Las autoridades de Indonesia buscan culpables por la tragedia
Los futbolistas de ambos equipos se someten a un interrogatorio exhaustivo para intentar esclarecer los motivos por los que se produjeron los altercados en el estadio de Kanjuruhan.
El mundo del fútbol sigue convulsionado tras la tragedia vivida en el estadio Kanjuruhan el pasado sábado en el que fallecieron 125 personas (32 niños) y más de 320 heridos. El día después fue durísimo. Jugadores del equipo local, el Arema, volvieron al lugar de los hechos para rezar por las víctimas, aún en estado de shock por lo que vivieron unas horas antes. La plantilla del Persebaya, por su parte, intentó volver al día a día, intentando aparcar de sus mentes la tragedia con un entrenamiento en sus instalaciones.
La tragedia pasa por ser una de las más importantes en la historia del fútbol. Y las autoridades intentan esclarecer los hechos para identificar a los culpables. La Policía está en el ojo del huracán. La FIFA prohíbe la utilización de gases lacrimógenos en los estadios de fútbol y, según los vídeos que han circulado por Internet, esa norma se vulneró y se utilizaron para disuadir a los aficionado ya que se calcula que unos 3.000 habían invadido el terreno de juego tras el pitido final. No obstante, ayer FIFA dijo a AS no haber novedades. Amnistía Internacional pidió que se investigara este hecho y que se pusiera ante el juez a las personas que “cometieron violaciones”.
Las autoridades están investigando a fondo. Las pesquisas se suceden. Incluso los futbolistas del Persebaya fueron retenidos ayer, tras el entrenamiento vespertino, hasta altas horas de la noche, para realizarles un exhaustivo interrogatorio, en su calidad de testigos. Los relatos de horror se sucedían. “Fueron escenas de guerra. Era un verdadero campo de batalla, parecía la guerra entre Ucrania y Rusia y no un campo de fútbol. Solo había caos y pánico”, declaró a Efe el portero brasileño Adilson.