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REAL VALLADOLID

De penalti también vale

El Real Valladolid encajó en Pamplona por primera vez desde los once metros y reclamó al menos una pena máxima en área contraria.

PAMPLONA, 02/11/2024.- El delantero croata de Osasuna Ante Budimir anota el penalti engañando al portero del Valladolid Hein durante el encuentro correspondiente a la jornada doce de LaLiga entre el Osasuna y el Valladolid en El Sadar, Pamplona, Navarra, este sábado. EFE/ Iñaki Porto
IÑAKI PORTOEFE

El Real Valladolid encadena su peor inicio de temporada en Primera División en lo que va de siglo, con ocho escasos puntos en una docena de jornadas. La última de sus ocho derrotas llegó de penalti, único modo en que un Osasuna fallón pudo batir a Karl Hein, que por primera vez recibió gol desde los once metros. Ante Budimir engañó al portero estonio con un suave amago con el cuerpo estonio, que se venció al lado izquierdo atraído por ese movimiento del delantero croata.

El duelo en Pamplona rompió la cadena de tres partidos oficiales con penaltis para los blanquivioletas, que marcaron dos veces al Alavés así y otra al Villarreal en Liga, pero no pudieron hacer lo propio en Copa del Rey, contra el Astur, ante quien Meseguer marró el disparo superada la hora de juego. Sirvió el gol de Budimir, como los de Sylla y Amallah en Vitoria, que también desde el punto de penalti se puede hacer la diferencia, una que, por momentos, fue más evidente en el juego.

Aunque Osasuna no obligó a Hein a hacer muchas paradas (tres, ligeramente por debajo de la media) ni fueron muchos sus centros (21, menos que los 30 del Rayo Vallecano o los 30 de la Real Sociedad), hubo más de una situación clara a campo abierto, o por lo menos con ventaja en el último tercio de campo, donde los navarros no estuvieron del todo precisos en alguna acción final. Con todo, Paulo Pezzolano y Javi Sánchez mostraron un malestar claro con la acción, uno que mostraron en rueda de prensa y que trajo la expedición de vuelta a Valladolid.

No en vano, en el área de Osasuna pudo haber hasta dos infracciones que no fueron señalizadas: el rechazo que da en la mano de Boyomo, que recordó a más de un aficionado a la señalada a Albiol días antes en Zorrilla (no así, por ejemplo, en el Metropolitano, donde golpea el cuero la de Scott MacKenna, defensor de Las Palmas) y un postrero agarrón (para Pezzolano, “claro”) que, de haber sido cobrado y materializado, habría supuesto un empate, pírrico, pero igualmente válido.

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