Mal de altura para Benzema

Quien afirma que la Saudi Pro League es aburrida debería echar un vistazo a la segunda parte del Al Fayha - Al Ittihad, el encuentro que clausuraba la jornada 14 del campeonato asiático y que servía, asimismo, para dirimir un posible cambio de inquilino en el liderato que acabó por producirse al amparo de un guion fuera de las cábalas más lógicas. “El peligro esta noche es mental. Tuvimos una buena actuación hace 3 días, pero les dije a mis jugadores que tenemos que hacerlo de nuevo hoy”, declaró a los medios de comunicación en la previa Laurent Blanc, el entrenador de Los Tigres, haciendo alusión al pase de los suyos a las semifinales de la King’s Cup eliminando al gran dominador Al Hilal, que ha encontrado un serio oponente en Al Ittihad. Así, ese aviso, al que no atendieron los Fabinho, Rajkovic, Bergwijn, Aouar y Benzema, la constelación de estrellas que dispuso en su once inicial a falta de los lesionados Kanté y Moussa Diaby, acabó en premonición.

Colmillo suficiente para cumplir lo que parecía un trámite ante el penúltimo clasificado, pensarán. Pero nada más lejos de la realidad. Fue un primer acto con predominio de la batalla cuerpo a cuerpo y en el que la telaraña defensiva de Al Fayha consiguió enredar a Al Ittihad, que había cedido horas antes el trono liguero tras la goleada (0-5) de un Al Hilal todavía sin Neymar al Al Orubah, confirmando su recuperación con su tercer triunfo consecutivo. Karim Benzema, que dos días antes había visitado resplandeciente la concentración del Real Madrid en su ciudad, en Yeda, acabó torciendo el gesto, convertido en uno de los protagonistas de la noche. Pero por demérito. Orillado a la izquierda por obligación contextual para tratar de iluminar a un equipo donde solo aportó fluidez Aouar, el francés pasó de puntillas por el choque con el punto negro de un penalti fallado otorgado a posteriori por el VAR. Disparó con mayor obligación que convicción Benzema, que vio como Orlando Mosquera, que anticipó sus intenciones, detuvo el lanzamiento. Arabia Saudí parece haberle nublado su frecuente clarividencia desde los once metros. Desde su llegada, ha fallado cuatro de seis penaltis.

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Pero volvamos al otro gran nombre propio de la noche: Orlando Mosquera. El internacional panameño de 30 años, desconocido para el gran público, cuajó uno de los partidos de su vida. Además de frustrar a todo un Balón de Oro, exhibió un catálogo de paradas de todos los tipos, apuntándose hasta cinco intervenciones clave, incluyendo un doblete de penaltis parados. El último, por una mano que volvió a detectar el VAR, a Aouar. Ni con cambio de lanzador se solucionó uno de los grandes males de Al Ittihad. El argelino confió en que Mosquera cambiaría de lado pero no contó con que este también confiaba en su modus operandi. De nuevo, voló a su izquierda para mantener un 0-0 en el marcador que iba a cambiar Fashion Sakala. Galopó el zambiano entre trompicones para encontrar la red de un Rajkovic que no se lo creía. 1-0 en el primer minuto de tiempo añadido. Pero aún faltaba el enésimo giro de guion de partido cardíaco en el que Aouar tuvo el gol-partita en la última jugada. Bergwijn se zafó de su doble marca y encontró en el segundo palo a Al Shaqoor, que con una certera volea de primeras restableció el 1-1. Un punto que supone un mal menor para el conjunto de Benzema, igualado a casi todo con un Al Hilal ahora primero y a nueve puntos de Al Nassr, el perseguidor más inmediato. Cristiano Ronaldo se apunta a la disputa por el título.

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