Se acaban las palabras con Sergio Ramos. El central español, que empezó la temporada sin equipo tras rescindir con el Sevilla, al que cerca de los cuarenta algunos ya veían a las puertas de la retirada, volvió a dejar su nombre en lo más alto con un gol que es historia. A sus 39 años, dos meses y 18 días, se convirtió en el goleador más veterano en los Mundiales de Clubes. Se cuentan también aquellos con el formato anterior, es decir, con siete clubes.

Pero Ramos no se agota. Nunca. El de Camas se elevó por encima de Bastoni, quien además le tiene como ídolo, para anotar de cabeza el tanto con el que su equipo, Rayados de Monterrey, se puso por delante en el choque ante el Inter. Un tanto que le hace registrar otro récord y ganarse la admiración de todo el mundo una vez más. Después del choque, de hecho, el propio Bastoni, considerado como uno de los mejores centrales del mundo, le esperó en la mitad de la cancha para intercambiarle la camiseta.

“Sergio, aparte de la historia que lleva detrás, es un jugador muy competitivo, muy profesional, está a disposición para jugar y es un líder. Hay gente que a lo mejor lleva mucha experiencia pero no tiene el alma de líder, eso Sergio lo tiene”, dijo después del partido si técnico, el catalán Domenec Torrent.

Desde el 17 de junio del pasado año, cuando el Sevilla anunció que Ramos no continuaría, hasta el 17 de marzo, cuando lo anunció Rayados, pasaron ocho largos meses en los que del central sólo se pudieron ver imágenes entrenándose en solitario, algunas en su finca y con dron, lo que hacía intuir que el plan físico para mantenerse en activo se mantenía.

Ha tardado poco en demostrar que así era. Impacto absoluto en estos meses en Rayados y gol histórico con el que convertirse en el futbolista más veterano en marcar nunca en un Mundial de Clubes. Puro Ramos. Puro arte.

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