Pesadilla para Vitor Roque
El delantero marcó con Palmeiras en el clásico ante Corinthians, pero el gol fue anulado por el VAR. Continúa sin ver portería en su vuelta a Brasil. Y ya ha igualado su peor sequía: ocho partidos.
A la octava parecía la vencida. Con un 2-0 cómodo logrado en la primera mitad, llegó el ansiado momento. El tercero apareció en la segunda mitad y Vitor Roque, necesitado, marcaba así su primer gol en Palmeiras. En todo un clásico paulista ante el Corinthians de Memphis Depay. Cabezazo al fondo de la red entrando con todo al segundo palo para rematar un caramelito de Estêvão. Celebración furiosa, sabiendo que se estaba quitando una losa de encima.
Pero entonces, en medio de la ira, llegó el suspense. Lo habitual en el fútbol moderno. Llamada desde el VAR al colegiado y a esperar su decisión en el monitor. Y en ese instante, de la cólera a la frustración. El tanto estaba anulado por un fuera de fuego en el nacimiento de la jugada. Revés para el delantero, que en la primera mitad tuvo una gran ocasión para estrenarse y se mostró participativo, pero cuando encontró el ansiado premio fue arrebatado fugazmente. Tan cerca pero a la vez tan lejos.
Su peor sequía
Por ende, acumula ya ocho partidos con el Verdão y el tanto se le sigue resistiendo. Su peor sequía como novato en un club, pues ha igualado los ocho encuentros que necesitó con Cruzeiro para marcar su primer gol. En Athletico Paranaense necesitó cinco encuentros, con el Barcelona fueron necesarios seis y con el Real Betis apenas dos. Un camino de vuelta a Brasil muy diferente al dibujado hace escasos meses cuando optó por deshacer el vuelo a través del Atlántico.
Ha pasado de ser clave en su debut en las semifinales del Paulistão ante São Paulo a no terminar de encontrar su sitio ideal en el once. Perdió el primer título de la temporada en la final ante Corinthians y alterna actuaciones cayendo al costado zurdo o ejerciendo como referencia ofensiva. Pese a ello, Palmeiras sonríe frente a sus malos registros. Lidera el Brasileirão a la espera de cerrar la tercera fecha y su grupo de la Copa Libertadores. La presión, mientras los goles continúan sin llegar, crece en torno a su figura. Y las urgencias, también.
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