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FÚTBOL FEMENINO

Las heridas abiertas del fútbol femenino español

El ‘Caso Alhama’ o el de Santiso en el Rayo aparecen de fondo en medio del respaldo total a Jenni Hermoso.

LEZAMA (VIZCAYA), 21/04/2023.- El entrenador del Alhama CF Randri García (d) en el banquillo durante el partido de la jornada 26 de la Finetwork Liga F que Athletic de Bilbao y Alhama CF juegan hoy viernes en las instalaciones de Lezama. EFE/Miguel Toña
Miguel ToñaEFE

Alexia fue la primera y la siguieron decenas de futbolistas y exfutbolistas españolas. El mensaje es claro: “Se acabó”. Todas a una para apoyar a Jenni Hermoso tras el beso en la boca que le dio Luis Rubiales, entonces todavía presidente de la RFEF, durante la celebración del Mundial ganado por la La Roja en Sídney. Los escritos se transformaban a veces en una especie de Me too con el que se narraban diferentes situaciones machistas o de abuso sufridas por las jugadoras. “Pero mírala, está gorda”, escribía Laura González, ex de Betis o Sevilla; “Esta loca no juega más por mis cojones” o “Estoy cansado de tu pinche acento español”, lanzaba Bea Parra, ahora en el Tindasoll islandés y ex del Atlético San Luis mexicano... Mientras, los casos Alhama o Santiso aparecían de fondo como dos de las grandes heridas del fútbol femenino español que todavía continúan abiertas.

“Te quejabas y te tachaban de problemática. Si reivindicabas unas condiciones dignas y justas el problema lo tenías tú, estabas loca. Y mientras, inútiles, machistas y abusadores en puestos de responsabilidad. Mandando, dirigiendo y entrenando. Sois la LACRA del futfem (diminutivo de fútbol femenino). ¡SE ACABÓ!”, publicaba Marta Perarnau, también actualmente en el Tindasoll, en uno de los mensajes más contundentes de las jugadoras.

Además, el documental de Movistar ‘Romper el silencio’ está siendo muy compartido en redes sociales en estos días. En él, exfutbolistas de La Roja relatan diferentes vejaciones que sufrían por parte de Ignacio Quereda, seleccionador español durante 27 años: “Controlador”, “le gustaba humillar”, “la homosexualidad era una enfermedad...”.

Ese fue el primer gran caso escándalo del fútbol femenino español, que después ha tenido otros. En 2022 salía a la luz un audio en el que el entonces, y todavía, entrenador del Rayo Vallecano Carlos Santiso animaba a su staff a hacer “una como los de la Arandina (...), pero que sea mayor de edad” (en referencia a la agresión sexual que cometieron los futbolistas del citado equipo a una menor de 15 años). “Todavía no ha dimitido”, “No hubo inhabilitación en su caso”, “Sigue en su puesto”, recuerdan, sobre todo personas que forman parte de la afición franjirroja.

Igualmente, también ha vuelto al foco el llamado Caso Alhama. Garazi Murua, jugadora del Athletic, se encargaba de tenerlo presente cuando la Liga F, en el perfil oficial de la competición femenina, se unía al mensaje unánime de basta ya de las futbolistas. “Y vosotros, ¿dónde estabais en el caso Alhama? Ya basta. Si tocan a una, nos tocan a todas”, les contestaba la rojiblanca. En este 2023 cinco jugadoras del equipo murciano denunciaron, a través de FutPro, tratos vejatorios por parte del técnico Randri García (confirmaron en Europa Press haber visto “barbaridades”, sufrido “vejaciones”, sido “humilladas” o sentido “miedo”). Algo que, para la Inspección de Trabajo, había quedado constatado según un comunicado publicado el pasado julio por el sindicato. El entrenador murciano también sigue al frente del equipo azulón, ahora en Segunda.

El que sí que dejó el banquillo, pero al finalizar la temporada 2021-22, fue Miguel Llorente, técnico del Deportivo al que se le abrió un expediente y se le cesó temporalmente en sus funciones después de que llegase una denuncia de sus conductas al canal ético del club blanquiazul. “No incluyen en ningún caso connotación sexual ni violencia”, dijo entonces la entidad, de la que tuvo que salir antes Ana González, ayudante y parte del cuerpo técnico. Llorente fue reestablecido tras finalizarse la investigación y dejó el Depor ese verano...

Hay heridas que continúan abiertas en el fútbol femenino español, y necesitan reparación y tiempo para ser curadas. Lo que parece estar claro, siete días después de que la Selección ganara el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, es que las jugadoras siempre merecieron ser escuchadas.