NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

LALIGA SANTANDER

Cuando el peligro acecha

El Sevilla se encuentra en una posición delicada, coqueteando con el descenso. Atlético, Betis, Villarreal... ya vivieron una situación similar y bajaron.

Descenso del Deportivo de La Coruña a Segunda División.
JESUS SANCHODIARIO AS

A una jornada de acabar la primera vuelta, pese a la victoria ante el Cádiz, el Sevilla sigue en una posición delicada. Su coqueteo con el descenso es una realidad y existen antecedentes que invitan a echar la vista atrás. Y es que son varios los equipos que se han visto abocados a situaciones similares a lo largo de la historia y han acabado descendiendo. Desde el Atleti de Gil al Villarreal de Roig, pasando por otros históricos como Real Sociedad, Betis, Zaragoza o Deportivo. La falta de costumbre a luchar en la zona baja es una de las principales losas con las que contaron los futbolistas de esos equipos. Los testimonios de algunos de sus protagonistas dan luz a cómo un vestuario afronta un contexto así.

Atlético de Madrid (1999-00)

Si hay un equipo poco habituado a los infiernos cuando descendió, ese era el Atlético de Madrid. Tanto, que nunca lo había experimentado. El conjunto rojiblanco venía de ganar el doblete en el 96 y, si bien es cierto que en las tres siguientes temporadas el equipo pegó un bajón de rendimiento considerable (fue 5º en Liga en la 96-97, 7º en la 97-98, y 13º en la 98-99), nadie, o casi nadie, esperaba que los colchoneros diesen comienzo al nuevo siglo con un descenso.

Al Calderón llegaron ese verano refuerzos como Hasselbaink, Toni, Ayala o Hugo Leal, entre otros. 35 millones de desembolso en fichajes para darle un giro de tuerca al proyecto. Sin embargo, aquella temporada (99-00) estuvo marcada por lo extradeportivo. Ante la querella interpuesta contra Jesús Gil por estafa, la Audiencia Nacional decretó en diciembre la “intervención y administración judicial” de la entidad. “El futuro del club era incierto, y sin buscar excusas, todo aquello condicionó a la hora de competir con una mente limpia”, recuerda Kiko Narváez, delantero de aquel Atleti. El jerezano se perdió los primeros meses de competición por problemas de tobillo, pero recuerda a la perfección lo que respiraba aquel vestuario. “Estuvimos unidos hasta la intervención. Después vinieron las dudas”.

Fue un curso de extraños contrastes. El equipo venció en el Bernabéu y le endosó un contundente 3-0 al Barcelona en la ida de las semifinales de Copa. Llegó, incluso a disputar la final, ya descendido, con opciones de clasificarse para Europa. Pero no era el año. Un grave y absurdo error de Toni en el minuto 2 le arrebató cualquier atisbo de alegría a los colchoneros y cerró una temporada para olvidar. La peor que recuerda la entidad.

Real Sociedad (2006-07)

Hablar de la Real del año 2007 es hablar de la antítesis de lo que es hoy el conjunto txuri-urdin. Aquel descenso fue la confirmación de que las cosas llevaban tiempo haciéndose mal en Donosti. El hasta entonces habitual modelo deportivo blanquiazul, basado en una estructura sólida de la casa acompañada por jugadores puntuales de fuera, se evaporó con el cambio de propiedad de la entidad años antes. La deriva fue evidente. Lo que se fichaba no mejoraba lo que había en Zubieta y la plantilla se fue debilitando, a la par que las cuentas. Contratos desorbitados y jugadores que nunca llegaron a justificar su precio fueron el caldo de cultivo de tres años previos de apuros en la tabla. Tras el subcampeonato de Liga conquistado en 2003, vinieron un 15º puesto en 2004, un 14º en 2005 y un 16º en 2016. La temporada 2006-07 llegó el drama.

El conjunto donostiarra no consiguió ganar en Liga hasta la jornada 15, ante el Gimnástic de Tarragona. Trató de reforzarse en invierno con fichajes poco contrastados y de alto coste, como el ariete Germán Herrera, pero nada funcionó. El proyecto fue en decadencia y el clima de inestabilidad social en el que se había sumido la entidad llevó al equipo al último partido, en Mestalla, sin depender de sí mismo. La Real, con Miguel Ángel Lotina como entrenador tras sustituir a José Mari Bakero, no fue capaz de pasar del empate. A aquel descenso siguieron cambios en la presidencia, un concurso de acreedores y tres años en la categoría de plata del fútbol español. El resto es historia.

Zaragoza (2007-08)

De disputar la ronda previa de la UEFA a ser una temporada catastrófica que se coló directa en las páginas negras en la historia del club zaragocista. Con una plantilla confeccionada para disputar Champions League con futbolistas de la talla de Pablo Aimar, Roberto Ayala o Diego Milito, el pánico durante el transcurso de la campaña se apoderó de una plantilla que no estuvo a la altura y acabó en tragedia. Desde entonces, el Zaragoza no se ha movido de un infierno abrasador.

“Teníamos un equipo preparado para entrar en Europa y soportar esa presión, pero no supimos lidiar con la situación del descenso y nos acabó superando”, revela Javi Paredes, el lateral izquierdo de aquella plantilla con exceso de calidad y limitada conexión. “No fue una cuestión deportiva, sino que nos faltó esa unión necesaria también fuera del césped que es fundamental en un club”. Ni siquiera Víctor Fernández logró salvar al club de sus amores, de quien Paredes confiesa que “le hubiera dado un voto más de confianza porque esa plantilla estaba confeccionada para él”.

Hasta cuatro técnicos pasaron por el banquillo maño aquella campaña, pero nadie pudo evitar lo que parecía imposible. En el primer aniversario de Agapito Iglesias como dueño del club, el sueño europeo del Zaragoza se acabó convirtiendo en la peor de las pesadillas. Junto a Murcia y Levante, el equipo zaragocista comenzó una debacle que, 14 años después, parece no tener fin.

Betis (2008-09)

Hace 13 años y en la última fecha del campeonato, Betis y Valladolid se jugaban la vida en el entonces Manuel Ruiz de Lopera. O lo que es lo mismo, permanecer una campaña más en Primera División. Los transistores fueron los protagonistas en una tarde con varios equipos (Osasuna, Getafe y Sporting) en la terna por la permanencia. Un gol de Luis Morán en Gijón y el empate final entre béticos y pucelanos confirmaron la tragedia en el Heliópolis y, entre lágrimas verdiblancas, el Betis perdió la categoría.

Con una plantilla de época con futbolistas de la talla de Capi, Emaná, Sergio Oliveira o Sergio García y liderada por Josep María Nogués, el beticismo sufrió uno de los desenlaces más crueles, pues un único gol de diferencia mantuvo en Primera al Getafe y mandó a los verdiblancos al infierno tras ocho años en la máxima categoría del fútbol español.

Villarreal (2011-12)

Otro equipo que, como el Atlético, tampoco sabía lo que era un descenso a Segunda es el Villarreal. En 2012 encadenaba siete temporadas entre los siete mejores de la Liga. Según Bruno Soriano, uno de los capitanes de aquel Submarino, esa fue la principal razón de aquel naufragio. “Ni la afición ni nosotros pensábamos que íbamos a bajar. No estábamos acostumbrados a estar ahí abajo y había mucho nerviosismo, teníamos una presión añadida”.

Al igual que el Sevilla, el conjunto castellonense disputó ese curso la fase de grupos de la Champions, algo que el 21 admite que “influyó”. Encuadrado en el grupo de la muerte (con Bayern de Múnich, Nápoles y Manchester City como rivales), el equipo se topó con la más cruda de las realidades. Contó todos sus partidos por derrotas. “No teníamos el nivel suficiente para competir contra los mejores”, reconoce Soriano.

Que no era el mejor Villarreal de los últimos años pronto se hizo evidente, pero ni la plantilla ni la afición vieron venir lo que acabó ocurriendo en la última jornada. Para asegurarse la permanencia, al conjunto amarillo le valía con ganar a un Atleti que llegaba con escasas opciones de entrar en Champions. Sin embargo, un gol de Falcao a escasos minutos del final y otro de Tamudo en Vallecas en el descuento llevaron la angustia al Madrigal. “No sabía ni que habíamos descendido. Me lo dijo nuestro jefe de prensa según me dirigía hacia el vestuario e iba viendo las caras”.

Lo traumático de aquel descenso dio paso a un gran aprendizaje. “Ascendimos al año siguiente y todo aquello nos enseñó a que cuando te caes te tienes que levantar. En Villarreal siempre han mirado hacia delante, y esa temporada te hace valorar todo lo bueno que está pasando ahora”.

Deportivo de la Coruña (2012-13)

Del ‘Súper Depor’ al fin del sueño de la Primera División. Esta temporada se cumple una década del descenso del club coruñés a la división de plata del fútbol español. Inmersos en un concurso de acreedores y con una situación económica e institucional compleja, la entidad blanquiazul no pudo con los fantasmas de dos años atrás y perdió la categoría que había logrado la campaña pasada. Rozó el milagro de la permanencia, pero el deportivismo acabó entre lágrimas y por partida doble sobre Riazor aquel fatídico 1 de junio de 2013: un descenso consumado y el adiós de una leyenda que llevó al Depor a la gloria: Juan Carlos Valerón.

“Se va la mitad de mi vida”, confesó en su día su compañero y ‘hermano’, Manuel Pablo. El capitán de aquel Depor recuerda la temporada del descenso cómo “un año difícil, siendo una plantilla que ya había descendido dos años atrás, en la que desde el principio estuvimos en el vagón de abajo y sabíamos que no estábamos para más allá que pelear por la permanencia”. Con problemas deportivos, pero también dentro del vestuario. “Hubo causas internas, de cuatro o cinco meses sin cobrar, pero nosotros tratamos de mantenernos unidos para intentar revertir la situación”.

Y pese a que finalmente no se dio y entre tanta oscuridad, surgió un abismo de luz y esperanza con la llegada de Fernando Vázquez que mantuvo con vida al Depor hasta la última jornada. “Nos daban por muertos, pero Fernando lo cambió todo. Nos activó emocionalmente, equipo y afición nos volvimos a unir y nos dio esa ilusión de pelear hasta el final”, revela el grancanario. El Deportivo (35 puntos) jugó con fuego y, junto a Zaragoza (34) y Mallorca (36), se acabó quemando en los infiernos de la Segunda.