ENTREVISTA
Marcelino: “No se puede luchar contra Mbappé ni contra el PSG...”
El entrenador español habla claro y no se esconde ni para referirse a la desagradable situación vivida con los ultras del Marsella. Marcelino atiende a AS ya como entrenador libre.
Marcelino García Toral (Careñes, Asturias, 1965) es uno de los mejores entrenadores españoles de las últimas décadas, pero eso no le sirvió para evitar una desagradable situación que le hizo salir del Marsella, su último club. La presión de los ultras fue tal que decidió abandonar el conjunto galo a los tres meses de llegar a él.
Han pasado unas semanas desde su salida del Marsella, ¿cómo se encuentra?
Bien, los primeros días fueron complicados por lo inesperado de la situación. Todo fue repentino. Hubo que tomar decisiones rápidas. Tomamos las más coherentes en función de la gravedad de lo sucedido. Era un proyecto ilusionante. Un gran club, un grande de Francia y de Europa. Existía la posibilidad de jugar Champions. Un punto de crueldad nos dejó fuera ante Panathinaikos en la previa, pero era un proyecto para dos años y con ese fin habíamos ido. Sin embargo, a mitad de septiembre todo se trunca...
¿Se lo esperaba?
Nadie palpamos esa situación. Ni el presidente ni la junta ni nadie que estaba dentro. Fue a raíz de una reunión pactada en la sede del club cuando se produjeron las amenazas personales.
¿Cómo es posible reunirse con los ultras?
No es lo normal sentarse con esa gente, la verdad, nosotros no estamos acostumbrados. Ya nos ocurrió en pretemporada que en el campo de entrenamiento hubo una reunión de la plantilla y el staff con ellos. Me dejó sorprendido, pero acepté por recomendación del club. Entraba dentro de la normalidad, por lo visto. Lo que no entra dentro de la normalidad es la amenaza a cuatro dirigentes a la cara y en plenas instalaciones. Eso son palabras mayores.
¿Había vivido algo igual?
No, esto se aleja de todo. Siempre se habla de la importancia que tienen los ultras allí, pero pensé que era en número más que en poder. Quieren controlar el Marsella, cuando el club debe estar controlado por sus dirigentes. Los ultras quieren controlar todo y eso impide la evolución del Marsella. Se acaba empequeñeciendo.
¿El presidente, Pablo Longoria, no le avisó al fichar?
Pensaba que tenía esta situación controlada. Sabía de la influencia de los ultras, pero no hasta el punto de querer manejar quién está y quién no en el club. El primer sorprendido fue él. Así me lo dijo. La situación le cogió por sorpresa. Venía todo orquestado desde tiempo atrás. Yo en realidad no tuve ni cinco entrenamientos con todo el equipo y los resultados tampoco eran malos. Queríamos sentar las bases de un proyecto sólido. A nivel deportivo no había argumentos para hacer esto, la verdad. Ese no fue el motivo. Por alguna otra razón, los ultras querían que los actuales dirigentes salieran del club.
¿Quizá se debió a la marcha de jugadores queridos -y hasta controlados por ellos- como Guendouzi, Payet, Mandanda…?
No sonó tanto Guendouzi, sí mucho más Payet y Mandanda cuando se fueron. Pero no veo el por qué eso pudo provocarlo todo. Pudo ser influyente, pero no tanto.
¿Usted no estaba entre los señalados?
Yo no, esa es la información que manejo. Cuando Longoria y las otras tres personas de la junta directiva me detallan las amenazas, ellos son partidarios de marcharse. En la reunión del martes, así se establece. Y, claro, si se iba la persona que había confiado en mí, la conclusión mía es que debía irse todo lo que representa Longoria. Debíamos irnos con él.
Pero al final Longoria se queda…
Sí, tres o cuatro días después, hablando con los propietarios y por un acto de responsabilidad con ellos, y también por protegerlo, decidió quedarse. Me lo comunicó el viernes. El tema de los ultras es algo muy introducido e instaurado, y es muy difícil de erradicar. En su ánimo está controlar el Marsella. En ese estado negativo que rodea al club se sienten a gusto. Prefieren esta circunstancia a la evolución de la entidad.
Dijo hace unos días en L’Equipe que construir un proyecto en el Marsella es “imposible”.
Los hechos están ahí. Hay un continuo cambio de entrenadores y de jugadores, los técnicos no están más de un año allí. Algo es manifiestamente mejorable. Es imposible generar un proyecto solido y ganador. Se pueden ganar competiciones cortas porque así es el fútbol, pero un título no va a suponer asentarse en el fútbol europeo porque eso normalmente se manifiesta a través de proyectos duraderos en el tiempo.
¿Superar la ronda previa de Champions hubiera cambiado las cosas?
Hubiera sido un aplazamiento de la situación, creo. Ganar hubiera retrasado el proceso, pero el desarrollo era el que vino. Aquella derrota fue muy injusta, pero en el fútbol ocurren estas cosas. De 10 partidos, es difícil perder uno así. Fue una noche para haber goleado. El rival casi no tiró a puerta. En el 95 hay un penalti extraño, el árbitro manda seguir, justo antes de acabar lo va a revisar el VAR… En la prórroga pudimos haber decidido también, y nos anularon dos goles. Fue todo adverso, injusto.
Hubo polémica con usted porque declaró tras caer que no habían ensayado los penaltis y, además, puso a Rubén Blanco como portero para la tanda y no paró ninguno.
Me gusta ser claro y sincero. Es la primera eliminatoria por penaltis que pierdo y nunca los había ensayado. Yo fui tirador de penaltis y mi experiencia me dice que es muy diferente ensayar un penalti que tirarlo luego en un escenario en el que es trascendental. El tema de Rubén fue algo pactado con el cuerpo técnico, no fue algo mío ni personal. Tampoco lo había hecho nunca. No tengo que estar mintiendo ni diciendo cosas interesadas.
¿Por qué la crítica en Francia es tan ácida, desde el alcalde de Marsella comportándose como un aficionado a exjugadores reputados llenando siempre titulares como Rothen o Dugarry?
No he tenido tiempo ni a poder darme cuenta (risas)… Como en todo en la vida hay personas inteligentes y personas menos inteligentes. Estas últimas quieren ser graciosas y se convierten en irrespetuosas. Es algo que puede suceder. Pero no lo tengo muy en cuenta. Respeto la crítica, sin más.
Nos quedamos sin un Luis Enrique-Marcelino en la Ligue 1, era su siguiente partido antes de irse…
Bueno, los entrenadores somos los que puntualmente dirigimos a los equipos, pero el partido es lo importante y era ni más ni menos que un PSG-Marsella. Podía darse que dos entrenadores españoles, de la misma provincia y de la misma ciudad, pudieran estar en el banquillo… Pero sucedió esto. Nunca se puede predecir el futuro.
A Luis Enrique le están criticando duro…
Cuando vas a un país nuevo hay que conocer a los futbolistas, adaptarte a la cultura, al idioma, a la forma de trabajar… Eso conlleva un tiempo. Puede ser más o menos, pero se necesita tiempo. También es cierto que los equipos que tienen claro a lo que jugar van siendo cada vez mejores.
¿Se puede competir en Francia contra este PSG de Mbappé?
No, no se puede. Un equipo que invierte más de 300 millones y tiene a Mbappé, probablemente el mejor jugador del mundo ahora mismo, es difícil que se pueda superar en Francia... y en Europa es complicado. Se reforzó bien, además. Firmó jugadores jóvenes franceses muy buenos, también futbolistas para las dos áreas y centrocampistas. Tiene un buen entrenador, por lo que todo hace pensar que harán un equipo súper competitivo.
Bellingham, Mbappé, Haaland… ¿Vamos hacia un fútbol más físico?
Siempre existió ese tipo de fútbol. En España disfrutamos unos años de muchísimo éxito con otro tipo de juego porque tuvimos futbolistas de otro perfil que no tenían otros países. Guardiola supo crear un futbol que a nuestros talentos les venía como anillo al dedo, y Luis Aragonés también supo verlo y sacarle rendimiento. Con un Barça que fue el mejor de su historia, y con una Selección de momentos gloriosos, parecía que sólo existía aquel estilo. Pero este fútbol de hoy en día también existía. De hecho, la forma de combatir a ese otro juego era con equipos rápidos, intensos, directos, algo que utilizan la mayoría ahora por el perfil del jugador actual.
Pero el biotipo es distinto: los Rodri o Bellingham tienen poco que ver con los Xavi o Iniesta.
Bueno, Rodri no tiene una grandísima diferencia con Busquets o Xabi Alonso. Y Bellingham es maravilloso, pero seguro que existirían futbolistas de un perfil similar al suyo anteriormente. Aquella eclosión de jugadores pequeñitos y técnicos del Barça, con la guinda de Messi, además, es difícil que la volvamos a ver. El fútbol hoy es técnico pero con mucho físico.
¿Se acaban los Messis?
No es que queramos dejar de fabricarlos, es que esos talentos surgen espontáneamente. Igual que surgieron Cruyff, Maradona o el proprio Messi. Al lado de ellos siempre hubo Zidanes, Platinis, jugadores extraordinarios, de un altísimo nivel, pero que no eran tan determinantes o espectaculares como fueron aquellos.
¿Qué le espera ahora a Marcelino?
Quiero trabajar. Venía de un año parado y trabajé tres meses… así que agotado no estoy (risas).
¿Le trastocó lo de la Selección?
Acepto las situaciones. Puedes tener más o menos ilusión por un proyecto, pero a veces las cosas no se dan. Para mí poder dirigir a la Selección siempre será un honor. Esa situación no se dio. Eligieron otro entrenador y lo acepto. Tampoco debe ser una grandísima decepción.
Emery dijo en este periódico que había dirigido a todos los clubes de España en los que consideraba que podía, ¿usted está en el mismo caso?
Estoy de acuerdo. En el Top 3 de la Liga es muy difícil entrar para técnicos como Emery y yo -y eso que Unai tiene más títulos y trayectoria que yo-, pero ya veremos lo que ocurre. Siempre puede surgir un proyecto que no preveías y lo elijas. Quizá eso le pasó a Unai con el Aston Villa. Igual tenía la expectativa de un club mayor, pero le dieron un proyecto estable y con futuro y decidió aceptarlo. En el fútbol no puedes hacer previsiones.
¿Qué hace ahora que tiene más tiempo libre?
Consumo fútbol, es mi pasión, aunque no lo analizo tanto como cuando soy entrenador. Intento coger nuevos conocimientos que me permitan mejorar. Y por supuesto quiero vivir al máximo con la familia y los amigos. Es una mezcla de disfrutar la vida y seguir ligado al fútbol.
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