Dani Benítez: “Me arrepiento de haber madurado tarde”
Sincero y directo, el exjugador cuenta desde su infancia cómo pasó de ser una estrella al olvido tras una serie de malas decisiones y problemas más allá del fútbol.
Daniel González Benítez (Lloseta, 7 de abril de 1987) fue el líder del Granada que pasó de Segunda B a Primera. Un extremo imparable en el uno contra uno y con una calidad exquisita. Pero cuando falleció su madre Antonia en 2009 su vida dio un vuelco. La fiesta y el alcohol le consumieron hasta que, en 2014, dio positivo por cocaína y tuvo una sanción de dos años. Volvió, pero nadie le quiso abrir las puertas. Más maduro y asentado en Granada, ahora cuenta su historia para que otros puedan aprender de sus errores.
¿Cómo surge la idea de escribir este libro?
Pues bueno, surge a través de Héctor García. Contacta conmigo porque ve un titular de una entrevista. Llevaba ya un par de años sin conceder entrevistas a nadie. Y ve el titular y le parece injusto. Contacta conmigo y me dice la posibilidad. Él es periodista deportivo y me dice que entiende un poco mi situación y que me ofrece la posibilidad de escribir el libro. De primeras le digo que no. Me dio tiempo para pensármelo, ni me insistió ni nada y al final pues dije que sí.
¿Y por qué dijo que sí? ¿Cuáles fueron las razones?
Quería contar un poco mi historia. Como todo el mundo sabe, la gente me conoce en el mundo del fútbol, que he jugado en la élite y demás, pero al final se queda siempre con lo malo. Y quería contar un poco mi historia y hacer algo diferente, sobre todo para enfocar de cara a los niños, a los jóvenes que tienen la oportunidad de jugar. Y para la gente a nivel personal que pueda tener cualquier problema. Mi vida siempre ha sido problema tras problema y lo he llevado como he podido, a veces bien y otras veces mal. Y simplemente eso, que por lo menos la gente que habla tanto de mí y demás, que por lo menos sepa mi historia, contada por mí.
Por eso supongo que el título, ¿no? Mi historia la cuento yo, para reivindicar que es usted el que está contando realmente lo que pasó.
Efectivamente, el título ya lo dice todo. Por dónde va a ir un poco y luego cuando lees el libro al final te das cuenta de que lo que quiero es contar mi vida, yo, no que nadie hable como se han dicho mil barbaridades.
¿Cree que este libro y su persona servirán de ejemplo para otros futbolistas y otras personas que pasen situaciones similares?
Yo creo que sí. De tal manera contado para que se perciba ese mensaje. Y yo creo que sí, o debería ayudar. Creo que la gente que sea un poco inteligente va a saber por qué lo hago. Y por supuesto, cuando tú ves algo que alguien ha hecho mal, te tiene que servir de ejemplo para no cometer los mismos errores.
¿En el libro cuenta solo su época en el fútbol o cuenta un poco más o menos toda su vida?
No, cuento un poco más o menos mi vida, desde que tengo 6 años o así que empiezo a tener recuerdos. Empiezo a contar un poco ya no solo el fútbol sino mi carrera desde que empiezo en el fútbol, pero mi vida personal también, no todo lógicamente porque al final no te da lugar a contarlo todo, pero casi todo.
¿Cómo era el Dani Benítez de antes de la fama? ¿De antes de ser conocido en el fútbol?
Dani Benítez ha sido siempre igual. Ese tal vez creo que ha sido uno de los problemas que he tenido dentro del fútbol. Un chaval muy rebelde, de joven, siempre tenía que actuar por mí, no tenía a lo mejor consejos de gente cercana desde muy pequeño y al final, ya sea por mi carácter o porque no tenía esa gente cercana siempre he sido el mismo, cuando era famoso o cuando no lo era. Entonces creo que eso tiene unas ventajas y otras desventajas muy grandes. Hoy en día toda la gente que juega en Primera División o conocida está todo muy cerrado. Es muy difícil acceder a ellos. Y yo era todo lo contrario. Siempre he sido un libro abierto para todo el mundo.
Y viven en una burbuja, ¿no?
Sí, por decirlo de alguna manera, sí. También entiendo a parte de ellos que con el tema de los periodistas y demás, ya sabes que el problema que hay es que muchas veces se distorsiona lo que puede decir uno, entonces intentan cortar un poco eso. Creo que sí viven demasiado apartados de lo que es la vida real.
¿Cuándo se dio cuenta que quería ser futbolista?
Pues desde muy pequeño, siempre he tenido el sueño. En el momento que empecé a jugar al balón y que empecé a ver fútbol. Me acuerdo, aquel Barça De Stoichkov, Figo… Dije que quería ser futbolista, lo tenía muy claro.
Pero entonces era buen estudiante…
Era un chaval muy normal, sí, era un enfermo del fútbol, me gustaba siempre estar en la calle y jugar. También he tenido mucho carácter, pero sacaba muy buenas notas. Pasa que luego en cuarto de la ESO, empecé ya, sobre todo cuando fui a Mallorca, quería ya ser futbolista, quería estar en nada, quería estar ahí. Y claro, todos entrenaban por la mañana, entonces dije ‘no puedo estudiar’. Empecé a cambiar un poco la forma de pensar y entre eso y los problemas que tuve cuando me fui de casa y demás pues dejé los estudios. Pero yo siempre he sido un chaval con muy buenas notas, de hecho hoy en día no tengo estudios pero me encanta leer y formarme en un montón de cosas y aunque no tenga estudios soy de los que piensan que una persona no necesita tener una carrera para ser más listo o menos listo. Estoy vamos totalmente convencido de eso totalmente sí.
Y llegó a aquel Granada de Fabri, ¿qué recuerda de esa época?
Has nombrado a Fabri y al final es una pieza clave, porque llega y lo primero que me dice es que si le hago caso voy a ser jugador de Primera División. Él veía en mí potencial. Fue la persona que supo reestructurar un poco ese mal carácter y llevarlo a ser mejor dentro del campo. Y ese carácter fuerte lo convirtió en eso, en un puñal. Era un puñal en el campo. Tengo muy buenos momentos, un montón de momentos con él, buenos y malos, pero sobre todo buenos. Fueron mis dos mejores años en Segunda y el ascenso a Primera. Te podía decir mil recuerdos. Esos años sobre todo me cambiaron la vida, evidentemente no solo a nivel personal sino a nivel económico también. Con los ascensos empiezas a ganar un poco más de dinero y me cambió la vida, lógicamente conseguí lo que quería, el objetivo que tenía, que era jugar en Primera. Con la ciudad siempre he tenido un trato muy cercano, con los aficionados… recuerdo que salíamos de entrenar y nos tomábamos una coca-cola enfrente del estadio con los aficionados, o sea, era totalmente diferente a ahora, no tiene nada que ver.
Y después llegó 2009, cuando su madre Antonia fallece y la vida le golpea...
Sí, claro, me ha cambiado, me trastoca todo. Me hace más fuerte en el fútbol, porque mi madre tenía la ilusión de que jugara en Primera y eso me cambia. Es un giro radical dentro en el campo para conseguir el objetivo y fuera del campo… que me da igual todo. Tuve una época muy mala porque no lo asimilaba, tan joven, sin la familia cercana. Todos los problemas de atrás, ¿sabes? No sé, hubo un cúmulo de cosas y eso fue la gota que colmó el vaso. Hay muchas cosas que no entiendes cuando eres joven y actúas de manera que no tienes que actuar. Lo he dicho siempre, que maduré muy tarde y ese fue mi problema también.
Entonces tenía 23 años, ¿no?
Claro, 23 años e iba a ser padre. No pudo ver a mi hijo, a Fran. Son cosas que duelen, son muchas cosas. Y era un niño, es que era un niño.
Un chaval de 23 años, con dinero, sin familia cerca, sin su mayor apoyo, como era su madre, que había fallecido. Supongo que su cabeza explotaría.
Sí, es difícil de explicar. La gente puede pensar ‘este tío estaba loco’ o yo qué sé, o era un niñato o era tal. No era eso, simplemente para mí el dinero nunca ha tenido valor. O sea, lo considero papel. Pero desde que tenía 15 años. Evidentemente necesitas dinero para vivir, pero en ese momento fue el doble. ¿Por qué? Porque me daba igual. El dinero me daba igual realmente. Entonces hacía lo que quería, lo que me apetecía, no sé. Por ejemplo, con mis amigos, siempre he ayudado a gente cercana, siempre he sido muy generoso con la gente y también, por así decirlo, he tirado mucho dinero. No es que lo haya tirado. En todo momento he hecho lo que yo quería. Alguna gente pensará que está bien, otra que está mal, pero es lo que hay.
¿Cómo le trató su entorno? ¿Tuvo apoyos?
No sé. He tenido compañeros que evidentemente me han dicho algo alguna vez, sobre todo, el compañero más cercano que he tenido en ese sentido, es Mikel Rico. Compartí habitación con él, sabía muchas cosas mías y no le contaba ni la mitad, porque al final me lo guardaba para mí. Hemos tenido 200 millones de charlas, pero jamás le he hecho caso, lo escuchaba siempre y por eso creo que me llevaba tan bien, porque creo que él era un poco la imagen que quería ser, en el sentido de un tío con familia, de su casa, correcto… nunca ha tenido ningún tipo de problema, no la ha liado nunca y quería hacer eso por un momento, pero no lo podía hacer porque era Dani, o sea era imposible. Veía en mí ese punto de extrovertido, de loco, por así decir, que a él ese punto de locura pues le gustaba. Pero era imposible, no hacía caso a nadie.
Se pudo ir de Granada en aquella época.
Sí, tuve una oferta económica muy importante de Osasuna y al final renové con el Granada y no me fui. La gente eso tampoco lo sabe, por eso vinieron muchos problemas con la afición. Me quedé aquí porque me debía aquí, ¿no? Soy una persona súper fiel en ese sentido y a quien me ha ayudado o me ha apoyado en algún momento, se lo debo todo. Soy así. Y me quedé aquí y perdoné bastante dinero. Luego me empezaron a criticar porque salía por las noches y demás. Y ya empezó la mala relación con la afición, con una parte, no con todo el mundo. Ahí empezaron a venir un poco los problemas.
Hay dos episodios que marcan un poco su carrera, en la que el Dani Benítez jugador pasa a un segundo plano. El de Clos Gómez, que le tira la botella y son tres meses de castigo. Y después el positivo. ¿Cómo fueron aquellos momentos?
El problema con Clos Gómez… bueno, es que encima cuando me reincorporo, me lesiono, tengo una lesión jodida y ahí es cuando la gente ya me mata. O sea, me crucifican con que este es un fiestero y tal. Lo pasé muy mal y ya empezó el bucle ese malo y luego pasa lo del positivo que ya fue el fin de todo.
¿Llegó a hablar después con Clos Gómez?
No he llegado a hablar. Tengo compañeros suyos, algunos ya retirados. Me he llevado muy bien con los árbitros, siempre me he llevado muy bien fuera de los partidos. El primer partido que me toca con Clos Gómez, pasamos todos para dar la mano al equipo rival y cuando voy a dar la mano al arbitraje, a los colegiados, a los linieres, al cuarto y a él, él no me da la mano. Y para mí fue un gesto muy feo. De hecho, se lo comenté a un compañero suyo y me dijo: ‘No le hagas caso porque es un tío un poco raro o así, o a lo suyo’. Y ya esto, que yo no tenía nada en contra de él. Simplemente me equivoqué, le tiré una botella y ya está. Forma parte del fútbol. Ha habido mil episodios con árbitros y no me dio la mano. Para mí no se comportó como un hombre, la verdad. Porque podía haber hablado conmigo, no sé. No quiso tener contacto, pues a lo suyo y yo a lo mío. El tiempo me da la razón.
Y el positivo en cocaína es un antes y un después no sólo en su carrera, en su vida.
Piensa que al final la vida te cambia de un día a otro radical. Pasa lo del positivo, firmo la rescisión con el Granada y me voy a Mallorca. Toda la vida jugando al fútbol, entrenando todos los días y paso a no hacer nada. Literalmente. Tenía un negocio allí y pasa mi vida, cambia radical. Claro que hubo un antes y un después, mi vida, un cambió radical. Tanto a nivel personal como a nivel deportivo. Cuando pasan los dos años no hay ni una puerta donde tocar. Sabía que todas estaban cerradas con pestillos. Todas, absolutamente todas. Me dieron la oportunidad en Alcorcón y tuve la mala suerte de lesionarme del tobillo después de entrenar tres semanas. Había pasado dos años parado y estaba al mismo nivel físico y en un salto al caer me rompí el tobillo. Cinco meses de baja después de dos años de sanción. Cinco meses de lesión, cero minutos… pues peor todavía y ya fue, cuando me voy a Ferrol a Segunda. Fue duro porque quise hacer un año en Ferrol a ver si podía despegar otra vez. Pero claro, de Segunda pegar un salto arriba es muy difícil. Hice un buen año ganando lo justo para pagar el alquiler y la comida y me fui al extranjero. Me salió la oportunidad y ni me lo pensé.
En España era muy complicado.
Es que nadie te quería, o sea, nadie me quería. Es que lamentablemente, tenemos una sociedad de mierda y eso también es aplicable al fútbol. Eres un apestoso. Por mucho que haya gente que diga no, todas las puertas estaban cerradas.
En esos dos años de parón, ¿qué le pasó por la cabeza?
¿Volver a jugar? Sí, hombre, por supuesto. Estuve muy jodido, pasé una depresión muy gorda, en el libro lo cuento. En principio, no quería jugar, lo tenía claro. Pero luego, cuando se acercaba la fecha de la finalización de la sanción, sí es verdad que dije, es que soy muy joven todavía. Tomé la decisión de que por mis cojones iba a demostrar al mundo que me había equivocado y volví a ser jugador de fútbol.
¿Qué es lo que más le duele de esos dos años?
Lo que más me duele es que tuviera todas las puertas cerradas. Eso es lo que más me duele de todo porque a mí me dicen ven a jugar gratis y hubiera ido. La gente a lo mejor no confiaba en mí por lo que sea. Puede ser que hubiera jugado gratis solo por demostrar que me había equivocado. Eso es lo que más me duele, que todas las puertas estuvieran cerradas. Todas.
Fue la primera vez que lo hacía…
Es que si he pasado mil controles y en el club, siempre. No era una cosa que hiciera. Si me dices que te van a pillar por beber alcohol, pues digo, entonces puede ser, ¿no? Que me pillan a lo mejor algún día. Pero por eso no. Es que yo no consumía nada. Y la gente que me conoce lo sabe. No tengo por qué engañar.
¿Echó de menos una llamada del Granada?
A ver, lo que pasa es que el tema es que cuando pasó eso estaban aquí Pina y Juan Carlos Cordero, que yo a ellos los quiero un montón porque conmigo se han portado siempre súper bien. Pero el resquemor que tengo luego cambia. Cambia de directiva y es totalmente diferente. Y no hacen nada. No tienen a nadie de club. El único que hay es Lucena. Y porque es de Granada y lo tuvieron que mantener. Pero realmente, Diego Maniz, por ejemplo, estaba, recuerdo, hace dos años Torrecilla y Diego Maniz, de entrenador. Diego Mainz acabó el contrato y ni siquiera lo llamaron. Es muy duro que tú te hayas dejado la piel por un equipo, estás ahí dentro y estás viviendo en Granada, que tu mujer es granadina, y ni siquiera te llaman. O sea, le guardo resquemor en ese sentido. Para mí, la idea de un club es lo que he vivido en Mallorca. Es un club de Granada con gente de Granada, con gente mezclada de fuera, lógicamente. Pero tienes que tener tu fuerza de Granada. Tu gente, que sienta los colores, que le duela cuando pierda, que sienta cuando viene un tío y gana una pasta y no corre. Todo eso tienes que tenerlo en el club. Y luego, el trabajo de los chavales, que ya lo dije. Hay muchos chavales granadinos con un potencial increíble que están fuera y si no están fuera se van. Entonces eso me duele, que no haya gente de Granada que realmente pueda enfocar eso. No quiero meterme en discusiones, no soy mejor que nadie, no. Simplemente, que mi idea de club es otra cosa. Guardo resquemor en ese sentido. Porque le di mucho al Granada y a esta afición. La gente me lo transmite en la calle, el cariño. Es una locura lo de la gente. Me siguen pidiendo fotos por la calle y estoy seguro que, no te voy a decir nombres, pero va alguno del primer equipo por la calle y no lo conocen. Y a mí sí. Eso me transmite mucho cariño, que la gente me ha querido mucho. Y en ese sentido sí le guardo un poquito de rencor. No rencor, porque no soy un rencoroso, pero sí tengo ese puntito de decir, joder, qué pena.
¿Le gustaría que el Granada le llamase para algo? ¿Volver allí o ver el estadio?
Me da… me da. No puedo... No me veo. Primero porque no veo estructura dentro del club. Soy una persona que dice las cosas a la cara y las dice muy claras. Considero que entiendo algo. Y que me llamen para tener un cargo dentro de un club, cobrar mil euros y estar ahí como uno más, no quiero. ¿Me entiendes? O sea, ni tres mil euros, me da igual. No quiero. Para ser uno más ahí, no quiero. Ahora, si de verdad hay un proyecto... de verdad, que se siente y que se hacen las cosas bien, soy uno más. Lo siento mucho, así no. No porque siento que estoy engañando a la gente, creo que es lo que están haciendo ellos, engañando a la gente. Vi la rueda de prensa de Sandoval y el director general diciendo que si el Granada tiene los peores números que no pasa nada, que esto sigue. Traen un director deportivo que no lo conoce nadie, que no conoce a nadie de la liga. Traen en diciembre a 8 o 9 refuerzos, los que quieran. Se han llevado una pasta y ahora el club se tiene que comer a esos 8 o 9 jugadores. Algunos se irán libres y a otros no podrán pagarle la ficha. Han engañado, sé cómo funciona el fútbol y se han llevado lógicamente todo lo que hay. ¿Cómo voy a trabajar con esa gente? No puedo.
¿Cree que en el fútbol actual la situación que usted vivió es más difícil que se dé? Porque quizás no sé si tanto los futbolistas o los entornos de los futbolistas, dentro del club incluso, están mucho más concienciados.
Es totalmente diferente. Digamos que se ha profesionalizado un poco más. No todos los equipos. Cuando jugaba, a lo mejor el Barça, el Madrid sí tenía psicólogos o gente, ya se empezaba a ver, pero no era como ahora. Ahora tienes de todo en el club, tienes cargos de todo tipo y gente que te ayuda y está mucho más encima de cualquier problema. Al mínimo problema están ahí y antes te apoyabas en un compañero en un entrenador. En alguien del club cercano. En ese sentido ha cambiado mucho, todo se ha profesionalizado mucho más, no tiene nada que ver ahora mismo. De hecho, pasa en algunos casos que tienen gente que a lo mejor tiene una depresión o que no se encuentran a gusto o no le encuentran sentido a lo que están haciendo, pero muy poco.
¿Cómo es ahora la vida de Dani Benítez?
Muy tranquila. Trabajando en mi negocio, que monté con un gran amigo mío, una empresa que se llama Fauni, es de bienestar animal. Tenemos productos para animales y estoy jugando en el Arenas de Armilla. Disfrutando de mi familia, de mis niñas y de mis amigos. Muy sencilla.
Muy sencilla, ¿y más feliz?
Sí. A ver, hay gente que me dice es que ya no tienes tanto dinero. Y digo, bueno. No se sabe. Pero yo siempre he sido feliz, excepto esos momentos que tuve malos, con dinero o sin dinero. Para mí el dinero no da la felicidad, la felicidad parte de dentro, de nuestro corazón, de lo que sentimos a diario, de cómo nos sentimos en nuestra vida cotidiana. Y, la verdad, que estoy súper feliz. Sinceramente, ahora mismo no puedo pedir más.
¿De qué es de lo que más se arrepiente en su carrera?
De lo que más me arrepiento es de haber madurado tarde. Si yo hubiera madurado cuando me hubiera tocado, hubiera aportado mucho más al fútbol, muchísimo más. Y hubiera llegado mucho más lejos.
Quizás ese fue el gran problema.
Para mí, que maduré muy tarde. Y la culpa es mía, no es de nadie. No le estoy echando la culpa a nadie. Pero yo como persona maduré tarde. Y eso te crea muchos problemas.
¿Y en su vida qué es de lo que más se arrepiente?
No me arrepiento de nada. Gracias a todo lo que he hecho, soy la persona que soy hoy en día y me considero un pedazo de persona. No me arrepiento de nada.
¿Cree que el destino le puso esa prueba?
Sí, seguramente Yo creo mucho en el destino. No creo en la suerte ni creo en las casualidades, creo que todo pasa por alguna razón y seguramente me pasó eso porque estaba escrito que tenía que pasar y ya está. Aprender, seguir y que fuera dé ejemplo para la gente, lo veo así.
¿Le hizo más fuerte?
Muchísimo más. Primero me destruyó por completo y luego me ha hecho muchísimo más fuerte.
¿Resurgió de las cenizas?
Sí, bueno, dicen que soy el Ave Fénix. Me hizo mucho más fuerte.
¿Qué le diría al Dani Benítez de 22 años que estaba a punto de que sucediera todo eso?
Es muy buena pregunta esa, la verdad. Si te contestara eso creo que tendríamos que estar otros 32 minutos. Pero resumiendo, le daría un golpecillo en la espalda y le diría que eres tonto ¿sabes?, que mires a tu alrededor todo lo que tienes y que lo cuides. No le diría nada más resumiendo, pero le diría muchas cosas en una conversación larga. Llegaríamos a las manos seguramente (risas). Sobre todo por el Dani de antes.
Controlar un carácter fuerte es muy difícil.
Tanto para la persona como para los que están alrededor es muy complicado. Pero gracias a eso, pues hoy en día soy la persona que soy y estoy súper orgulloso. No puedo arrepentirme de las cosas que he hecho porque arrepentirse… Siempre te dices, joder, qué tonto, ¿no? Pero no tienes que arrepentirte, tío. Lo he hecho y hecho está. Y eso te ha ayudado a estar aquí al día de hoy. No hay más. Si lo ves de otra forma, estás jodido.
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