Haaland y De Bruyne brillan en un partido memorable

City y Liverpool celebraron el regreso del fútbol de clubes a Inglaterra por todo lo alto. Fue un encuentro trepidante. A ninguno pareció afectarle el parón por la Copa del Mundo. Seis semanas después de que ambos clubes dejasen aparcados sus respectivos cursos, se midieron por tercera vez esta temporada. Fueron los de Pep Guardiola quienes empezaron presionando más, siendo más intensos y ganando. Diez minutos necesitó Erling Haaland, una de las mayores ausencias del Mundial, para ver portería. Lo hizo después de que Kevin De Bruyne demostrase que no tiene pierna mala. Centró con la izquierda desde la banda izquierda. Haaland supo dónde iba a parar la pelota cuando salió despedida de la bota del belga. Y cuando ésta salió de la bota del noruego, la trayectoria también fue fácil de adivinar. Directamente a la red. 19 partidos con su nuevo equipo, 24 goles.

Siguieron dominando los locales, que contaron con hasta seis mundialistas en su once titular. Guardiola explicó en la previa que eran quienes más ritmo y más en forma estaban. Y lo demostraron. Pese a ello, y contradiciendo lo que se vio sobre el césped, el Liverpool igualó. La zaga mancuniana desconectó y James Milner encontró a Fábio Carvalho dentro del área. Disparó de primeras, sin presión, y sin problemas para batir a Stefan Ortega.

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Se mantuvo la dinámica durante el resto del primer tiempo, pero en el inicio del segundo, los pronósticos saltaron por los aires. Riyad Mahrez puso al City nuevamente por delante con un tiro con efecto. Un minuto más tarde llegó la respuesta de otra estrella que no estuvo en Qatar. Mohamed Salah empujó la pelota después de que Darwin Núñez superase a Aymeric Laporte en velocidad. El uruguayo tuvo varias opciones para marcar, pero fue Nathan Aké quien dio la victoria a los cityzens rematando un centro de De Bruyne tras un córner poco antes de alcanzar la hora de juego. Una locura. Una eliminatoria aparentemente descafeinada, debido a las dudas sobre el estado de formas de los jugadores, tanto de los que había jugado el Mundial como de los que habían gozado de descanso.

Da igual juegue quien juegue. Los enfrentamientos entre mancunianos y liverpulianos se han convertido en un clásico moderno del fútbol inglés. Goles, emoción y tensión siempre presentes. Y garra. Quizá en exceso. Rodri y Fabinho se enzarzaron en el centro del campo a diez minutos del final provocando una tangana que se saldó con una amonestación para cada jugador. En el Etihad Stadium se midieron los dos últimos campeones de la Copa de la Liga, pero fue el Manchester City, ganador en cinco de las siete últimas ediciones, quien apeó al vigente ganador para colarse en los cuartos de final. El equipo de Pep Guardiola sigue avanzando en la que se ha convertido en su competición fetiche. Los celestes aspiran a igualar a su rival del jueves como el equipo que más veces ha conquistado el título en la historia.