1x1 del Real Madrid ante el Girona: un Madrid de Halloween
Lento, sin magia, sin colmillo. El equipo de Ancelotti cuajó uno de sus peores partidos de la temporada. Sólo Valverde puso luz en una tarde para olvidar
En una tarde de Marvel, nadie se enfundó la capa. Con el Madrid atascado, apuntaron las luces hacia el cielo: se busca héroe. Pero no hubo respuestas; nadie acudió al rescate de un grisáceo Madrid, que ve reducido su margen con el Barcelona a un solo punto. Hicieron un mal partido Los Vengadores de Ancelotti, que a punto estuvieron de ser salvados por la campana de una acción puntual -genialidad de Valverde- con gol de Vinicius. Pero Asensio cometió un torpe penalti que salió carísimo. No se solventó el primero de los últimos cuatro partidos que quedan antes del Mundial. Patinazo. Y ahora restan tres: Celtic (casa), Rayo (fuera, un lunes) y Cádiz (casa). “Vamos a reaccionar”, aseveró Ancelotti.
Titulares
Courtois: tarde de poco trabajo. Y sin embargo, superada la media hora, se llevó el gran susto con un trallazo de Yangel Herrera que dejó temblando la portería, tras golpear en el larguero. La cruz la puso Stuani, engañándole en el penalti del minuto 79. Sólo tuvo que hacer una parada. Y sigue sin dejar la portería a cero en Liga (sí lo ha conseguido dos veces en Champions, Celtic y Leipzig).
Carvajal: el Girona le buscó una y otra vez, sabedor de que en el duelo con Valery podía sacar petróleo. Porque la dinamita del de La Escala tenía más pólvora que la suya. De esa detonación salió la ocasión más clara del Girona. Sólo ganó el 37% de los duelos que disputó, lo cual resume mucho.
Rüdiger: correcto, con poco trabajo ante un rival poco exigente en ataque, pero notablemente firme cuando hizo falta. Sin reproches.
Alaba: su nivel sigue estando por debajo de lo que puede dar. Algo endeble en defensa y poco incisivo en la salida. Ante la ausencia de Militao, todos los galones del liderazgo recayeron sobre sus hombros. Y no transmitió la firmeza que debía.
Mendy (86′): puso en vilo al Bernabéu en varias ocasiones con sus ya clásicas Mendyadas. Esos instantes -de los que podrá dar fe cualquier madridista- en los que controla el balón, esboza una leve sonrisa y se arranca con regates y/o recortes en zonas de alto riesgo. Le salieron bien, pero es un fuego que algún día puede quemar. En lo que a lo defensivo se refiere, anduvo notable.
Camavinga (60′): con Tchouameni en la enfermería por una sobrecarga de última hora, le tocó ejercer de pivote. No cometió errores flagrantes, pero sigue dejando una sensación fría en torno a ese rol. Algo descolocado y no tan rocoso como Aurélien. No dio el golpe sobre la mesa que se esperaba tras su mala actuación en Leipzig.
Kroos: desaparecido. Cuajó una de sus peores actuaciones de toda la temporada, inexistente en ataque y sobrepasado en defensa. Rozándose la hora de juego cometió una dura falta sobre Yan Couto que, de hecho, lo lesionó. Fue la escenificación del estar lento y llegar tarde. Para colmo, vio la roja -segunda amarilla- al cortar un contragolpe ya en el añadido. Es su primera expulsión como jugador profesional. Partido para olvidar.
Modric: igual de errático que Kroos, o incluso peor; tuvo una de sus tardes más discretas de todo el curso. Sin apenas generar peligro con pases en profundidad y en defensa, lento para frenar los contragolpes. Fue el segundo jugador del equipo que más balones perdió (13), el segundo que menos duelos ganó (33%) y de los tres centrocampistas, el que tuvo menos acierto en campo contrario (86%). Un muy mal día.
Valverde (86′): a nivel de actitud se le pueden hacer pocos reproches, pues fue de los más enérgicos, pero esta vez la mirilla del francotirador estuvo empañada (de sus tres tiros, sólo uno fue a puerta). Empezó de extremo y acabó de volante. Y ahí, percutiendo desde atrás -como le gusta-, halló el espacio para controlar dentro del área y regalarle el gol a Vinicius. Una genialidad; un destello de luz en un panorama oscuro.
Vinicius: partido gélido, insípido. Apenas protagonizó unas pocas de arrancadas por banda durante los 90 minutos que jugó. Fue el jugador del Madrid que más balones perdió (17) y el que tuvo un peor porcentaje de pases (apenas un 81% de acierto). Totalmente desaparecido cuando debía ser el líder, en ausencia de Benzema. Halló el gol tras un regalo de Valverde, pero fue una acción puntual que no maquilla una tarde de suspenso.
Rodrygo: tampoco tuvo su mejor partido, ejerciendo de delantero por la “fatiga muscular” de Benzema. En la primera parte firmó varios disparos que no llegaron a buen puerto (aunque sí estrelló uno en un palo), pero en la segunda se volvió casi translúcido. Pese a todo, firmó el zarpazo de la polémica, con un gol anulado tras empujar el balón cuando Gazzaniga, según Melero López, ya lo tenía en su dominio. Una acción que, runrún aparte, vino precedida de lo que es un error a bocajarro. La tenía para empujarla y golpeó mal. Sin pólvora.
Suplentes
Asensio (60′): justo el día que se cumplían seis meses de su última titularidad en el Bernabéu (no empieza un partido en casa desde el 30 de abril, la tarde del alirón ante el Espanyol), protagonizó el gran tsunami. Una mano en el minuto 78 que supuso el penalti a favor del Girona. Con el brazo algo despegado y levantado (se puede interpretar que se hace grande) el balón le dio y cambió su trayectoria. Una torpeza carísima. Y caprichosa, porque sólo 6 minutos antes Gazzaniga le hizo un paradón para evitar el 2-0. En 7 minutos, de héroe a villano. A nivel ofensivo le puso ganas, intentando exprimir cada balón. Cada minuto que le da Ancelotti, que no son muchos.
Militao (86′): entró en la recta final para permitirle a Alaba jugar como lateral izquierdo. Apenas tocó balones.
Mariano (86′): en apenas unos minutos generó el que pudo ser el gol de la victoria, con una buena arrancada desde la derecha y una asistencia a Rodrygo, que marcó, pero le señalaron falta sobre Gazzaniga. Lleva sólo 14 minutos esta temporada (únicamente Odriozola y Vallejo han participado menos); hasta Casemiro ha jugado más, de blanco, este curso (97′). Es un dato.