisiones erróneas que se tomaron a principio de temporada fue un lastre en lo deportivo para el Levante, que aún firmando una de sus mejores segundas vueltas en Primera, descendió en la antepenúltima jornada. Ese contexto económico y deportivo transcendió también al social. Un grupo de aficionados recibió con tensión a los jugadores tras una goleada en Vila-real y en el Ciutat de València se empezaba a cantar con mayor o menor seguimiento el “Quico vete ya”.

La reacción del presidente tuvo dos trayectorias: incorporó a Felipe Miñambres y puso su cargo a disposición del Patronato de la Fundación, anunciando que se sometería a un examen a final de temporada. Con Miñambres encontró estabilidad en el césped, pero no la salvación, y el examen de la Fundación lo suspendió recientemente, aunque los patronos ratificaron (con un único voto en contra, el del FROG, Foro de Responsabilidad y Opinión Granota) su continuidad como presidente. Así que habrá Quico Catalán hasta 2023. Y salvo giro, más allá.

Las reflexiones de Quico tras el examen del Patronato

Quico, en la presentación de Nafti, reflexionó sobre sus sensaciones tras la reunión del patronato. “Yo me adelanté al veredicto del jurado y me autosuspendí, porque lógicamente era de suspenso; sentí la tristeza y después la confianza que nos otorgó al Consejo el Patronato (…) Vamos a centrarnos en tratar de ser todos los días mejores, ¿cuánto tiempo vamos a estar? No lo sé. No me preocupa”.

Tal reflexión tuvo réplica con otra pregunta: “¿No cierra la puerta entonces a continuar más allá de 2023?”. Su respuesta fue: “Partido a partido. Día a día. Bastante lío tenemos ahora como para pensar en eso”. Inclusive explicó que en julio presentará al Patronato de la Fundación un plan estratégico a cinco años, matizando a renglón seguido: “Es un plan del Levante, así que los vengan, si vienen, lo cogerán o lo tirarán, pero nuestra responsabilidad es reorganizar (tras el descenso) el plan estratégico a cinco años”. Nada que ver su discurso de ahora con el del fin de ciclo que hizo en el Ateno en 2017, aunque luego tampoco se fuera. A fin de cuentas, los proyectos urbanísticos por los que continuó en el cargo están a medias (los trámites burocráticos están eternizando el inicio de las obras de la ciudad deportiva), aunque el equipo militará de nuevo en Segunda y sus resultados definirán el “partido a partido” del presidente.